¿Por qué la idea de Taibo de subsidiar libros no es buena?

Ene 29, 2019

Incentivar el hábito de la lectura en las clases no privilegiadas es un imperativo. Pero el cómo importa mucho, y la propuesta de Taibo II me parece que tiene muchas deficiencias.

Ayer me llegaron varias críticas por mi postura hacia la propuesta de Paco Ignacio Taibo II. Como yo soy un defensor de la libertad de expresión y acepto que me critiquen, decidí escribir este artículo como respuesta a dichas críticas y con el cual busco sostener mi opinión.

Empiezo diciendo que está muy bien incentivar la lectura en la clase media baja como pretende Taibo II, de hecho urge.

Pero como es algo importante y urgente, no es algo que se pueda dejar a la mera improvisación y ocurrencia. Incentivar la lectura no es algo muy fácil, se requiere de políticas públicas y estrategias focalizadas donde se acerquen los libros a los barrios populares, donde se organicen eventos que incentiven la lectura, donde se abran bibliotecas para que esta gente pueda ir a leer sin ningún problema. Es decir, hay que llevarles la cultura, acercárselos.

Cualquier política pública que parte de la idea de que «la gente no compra libros porque son caros» no se sostiene y no parece haber evidencia empírica que demuestre que esa sea la razón más importante y no otras. La muestra son los hábitos de lectura en los niveles socioeconómicos que sí tienen el poder adquisitivo, que si bien leen más en general, la verdad es que los números siguen siendo paupérrimos. El 42% de la clase media baja no lee absolutamente nada y entre el 20% y el 25% de la clase media y alta tampoco (y cuando hablo de nada me refiero ningún solo libro al año). Eso no quiere decir que el resto tenga el hábito de la lectura inculcado, sino que «sí ha leído libros», lo cual es distinto.

Incluso la clase media lee un poco más que la clase alta, siendo que esta última tiene mayor poder adquisitivo. Lo cual también refleja que las diferencias no están necesarias ligadas al ingreso sino a otras razones.

Y las diferencias que se muestran ahí no se explican necesariamente por el costo de los libros, sino también por muchos otros factores culturales. Uno en el que quisiera hacer hincapié es la calidad de la educación que recibe la gente de clase media baja, la cual es de muy mala calidad, donde los niveles de analfabetismo funcional (que pueden leer pero no comprenden del todo aquello que leen) son preocupantes. Estos problemas suben las barreras de entrada hacia el hábito de la lectura. ¿Por qué no mejor entonces insistir en que la gente que no vive en una posición de privilegio tenga una educación digna?

Luego viene el gran problema de la ubicación. La gran mayoría de las sucursales del Fondo de Cultura Económica se encuentran en colonias de clase media, media-alta, no en barrios populares. Lo mismo ocurre con otras librerías como Gonvill o Gandhi que venden algunos de los libros del FCE. La mayoría de las sucursales del FCE están en la Ciudad de México. Otras ciudades como Guadalajara, Monterrey y León solo tienen una sucursal y en su conjunto no abarcan toda la República Mexicana. Mucha de la gente de clase media-baja ni siquiera se va a enterar de ello a menos que el gobierno inunde los medios con spots anunciando la medida, y quienes sí se van a enterar más son quienes ya van a las librerías y tienen los recursos para estar comprando libros. La gente con más recursos, que puede desplazarse de forma más rápida y que está acostumbrada a comprar libros en esos establecimientos, naturalmente va a resultar mucho más beneficiada.

Y la realidad es que los mayores beneficiados son quienes ya tienen el hábito de la lectura y que son de clase media o media alta, son ellos quienes comprarán más libros. Si yo voy al FCE y me percato de que hay varias colecciones de libros con ese descuento, no voy a comprar uno sino varios, mientras que una persona de clase media-baja solo va a comprar uno o dos.

Entendiendo esto, el subsidio será utilizado más por personas que ya tienen poder adquisitivo que por gente de clase media-baja. La mayor parte del subsidio irá a quienes en realidad no lo necesitan, con lo cual estamos hablando de un subsidio muy regresivo que en vez de crear una sociedad más igualitaria puede terminar reforzando las estructuras vigentes.

¿Por qué este subsidio no se emplea de forma focalizada de tal forma que solo se beneficien de él esos sectores a los que se quiere apuntar? ¿Por qué no se utilizan esos recursos para incentivar la lectura de muchas otras formas? ¿Por qué no construir bibliotecas en barrios populares, lo cual además puede servir para regenerar el tejido social?

No dudo que Paco Ignacio Taibo II tenga buenas intenciones, pero a la hora de gobernar estas sirven de poco si no están acompañadas de un buen plan de acción, el cual brilla por su ausencia.