#RosaPastel ¿Por qué los profesionistas están frustrados?

Jul 16, 2023

#RosaPastel muestra el descontento de los jóvenes con sus perspectivas laborales tras graduarse. Sin embargo, hay muchas cosas que deben saber para no caer en la eterna frustración.

En las redes hay un trend llamado #RosaPastel que consiste en que los jóvenes expresen su frustración porque, pocos años de haber egresado, la realidad no está cumpliendo con sus expectativas.

Así, el que hace dos años se graduó como psicólogo o arquitecto se encuentra manejando un Uber, o la persona que quería crear una empresa y dar empleo a cientos de personas está trabajando como godín.

Me llama la atención porque 1) porque no me parece que sea algo nuevo o algo exclusivo de estas generaciones: cuando salí al campo laboral hace poco menos de veinte años la realidad no era muy distinta y 2) porque esta frustración habla de de una cultura y unos hábitos (vicios) que hemos estado replicando y que no son consistentes con la realidad.

Voy a dar por sentado que el panorama socioeconómico no es el óptimo (aunque no recuerdo si alguna vez lo ha sido, sobre todo en los países del tercer mundo como el nuestro): vivimos en un país con mucha desigualdad, poca movilidad social, es más difícil adquirir vivienda que en el pasado y las nuevas y no tan nuevas generaciones no van a tener una generosa pensión (aunque, por supuesto, existe la alternativa de poder ahorrar o comprar un plan de retiro). A esto se agrega que, en muchos casos, la oferta de estudiantes de muchas carreras sobrepasa la demanda de puestos de trabajo para los nuevos profesionistas. Un panorama no mucho más desolador que el que nos tocó a la generación X, pero que existe y ahí está.

Al tiempo que el contexto es este, a los estudiantes se les vende la idea de que van a salir y van a tener el trabajo que quieren, puestos gerenciales y hasta el trabajo de sus sueños. Esto es terrible en un contexto se sobreoferta de estudiantes que adquieren habilidades que los motiva a inscribirse en «carreras de moda» y sobresaturarlas (ya saben, psicología, mercadotecnia y un largo etc), pero que no alcanzan las habilidades en STEM porque nuestro sistema educativo es magro de tal forma que suelen rehuir de profesiones «ingenieriles» que suelen tener una mejor perspectiva: ya saben, la gente cree que es mala en matemáticas cuando más bien no se las enseñaron bien.

Muchos de los videos que observé en el TikTok tienen que ver mucho con esto: un problema de expectativas no satisfechas. Los egresados tenían una idea de que iban a comerse el mundo, que con ese entusiasmo todo iba a darse de forma automática: tuve buenas calificaciones, salí al mercado laboral, le eché ganas y ¡voila! Ya tengo mi empleo-empresa-negocio soñado.

Pero, evidentemente, esto no va a ocurrir así. Incluso, en un contexto más favorable, las trayectorias profesionales suelen construirse paulatinamente y, como se suele decir, se empieza picando piedra.

Los egresados se sienten fracasados porque, al no encontrar empleo, tuvieron que ponerse a trabajar en algo que no tenía nada que ver con su carrera porque tenían que sacar para los gastos. Estos egresados, que se encuentran al inicio de una larga trayectoria laboral, sienten que fracasaron como personas y comienzan hasta a dudar de sus capacidades, cuando no es así.

El problema es que hemos construido una cultura de la inmediatez donde queremos todo ya, y a esto se le agrega que le hemos dicho a las nuevas generaciones que son especiales y merecedoras de todo. Los profesionales se sienten defraudados porque en la facultad tenían muchos dieces y el mercado no se los está recompensando. Aquí hay muchísimos malentendidos que hace que los jóvenes se crean expectativas demasiado altas.

La realidad es que cuando sales a la vida real te das cuenta que las calificaciones sirven de prácticamente nada.

Y ojo, no estoy sugiriendo que los estudiantes no se esfuercen en el aula, por el contrario.

Y mucho menos sugiero que no estudies, como por ahí lo proponen algunos pseudo-gurús.

Sin embargo, la forma de trascender tiene que ver con la capacidad de crear valor: ya sea a tus clientes, a la empresa para la que trabajas. Por más escaso y más valioso sea aquello que ofreces, mejor recompensado serás.

Y eso difícilmente se mide con una calificación. Las calificaciones no suelen medir de forma precisa el conocimiento que adquiriste en el aula y, peor aún, menos dicen sobre tu capacidad de aplicar dicho conocimiento a situaciones reales que suelen ser diferentes que incluso las versiones simuladas que se utilizan en las universidades más costosas.

Además, están las habilidades blandas que suelen subestimarse e incluso ignorarse hasta que uno se da cuenta de cuán necesarias eran. Desarrollar habilidades sociales mínimas para hacer contactos puede marcar una diferencia importante, saber cómo tolerar la frustración y postergar el placer es muy importante, trabajar mientras se estudia también es crucial.

A 20 años de haber egresado de la facultad, aprendí que la vida profesional suele ser mucho más compleja, llena de matices y vaivenes: en mi caso, de muchos detours.

¿Qué le habría dicho mi yo de 40 años a mi yo de 20 años?

No eres especial. Todos partimos de ser unos don nadie. El ser especial se gana y se construye, y no se le puede exigir al mundo que te trate como tal.

