La Guardia Nacional y desabasto. Nuestras prioridades al revés

Ene 17, 2019

¿Por qué formarse para cargar gasolina durante unos días genera más indignación que una Guardia Nacional que, por su naturaleza, corre el riesgo de violar los Derechos Humanos?

La Guardia Nacional y desabasto. Nuestras prioridades al revés

Ayer, el Congreso (MORENA + PRI) aprobó la Guardia Nacional propuesta por AMLO que, de alguna forma, profundiza (aunque digan lo contrario) una estrategia que comenzó con Felipe Calderón.

Sin escuchar a la sociedad civil y a los organismos internacionales, el gobierno hizo realidad algo que podría tener muchos riesgos ya que termina de militarizar al país otorgándole tareas de seguridad pública, lo cual puede generar un aumento de desapariciones forzadas y puede constituir un riesgo para los Derechos Humanos.

Pero es curioso que esta noticia no haya merecido mucha indignación ni manifestaciones como sí lo hizo el desabasto. No vimos a los denominados chalecos amarillos (que es una esquizofrénica tropicalización de las manifestaciones en Francia que incluyeron vandalismo y saqueos traducida en personas de clase media alta que salen con lentes para que no les dé el sol) ni a movimientos similares en las calles como sí los vimos con el desabasto.

¿Por qué una medida que generará incomodidades en algunos días genera más indignación que otra que puede generar problemas más graves en el mediano y largo plazo?

La respuesta es sencilla, porque nos molesta más las incomodidades que podamos tener en nuestra vida cotidiana que las afectaciones a toda la nación en su conjunto. Es una visión muy individualista.

En realidad, parece ser que los chalecos amarillos y organizaciones similares no salieron a las calles porque estuvieran preocupados por su país, sino porque estaban preocupados por ellos mismos. Al momento que escribo esto en su fan page no hay casi ningún contenido sobre la Guardia Nacional y sí lo hay sobre el desabasto y alertas sobre cómo México se podría convertir en Venezuela.

Podría argumentarse que estas organizaciones compuestas en lo general de personas de clase media-alta ya están saliendo al espacio público. Pero eso no implica necesariamente que haya un involucramiento con el quehacer político y social del país ni el deseo de hacerlo, sino que quieren que aquello que les aqueja en lo inmediato como personas se resuelva. En su Fan Page no vemos algún ideal o alguna causa sino tan solo la solución a sus problemas inmediatos, tampoco vemos siquiera una postura o contrapropuestas. Tan solo vemos un escueto análisis a la estrategia de AMLO que no profundiza y hace muchas suposiciones. Dicho esto, es difícil esperar que de este tipo de agrupaciones pueda surgir alguna oposición real ya que son meramente reactivas.

Es evidente que el desabasto genera incomodidad, la gente tiene derecho a sentirse molesta por ello (independientemente de si éste haya sido un mal necesario para el combate al huachicol o no). Pero lo que me llama la atención es que las medidas que nos afectan como país no nos importen sino solo las que nos afectan como personas en lo inmediato.

A diferencia del combate al huachicol, la Guardia Nacional ya era de dominio público desde hace ya algunos meses, la cual recibió más bien críticas dentro de los comentaristas y especialistas y no tanto en la calle, donde solo llegó a ser abordada de forma muy secundaria y marginal por alguna de las primeras manifestaciones en contra de AMLO.

Tal vez tengan razón quienes se han atrevido a dominarnos como «liberales salvajes», todavía nos falta un buen tramo para aspirar a ser una sociedad que se involucre en lo público y que logre construir una oposición fuerte y responsable ante un gobierno que se ha encontrado sin una ni dentro de las instituciones políticas ni en la sociedad civil.