Xóchitl Gálvez ganó la presidencia ¿Ahora qué sigue?

Sep 3, 2023

Xóchitl Gálvez acaba de ganar la Presidencia en una elección apretada frente a Claudia Sheinbaum. ¿Qué es lo que sigue? Lo que sabemos es que lo que viene para ella no será nada fácil.

Dirán que me estoy «anticipando demasiado», que estoy echando las campanas al vuelo o que ninguna ingesta excesiva de fentanilo combinada con psicodélicos justifica mi daydreaming.

Pero mi ejercicio no es una oda al positivismo ingenuo y excesivo. Por el contrario, lo que haré aquí es hacer un ejercicio de imaginación para dimensionar qué es lo que Xóchitl Gálvez tendría enfrente si lograra la muy difícil (mas no imposible) encomienda de ganar la presidencia.

En realidad no es este el texto más optimista, sino uno que trate de aterrizar un poco en la realidad que generalmente se suele pasar por largo ante el entusiasmo de las campañas y el anhelo por un cambio (al cual, sí, el elector suele incluir su dosis de daydreaming).

Imaginemos que es el 1ro de octubre y Xóchitl llega al Congreso de la Unión a recibir la banda presidencial. No será López Obrador quien se la dé, ya que él decidió no reconocer el resultado adverso a Claudia Sheinbaum. Pero ella ahí estará, de una forma atípica, y ante la protesta de los congresistas de MORENA que posiblemente replicarán lo ocurrido en el 2006. Tal vez veamos a Citlalli Hernández gritarle «botarga, peona de Claudio X González», pero, al final, ella relevará a López Obrador en la silla presidencial.

Xóchitl llega a la silla presidencial en medio de un país polarizado. La hidalguense ganó con el 45% de los votos. Claudia Sheinbaum, que hizo una mala campaña por su falta de carisma y alguna declaración desafortunada de su «estratega de campaña» Andrés Manuel López Obrador y que, a pesar de ir ganando en la mayor parte del proceso electoral, cerró con el 43.5%. Patricia Mercado de MC obtuvo 7% de las votaciones y Eduardo Verástegui, candidato independiente impulsado por debajo del agua por el oficialismo para rebatarle a Xóchitl votos desde la derecha, obtuvo el 3.5%.

La primera pregunta de todas es. ¿Xóchitl gobernará desde Palacio Nacional? Regresar a Los Pinos, convertido en un espacio público, mandaría la señal de retorno a los gobiernos pasados. Quedarse en Palacio Nacional (el cual es más ostentoso que los propios Pinos) negaría una ruptura con el régimen actual. Claro, no son más que simbolismos, pero estos importan a la hora de gobernar.

El Congreso

La segunda pregunta tiene que ver con el Congreso. Al sentarse en la silla presidencial, Xóchitl encontrará que está lejos de tener mayoría en las cámaras. El Frente tiene los mismos escaños que MORENA y sus aliados mientras que el resto son para MC que, recordemos, trata de venderse como tercera «alternativa» y estará lejos de ser un cercano aliado.

Difícilmente Xóchitl logrará hacer reformas constitucionales a menos de que logre convencer a MORENA y a una parte del Frente, lo cual se ve demasiado complicado. Es posible que MORENA trate de boicotearla por sus deseos de regresar al poder a como dé lugar.

Ahí no termina el problema para ella. El Frente no es una cosa homogénea, es un conglomerado de tres partidos (bueno, técnicamente dos) que no necesariamente irán en bloque en todo lo que se discuta y que incluso podría «disolverse» estando en el poder. Es posible que Xóchitl necesite mucha capacidad de negociación. ¿La tendrá?

En resumen, parece que en el Congreso no va a tener mucho margen de maniobra y prácticamente se va a tener que olvidar de reformas constitucionales donde necesita mayoría calificada, a la vez que necesitará negociar en la mayoría de los casos para obtener mayoría simple. De lo contrario, podría sufrir una parálisis como la que aquejó a Fox en su gobierno y sufrir una rápida decepción por una parte de quienes la apoyaron.

Las obras faraónicas

La tercera pregunta tiene que ver con las obras faraónicas del régimen. El AIFA está terminado pero está bastante subutilizado, al punto en que López Obrador tiene que coercionar a las aerolíneas para que lo usen. Difícilmente Dos Bocas estará completamente operacional cuando ella llegue a la Presidencia y el Tren Maya ya estará bastante avanzado.

Es de notar que estas obras fungen también como simbolismos del gobierno obradorista y se perciben como su legado.

Seguramente su gobierno concluirá el Tren Maya, no veo gran problema a ello (el daño que esta obra causó ya está hecho). La pregunta es ¿qué hará con el AIFA, un aeropuerto definido por ella misma como regional? ¿Retomará la construcción del aeropuerto cancelado en Texcoco? ¿Qué pasará con Dos Bocas y qué estrategia se llevará a cabo para sacarle el máximo provecho ya que no se le puede dar marcha atrás? Por el estado de las finanzas públicas que va a recibir tal vez no deberíamos hacernos muchas ilusiones al respecto.

Los programas sociales

Xóchitl ha reiterado que no va a cancelar las ayudas a las personas de la tercera edad ni Jóvenes Construyendo al Futuro. La duda es ¿qué modificaciones les va a hacer?

¿Qué pasará si ella encuentra que las ayudas a las personas de la tercera edad y que son universales no son financieramente sostenibles a largo plazo? Dado que este programa tiene, en parte, fines electoreros, no será muy popular hacerle modificaciones para acotarlos a las personas que más lo necesiten.