La trayectoria profesional no es lineal e incluso lo es mucho menos que en los tiempos de nuestros padres: más bien suele ser caótico. Por ello no te aferres a que tu profesión deba ser lineal o deba ajustarse a tus expectativas iniciales, lo más probable es que sea distinto a lo que te imaginabas en un principio.

Cualquier circunstancia, hasta la menos sospechada, es un aprendizaje. Un egresado de mercadotecnia seguramente se sentirá frustrado porque no encontró trabajo como analista de mercado y tuvo que ponerse a manejar un Uber. Como conductor de Uber aprenderá sobre servicio al cliente que le podrá ser útil en su crecimiento profesional.

Actualízate constantemente. El aprendizaje no terminó en la universidad. Mantente al tanto de las tendencias de tu profesión: allá afuera hay cursos en línea, diplomados, talleres o hasta maestrías.

Aprende cosas que no son de tu profesión pero pueden estar relacionadas o pueden crear nichos de valor. Constantemente observo cómo muchos profesionistas se concentran en su profesión como si no hubiera nada más allá, pero son justo los que adquieren otras habilidades que en principio parecen ajenas a su carrera que les terminan dando un perfil único y más escaso que el mercado valora más.

¿Qué te gusta hacer? ¿Para qué eres bueno? ¿Y qué de ello es demandado? Y no necesariamente será tu carrera universitaria la que responda esas preguntas sino la experiencia posterior. Si logras descubrir aquello que conteste positivamente estas tres preguntas, estarás en una muy buena posición para impulsarte profesionalmente.

Contactos, contactos, contactos. Aprende a socializar. No tienes que ser un mirrey antrero ni tienes que fingir que eres extrovertido cuando no lo eres, pero sí debes desarrollar las mínimas habilidades sociales para que puedas conocer gente y crear relaciones. Y esta labor no se limita a las relaciones físicas. Las relaciones virtuales por medio de plataformas como LinkedIn pueden ser un complemento al primer tipo de relaciones.

Fracasar es normal. Puede pasar que abriste un negocio y quebró, que no diste el ancho en un empleo y te corrieron. Mucha gente suele frustrarse cuando eso pasa, pero es parte de la vida y todo ello es parte del aprendizaje. Permítete fracasar.

Profesionalidad, ética y esfuerzo. Siempre haz tu mejor esfuerzo, sé una persona honrada, confiable y profesional. A veces, incluso haciendo las cosas bien, los conflictos profesionales, malos entendidos y tragos amargos pueden surgir. Si no haces las cosas bien, tu honor y reputación como profesionista pueden venirse abajo, y en este escenario tener muchos contactos terminará siendo hasta contraproducente porque tu mala fama se propagará con mayor facilidad.

Es válido cambiar de profesión. Mucha gente teme cambiar de profesión y se aferra neciamente a ella. La realidad es que tendemos a elegir nuestra carrera universitaria cuando todavía no terminamos de saber lo que queremos y es muy posible que la experiencia nos diga que es más conveniente darle por otro lado. Recuerda las preguntas ¿Qué te gusta hacer? ¿Para qué eres bueno? ¿Y qué de ello es demandado? La buena noticia es que haber elegido esa profesión que has decidido dejar no será en vano, incluso podrá ayudar a complementar la nueva profesión que has decidido elegir.

Imagina que estudiaste mercadotecnia,, y por alguna razón, descubriste que lo tuyo es la creación musical. Bueno, tus conocimientos en mercadotecnia ayudarán a que sepas vender de mejor forma los contenidos que estás creando.

Piensa a futuro. Muchos jóvenes quieren salir de la carrera con un buen sueldo. Al principio el sueldo es lo menos importante, lo más importante es la experiencia que vas a ganar. Y eso me lleva al siguiente punto.

Crea valor. De nuevo, parte de las preguntas ¿Qué te gusta hacer? ¿Para qué eres bueno? ¿Y qué de ello es demandado? De ahí, pregúntate, ¿qué puedo ofrecer que la gente o el mercado necesite y que haga de forma especial de tal forma que sea muy valorado? Aunado a ello se suman muchas de las cosas que mencioné, como actualizarte y estudiar constantemente para que sigas siendo igual o más valioso y tratar de crear un perfil único que sea escaso en el mercado. Asimismo, sé una persona honesta y ética en la cual la gente pueda confiar.

Tu estado mental y físico. Si tienes algún problema que afecta tu salud mental, no dudes en ir a terapia y buscar ayuda. De la misma forma, aliméntate bien, duerme bien y ejercítate constantemente. Eso va a influir sobremanera en tu desempeño profesional. De la misma forma, adquiere el hábito de la lectura (y no tiene que ser literatura afín a tu carrera necesariamente) y busca hobbies: no es nada raro que de los hobbies surjan algunas ideas profesionales.

Conclusión

Nadie dijo que la vida ni el crecimiento profesional sería fácil. Es innegable que algunos parten de una posición más privilegiada que otros, es innegable que el contexto socioeconómico ejerce una fuerte influencia sobre nuestras aspiraciones profesionales. Sin embargo, como profesionistas, los individuos siempre tenemos un margen de acción sobre el cual podemos incidir.

Si tienes poco tiempo en el mundo real y tus expectativas quedaron muy altas, piensa que te falta mucho tiempo como para frustrarte y dudar de tus capacidades, muchas cosas pueden y van a pasar. Si hoy manejas un Uber y ello no te gusta, piensa que no siempre va a ser así, apenas estás iniciando en esto. Mantén siempre la mente abierta.