Se ha vuelto un deporte olímpico despreciar a quienes tienen un empleo fijo de 9 a 7. A esos empleados que, dicen, le han dado su libertad a una empresa o que están sometidos a esta.
Al godín se le ilustra como una persona que tiene una vida monótona con horarios fijos de entrada y salida, que carga con su credencial y su tupperware como si conformara una suerte de proletariado clasemediero moderno oprimido por el jefe burgués quien le tiene restringidas las redes sociales (aunque eso, creo que ocurre cada vez menos). El godín, se dice, no es independiente, está atado al sistema y, peor aún, algunos lo conciben como un mediocre porque «no se ha atrevido a dar el salto a la independencia», al mundo del emprendimiento o, ya de pérdida, como freelance.
El término Godínez es muy ilustrativo ya que expone al estereotipo del sujeto cuya identidad no sobresale de lo común, de la idea de la alienación del empleado cuya identidad propia queda borrada para ser parte de uno de los muchos que engrosan la nómina de la empresa. ¡Venga para acá señor Godínez y tráigase su reporte!
Muchos creen, equivocadamente, que el godinato siempre debe concebirse como un estado que puede llegar a ser necesario pero que el individuo tiene que, tarde o temprano, abandonar. Hablan sobre cómo los «grandes emprendedores» pueden ganar mucho más que un Godínez ascendido a gerente, que los primeros crean sus grandes empresas mientras que los otros trabajan para alguien más, como si eso fuera algo malo.
Pero la realidad es que no todo el mundo quiere ser emprendedor o freelance. A mí en lo particular no me gusta la vida Godínez y disfruto más ser independiente, pero tal vez sea más bien cuestión de gustos y de mi personalidad. Pero también sé que la vida Godínez tiene ventajas sobre la vida de freelancer o de empresario y muy posiblemente los Godínez valoren más las ventajas que un empleo fijo (ingresos estables, mayor facilidad para adquirir créditos por la misma razón, prestaciones, compañeros de trabajo) les da sobre la natural inestabilidad del mundo del emprendimiento o de trabajar por cuenta propia.
Este desprecio por los trabajos fijos es promocionado sobre todo dentro de las empresas multinivel que pintan a los Godínez como poco menos que esclavos; son más responsables ellos que la «cultura del emprendimiento». Son ellos los que repiten una y otra vez que «ya no dependas de alguien más», «se dueño de tu tiempo», «abandona tu cubículo y ponte a leer a Kiyosaki para que te hagas millonario». Ellos han tratado de promocionar una cultura del desprecio hacia el empleado para así lograr reclutar un mayor número de gente. Pero las empresas multinivel en realidad no están ofreciendo algo muy diferente y que no necesariamente es mejor; ya que en realidad, aunque insistan en que están «formando empresarios», en realidad ofrecen empleos con horario flexible y sin prestaciones sociales.
Hay otros que les dicen a todos que deberían ser emprendedores, pero la mayoría de los emprendedores requieren de empleados para que su negocio funcione. Estoy de acuerdo en fomentar una cultura del emprendimiento y que se crea que el empleo en una empresa no es la única opción para tener algo que comer. Me gusta la idea de que más mexicanos abran sus empresas. Pero eso no implica que ser empleado sea algo malo, en lo absoluto. Una cosa es promover alternativas y otras formas de ganarse la vida, otra cosa es estigmatizar al «empleado».
La realidad es que para muchos tener un trabajo fijo que les guste es casi una bendición, y ello no tiene nada de malo. Muchos disfrutan más desempeñándose dentro de un cubículo que fuera de él, muchos son muy ambiciosos y tienen metas muy claras (lo digo por esa falsa creencia de que el Godín lo es por su falta de ambición). Dentro de una empresa también hay retos profesionales, muchos siguen estudiando y actualizándose para aspirar a mejores puestos o desempeñarse de mejor forma en el suyo. Algunos esperan subir de puesto, otros aspiran encontrar empleo en una empresa mejor.
¿Y tiene de malo eso? ¿Por qué se les sataniza?
Algunos «Godínez» impactan de forma muy positiva en la sociedad, aunque no los veas, aunque no conozcas su nombre. Hay quienes cambian el mundo desde dentro de un edificio, quienes diseñan las estrategias o tienen las ideas que terminan teniendo un impacto positivo dentro de la sociedad.
Estigmatizar al godín es tan solo un síntoma de la incapacidad de entender que los individuos no somo iguales entre nosotros, que no todos tenemos la misma visión del mundo, que tenemos distintas habilidades y personalidades, y que a uno se nos facilita desenvolvernos de mejor forma en un ambiente más que el otro.
¿No deberíamos reconocer la diversidad en lugar de hacer desplantes de una supuesta superioridad moral que no tiene alguna razón de ser?