Improvisación sobre una presidencia en MX menor

Nov 23, 2018

El gobierno de AMLO, en aras de dejar atrás el llamado "neoliberalismo", pretende dejar atrás la técnica. Pero en vez de eso, quiere gobernar con base en la improvisación y la ocurrencia.

¿Les soy honesto? Me ha sido difícil seguirle el hilo a López Obrador en estos últimos días.

Nos lo ha dejado muy difícil a quienes queremos interpretar qué es lo que quiere en realidad. AMLO últimamente ha estado enviando mensajes muy vagos y tan contradictorios que ponen los pelos de punta a más de uno.

AMLO primero nos decía que se iba a lanzar contra los ex presidentes corruptos, luego prometió la amnistía. Ya como Presidente Electo nos dijo (incluso el mismo día) que sometería a consulta la persecución a dichos ex presidentes corruptos para luego decirle a Carmen Aristegui que no se debe perseguir a los de arriba porque eso significa conspirar contra la estabilidad del país. 

Nos dijo que regresaría el ejército a sus cuarteles pero después nos dijo que siempre no, que se dio cuenta «cómo estaba la cosa realmente» e incluso dio un paso adelante a la estrategia que ya había seguido Calderón y Peña Nieto. 

Todo esto sucede mientras los mercados se comportan de forma errática producto de decisiones polémicas suyas o de declaraciones de sus cercanos que luego él sale a desmentir (como el asunto de las comisiones de los bancos). Además, las señales de ambigüedad que AMLO envía no abonan mucho a la causa porque lo único que hacen es generar más incertidumbre.

Preocupa también su desdén a la eficiencia en favor de la postura ideológica. Por ejemplo, que no quieran a nadie del ITAM en Banxico por la «ideología» de esta institución, sin importar si alguien de ahí pueda tener las credenciales. Tal vez pueda ser cierto que esa institución haya estado sobrerrepresentada y que se quiera dar un cambio de giro a la forma en que opere el Banco de México, es válido. Pero de ahí negar a priori la entrada a cualquier candidato tan solo por su universidad de origen solo refleja el desdén hacia el mérito. 

Y podemos percatarnos del mismo patrón si hablamos de la postura de sus correligionarios en el Congreso hacia las afores o el mismo asunto del aeropuerto de Texcoco. AMLO siempre ha mostrado un desdén hacia la tecnocracia, pero eso no implica que decisiones tan serias deban de ser tomadas desde la ocurrencia y la improvisación. Que su gobierno apueste a ser más de izquierda no implica que propongan cualquier cosa, sino que quienes estén encargados de los asuntos de economía y políticas públicas sepan lo que están haciendo.

Yo nunca he pensado (y no pienso) que AMLO vaya a ser un Hugo Chávez mexicano. Mi temor siempre ha tenido que ver con el hecho de que su gestión se vuelva ingobernable producto de la excesiva improvisación, la impulsividad, la ausencia de sentido común cuando se trata de asuntos técnicos o económicos o la desorganización. 

Y vaya que AMLO está dándole mucha cuerda a mi temor.

Uno podría haber pensado que esas ambigüedades irían menguando después de la campaña, que ya se iría tomando las cosas en serio conforme se aproximara el día en que reciba la investidura presidencial. Pero parece que está ocurriendo más bien lo contrario, conforme se acerca el día, menos certidumbre genera y amenaza con agravar el problema cuando ya se siente en la silla presidencial.

Una presidencia basada en la improvisación y en la ocurrencia no es cualquier cosa. así como todos los caminos llevan a Roma, todos pueden llevar a una crisis política y económica, y no es necesario tomar la «ruta de Chávez», la ruta de la improvisación y la ocurrencia también te permite llegar ahí en un corto lapso. Un gobierno así puede traer consecuencias nefastas para el país ya que si algo deberían tener muy en claro es que deben conocer bien el arte que implica controlar todas las variables económicas, políticas o sociales. A veces basta un mal movimiento para que sus consecuencias sean percibidas por toda la población. Si hasta los más estudiosos y los más reconocidos llegan a fallar, ¿qué podemos esperar de políticas públicas que no fueron producto de investigación o rigor alguno? 

Y estoy de acuerdo con AMLO en que ya no puede haber tantos privilegios al amparo del Estado ni tantos enriquecidos gracias a estos vicios. Pero el problema no es lo que quiera, sino cómo lo quiere hacer. El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.