El Bronco es bien chingón

Abr 12, 2018

El Bronco, representación del típico mexicano tradicional machista y aventado. Es "un chingón" que está dispuesto a hacer lo que sea para buscar lo que quiere, como hacer trampa.

El Bronco es bien chingón

Hace dos años tuve la oportunidad de asistir a un encuentro de independientes organizado dentro de la FIL y que conducía Leo Zuckermann. Ahí estaban personajes como Manuel Clouthier, Pedro Kumamoto, Jorge Castañeda y, por supuesto, El Bronco. Las distancias intelectuales entre quienes se presentaban en ese encuentro eran muy grandes, pero a grandes luces, el que se encontraba en mayor desventaja era Jaime Rodríguez.

Pero El Bronco no sólo era el más ignorante, también era el que más ovaciones se llevaba. Mientras los otros candidatos debatían sobre el papel de los candidatos independientes, que consideraban más bien un complemento que ayudaría a reformar, de alguna u otra forma, el sistema partidista, el Bronco vociferaba y decía «mueran los partidos, desaparézcanlos». Los estudiantes de la Universidad de Guadalajara le seguían el juego con júbilo y le aplaudían. Era El Bronco el que hacía el show y el debate intelectual quedaba en segundo plano.

El Bronco es un showman. Es el único de los candidatos que se presenta con su mote porque es un personaje, no una persona, no un político, tampoco un candidato ciudadano. El Bronco se parece mucho al arquetipo del mexicano macho y por eso es que llama la atención. Él es de los que, como decía Octavio Paz, «no se rajan», de los que aguantan vara, los de «pecho pa’lante», que son misóginos, malhablados, vulgares, ignorantes, que no soportan a las personas que consideran débiles, entre ellos las personas con otra preferencia sexual porque son «poco hombres». 

No es casualidad que haya comenzado su campaña presidencial diciendo que «los trabajadores sí, los güevones no», con la finalidad de atacar al izquierdista López Obrador al hacer referencia al clientelismo (aunque militó casi toda su vida en un partido tradicionalmente clientelar como el PRI). Él está con los mexicanos ganones, con los que le chingan, con los fuertes, con los valientes, con los que tienen güevos, con los que no lloran. Los que reciben algún recurso del gobierno son parias, son una escoria social. 

El Bronco es aquel mexicano que, sin importar como, logra lo que se propone. La moral para él es un árbol que da moras. Cuando se refiere a los chingones no se refiere necesariamente a los que producto de su esfuerzo, espíritu ético y humano, ascienden en la pirámide social, sino los que lo hacen a como dé lugar, para quienes las consideraciones éticas son más bien un estorbo. Por eso es que El Bronco puede, sin ningún problema, hacer trampa para llegar a la boleta, porque importan los qué, no los cómo. 

El Bronco es un pragmático visceral (aunque esta definición pueda sonar un tanto contradictoria), se mueve para donde le conviene. Puede arremeter contra el PRI en la elección de Nuevo León y hablar de persecuciones para, una vez que ha obtenido el triunfo, congratularse vía telefónica con el Presidente de la República. Apenas salió del PRI (por conveniencia política) y se autonombró independiente y ciudadano tan sólo por el hecho de no pertenecer legalmente a un partido desde hace pocos meses. Califica a un político de autoritario para después intentar vetar a Sergio Sarmiento del debate simplemente porque una vez le escribió una columna crítica, e incluso su pragmatismo visceral va más allá, porque no sabemos si en realidad esto es parte de la puesta en escena. 

El Bronco sabe que no tiene posibilidad alguna de ganar la presidencia. Obtener tres o más puntos porcentuales ya sería sorpresa. Pero no está ahí para ello, él tiene una consigna y es golpear al primer lugar, a López Obrador. Ese «los trabajadores sí, los güevones no» parecería tener la intención de polarizar el ambiente y, de alguna manera, estigmatizar a López Obrador y a sus seguidores. Aunque sinceramente no sé si sea una estrategia acertada ya que si bien lograría despertar el júbilo de aquel sector adverso a Andrés Manuel, no modificaría la intención de voto de quienes votarían por el candidato, además de que en un entorno donde López Obrador está acaparando los votos producto del hartazgo con el gobierno y el sistema, veo difícil que alguien de quien ya es dominio público que llegó a la boleta con trampa y con los juegos sucios del tribunal, pueda hacer dudar a los que «piensan en votar por AMLO» ya que se le percibe como una «estrategia del sistema». 

El Bronco puede ser todo, puede ser independiente o puede ponerse al servicio del que sea porque no tiene ideología, no tiene creencias ni principios, pero lo vulgar, lo corriente y lo macho nadie se lo va a quitar, esa es la esencia de su persona y de su personaje. Es probable que hable de una «chichi» a que hable de alguna política pública. 

Porque ese arquetipo le gusta a muchos mexicanos o, al menos, les hace gracia.