Los Oscar, Hollywood y la agenda política

Feb 25, 2019

¿Por qué algunas personas critican a los premios Oscar de seguir una agenda política en las premiaciones? ¿Esto ocurre? ¿Y si ocurre, qué se debería hacer?

Los Oscar, Hollywood y la agenda política

Es completamente natural y entendible que haya un «sesgo izquierdista» (progre o liberal en el término estadounidense de la palabra) en el cine. Es entendible por varias razones:

Las personas progresistas tienden a ser más abiertas al cambio, les gusta experimentar con lo nuevo, son más creativas, son menos metódicas y, en cierta medida, más desordenadas. Son menos disciplinadas (no en el sentido de que no se esfuercen, sino que son menos apegados a seguir estructuras y a autorregularse emocionalmente). Las personas conservadoras, por su parte, suelen ser más cuadradas, más tradicionalistas, más metódicas y más disciplinadas.

Dicho esto, es muy entendible que sea a los progresistas a quienes les atraiga más el cine, la televisión y las artes. Eso no quiere decir que a un conservador no le pueda atraer (si no Clint Eastwood no haría cine), pero la proporción de los conservadores que se sienten atraídos por el cine siempre será mucho menor.

Es entendible porque el cine y la televisión generalmente requieren expresión, experimentación y alejarse de la conformidad. Lo que no es innovador tiene pocas posibilidades de tener éxito. También el cine funciona como parangón para hacer crítica social (cosa que se les da mucho más a los liberales que a los conservadores).

Por esto es común ver que sea en la televisión donde se promuevan cambios a las estructuras sociales como el matrimonio igualitario y la integración de los gays, y eso explica que los sectores conservadores generalmente suelan tener muchos recelos de los contenidos que se muestran en la televisión o en el cine a los cuales acusan de inmorales. Esto no ocurre porque exista una «gran conspiración» creada desde lo más recóndito para acabar con los valores morales, ello se explica tan solo por el hecho de que, al tener una mayoría liberal dentro del cine, básicamente buscarán reflejar e impulsar sus ideas liberales, lo cual hará que estas ideas tengan más visibilidad que las conservadoras (las cuales, a su vez, tienen más eco en otras instituciones y formas de organización como Iglesias, organizaciones familiares, escuelas creadas por organizaciones religiosas para influir sobre las élites de ciertos países).

Entonces, en las películas y nominaciones de los premios Oscar, generalmente siempre habrá una inclinación hacia lo liberal y progresista. Veremos más actores y películas con un toque progresista que obras conservadoras. Y si quienes buscan refutar esta idea diciendo que hace varias décadas las películas eran más conservadoras, esto no ocurre porque los liberales hayan «cooptado» a Hollywood, sino que esas películas ahora vistas como conservadoras por nosotros tendían a ser liberales en sus tiempos.

Pero independientemente de esta natural inclinación, hay algo cierto que algunos reclaman, y es que no es poco común que en los Oscar las motivaciones políticas influyan a la hora de nominar o premiar a actores o filmes, de hecho creo que esto se ha vuelto más marcado con Donald Trump ya que el activismo se ha vuelto más marcado. Ello se vuelve un problema porque por un lado buscan darle más visibilidad a las minorías (lo cual de entrada no me parece mal), pero en varios casos sí suelen darle más preferencia a ello que al mérito, y eso puede llegar a ser contraproducente porque puede demeritar la premiación y que, a la larga, esa intención de visibilizar a grupos antes ignorados termine generando resultados opuestos a los buscados.

Los premios que ganaron los mexicanos en este año en general no estuvieron influenciados por este sesgo, pero sí vimos otras premiaciones donde a los organizadores les dio más por premiar a lo que iba conforme su agenda sobre el mérito. Un ejemplo de ello para mí es el caso de Remi Malek (que tiene orígenes egipcios y que interpretó a un cantante como Freddie Mercury que era homosexual y murió de SIDA), quien si bien hizo una muy buena actuación en Bohemian Rhapsody, no merecía tanto el premio como Christian Bale quien interpretó a Dick Cheney en Vice.

Los organizadores deben de tener mucho cuidado con ello, porque si bien es entendible que quieran darle más visibilidad a grupos minoritarios, demerita que unos premios que se deberían regir por el éxito terminen afectados por el impulso de una agenda o por la corrección política. Deberían, a mi parecer, preocuparse más por impulsar carreras de actrices y actores de esas minorías para que su condición de minoría no sea ningún problema para crecer en Hollywood en vez de premiar a alguien por el simple hecho de ser afroamericano o gay.

Es cierto que el cine es una vía poderosa para influir culturalmente en la población, pero cuando se trata de impulsar una agenda y supeditarla al mérito, la gente lo ve, lo nota y lo percibe. Y, por ejemplo, tal vez habría sido muy injusto para Yalitza Aparicio (cuya nominación si me parece merecida) que ganara el Oscar solo para visibilizar a las indígenas, que ciertamente suelen ser las clases más oprimidas de nuestro país.