Jóvenes Construyendo el Futuro es, por decirlo de alguna forma, una buena idea bastante mal ejecutada. ¿Qué cambios hará el gobierno de Xóchitl Gálvez para que funcione bien y logre su cometido? Hasta ahora, se ha limitado a decir de forma escueta que piensa incluir programación y código (lo cual está muy bien).

¿Va a retomar un modelo como el de Oportunidades que, con sus deficiencias, era un programa funcional y que incluso era ejemplo para muchos economistas y políticos inclusive de izquierda como el propio Lula da Silva y su «Bolsa Familia»?

Educación y ciencia

Dados los cotos de poder (sindicatos y demás) detrás de la educación y a los que todos los gobiernos tienen que enfrentarse ¿Qué hará Xóchitl Gálvez para reformarla y mejorarla? ¿Qué hará con la «Nueva Escuela Mexicana»? ¿La eliminará por completo y regresará a la lógica anterior retomando la lógica de la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto (tómese en cuenta que no tendrá mucho margen de maniobra en el Congreso)? ¿O hará modificaciones no muy sustanciales?

Álvarez-Bullya se ha encargado de destruir al Conacyt: se han eliminado programas de becas y muchos de los recursos que iban destinados a sus propósitos, así como diversos fideicomisos, han sido desviados a otros menesteres (como esas obras faraónicas). ¿Qué hará Xóchitl Gálvez al respecto? ¿Reconstruirá la institución? ¿Se restaurarán los programas de becas que fueron eliminados? ¿Se le regresará al CIDE la «autonomía de facto» que le fue removida para imponer a un director espurio para así tener control sobre ese instituto?

Seguridad y milicia

Xóchitl recibirá un país muy inseguro, infestado y violentado por el narco y, a su vez, militarizado. ¿Qué estrategia va a seguir para reducir la inseguridad que tanto aqueja a los ciudadanos? Los ciudadanos no tendrán mucha paciencia y querrán ver cambios rápidos ¿Qué hará al respecto?

También se encontrará con una fuerza militar muy empoderada y ya acostumbrada a los privilegios que le dio el régimen actual. ¿Qué hará al respecto? El poder que López Obrador le ha dado a los militares es preocupante e incluso peligroso, pero quitarle los privilegios ganados puede traer una mala reacción de su parte. ¿Cómo va a gestionar este problema? De nuevo, aquí necesitará muchas habilidades políticas y capacidad de negociación.

Salud

Xóchitl va a recibir un sistema de salud completamente deteriorado producto de las ocurrencias del régimen actual. ¿Qué va a hacer para recomponerlo? ¿Va a retomar el Seguro Popular? ¿Cómo va a solucionar el desabasto de medicamentos?

E insisto. Va a llegar al poder con unas finanzas públicas que penden de hilos. El régimen obradorista asfixió las finanzas públicas así como varios sectores del propio gobierno para poder construir sus obras faraónicas e impulsar sus obras sociales. No es como que Xóchitl vaya a poder retomar todo lo que había manteniendo aquello otro, va a tener que priorizar unas cosas sobre otras y difícilmente va a mantener contentos a todos. Posiblemente tendrá que tomar algunas decisiones impopulares para resarcir el daño que causó el gobierno actual, y naturalmente MORENA tratará de capitalizar las molestias generadas.

Sociedad y política

Xóchitl va a gobernar a un país muy polarizado. Obrador se va a ir, pero el obradorismo seguirá más vivo que nunca tanto en las cámaras como en la cultura mexicana. Los partidos del Frente (PAN – PRI – PRD) de los cuales suponemos va a recibir mayor apoyo en el Congreso no tienen mucha legitimidad frente a la población y eso puede ser un problema para ella.

El obradorismo intentará regresar por todos los medios. Harán campañas en su contra, bloquearán cualquier iniciativa en las cámaras y tratarán de boicotearla para así poder regresar al poder en el 2030.

De igual forma, recordemos que ella fue impulsada por la plataforma del Frente por México, compuesto por el PRI y el PAN (ah, y el PRD). Estos partidos no la están apoyando a cambio de nada. Con su triunfo, van a querer espacios dentro de la política, puestos clave donde tengan cierta capacidad de poder, nombramientos en el gabinete y un largo etc. ¿Cómo va a conciliar ello con su visión de gobierno? ¿Cómo va a manejar el hecho de que alguno de los partidos quiera colocar a un impresentable dentro de algún puesto clave?

Conclusión

Hay muchas otras preguntas que podrían hacerse y me extendería mucho, decidí por ello considerar aquellas que me generan más incertidumbre.

La realidad es que a Xóchitl le va a tocar gobernar en un contexto bastante complejo. De su capacidad de manejarlo dependerá el éxito de su presidencia o su fracaso acompañado del casi inevitable regreso de MORENA al poder. ¿Podrá estar a la altura del gran paquete? ¿Terminará siendo una «Fox» más? Eso lo dirá el tiempo. Será importante ver de quienes se rodea y a quienes incluye a su equipo, porque tendrá frente a sí misma una tarea titánica, recomponer lo destruido en este sexenio, al tiempo que mantenga los (pocos) logros y su gobierno no se conforme con regresar al «estado de cosas anterior», sino que proponga una nueva vía para encaminar a México hacia un estadio más desarrollado y con mayor prosperidad.