La participación ciudadana y el manejo de las emociones

Mar 20, 2018

Quien pretenda cambiar al mundo primero debería tener su vida en orden. Quien se autodesprecie y esté invadida por el odio tan sólo aspira a que los demás se vuelvan desgraciados.

La participación ciudadana y el manejo de las emociones

*Este texto es un extracto tomado del libro que estoy escribiendo y que publicaré en unos meses. 

El manejo de las emociones, en particular, las emociones consideradas negativas como el miedo, la ira, el resentimiento o la frustración, es muy importante ya que va a incidir directamente sobre los resultados de las actividades ciudadanas. Las emociones negativas no son necesariamente malas ya que tienen una función específica en nuestro organismo y nuestra psique para garantizar la supervivencia de nuestra especie. En muchas de las ocasiones, alguna de estas emociones es la que incita al individuo a actuar para cambiar el estado de las cosas. Una persona puede sentirse frustrada por la existencia de muchas personas que viven en pobreza extrema, otra puede sentir miedo por la inseguridad que vive en su colonia o puede tener resentimiento algún político o grupo de poder porque su comportamiento atenta contra los intereses de la comunidad. Dichos sentimientos son completamente válidos, la cuestión es ¿qué hacemos con ellos?

Se dice en el argot popular que los sentimientos negativos pueden usarse como una suerte de palanca o impulso: “me serví de esa rabia para salir adelante”, pero es muy distinto usar dichos sentimientos como impulso a dejarse invadir y carcomer por ellos. En el primer caso, la acción implica la superación del sentimiento negativo como si se tratara de una plataforma desde la cual el sujeto se impulsa para luego saltar y dejarla atrás. En el segundo caso no, la acción está condicionada y alimentada por el propio sentimiento negativo. Quien se deja dominar por el resentimiento, el miedo o la frustración suele tener un concepto de su persona muy pobre, carece de la fortaleza espiritual y, por tanto, está incapacitado para ayudar a los demás. Este sujeto no busca tanto la superación del problema, sino que espera, a veces de forma inconsciente, que las demás personas caigan en su propia desgracia para encontrar consuelo en ello ya que no tiene la suficiente fuerza para superarse. Si el sujeto A, quien tiene una salud mental y emocional relativamente estable, se siente oprimido por C de tal forma que este último no le permite llegar de X a Y, verá a C simplemente como un obstáculo que tiene que sortear para llegar a Y mientras que, para el sujeto B, quien tiene una autoestima baja y no es dueño de sus emociones, llegar a Y no será su principal propósito, sino vengarse de C y verlo sufrir. No es que A no sienta ninguna molestia por el actuar de C, en ocasiones sentirá rabia, indignación o impotencia, pero sabrá mantener esos sentimientos a raya ya que lo importante para él es llegar a Y y no lo es sentarse a gozar cómo C sufre como sí es el caso de B. El sujeto A busca justicia, el sujeto B busca simple venganza.

El sujeto que tiene un concepto propio muy pobre también puede hundir a aquellas personas que dice tratar de salvar. Para explicar esto, recurriré a un pasaje del libro de Memorias del Subsuelo, el personaje del escritor ruso Fedor Dostoievski, un individuo infeliz quien se autodesprecia y tiene grandes deseos de venganza, y quien pretende salvar a Liza, una pobre prostituta, le dice a esta: —Te enterneciste, y hoy quieres oír más palabras enternecedoras. Pero has de saber que aquel día me burlaba de ti. Y hoy me sigo burlando. ¿Por qué tiemblas? ¡Sí, me burlé de ti! Me habían insultado durante la cena los mismos que llegaron a tu casa antes que yo. Fui allí para vengarme de uno de ellos, de un oficial, pero no me fue posible: ya se habían marchado. Tenía que descargar mi irritación sobre alguien; apareciste tú en aquel momento, y me vengué en ti, me reí de ti. Me humillaron y quise demostrar mi superioridad ante alguien. Esto fue lo que ocurrió. Pero tú creíste que yo había ido allí sólo para salvarte. ¿No es así? ¿Verdad que te lo imaginaste?

El personaje era incapaz de ayudar a Liza ya que, como él mismo lo señala, es una persona autodestructiva: ­—Soy un hombre enfermo… Un hombre malo. No soy agradable. Creo que padezco del hígado. De todos modos, nada entiendo de mi enfermedad y no sé con certeza lo que me duele. No me cuido y jamás me he cuidado, aunque siento respeto por la medicina y los médicos. —Este relato es ilustrativo en cuanto a que muestra cómo el personaje jamás había tenido la intención de salvar a Liza sino de hundirla progresivamente en su desgracia de tal forma que encontrara consuelo en ello. Si él se despreciaba, esperaba que las personas que estuvieran a su alrededor se volvieran despreciables de forma progresiva, incluso cuando Liza llega con él este se lo advierte. Ella se había vuelto, de alguna forma, codependiente de él, ya que las personas que tienen poco aprecio por ellas mismas suelen desarrollar relaciones de codependencia con otras personas que tienen un perfil similar.

Es posible que, en varias ocasiones, algunos movimientos sociales tengan este componente: es decir, que estén motivados por el odio y el resentimiento en vez del genuino deseo de crear un mejor entorno. Dichos movimientos se caracterizarán por su intolerancia, por su poca disposición al debate de las ideas y, en muchos de los casos, pueden encontrarse en los extremos del espectro político (como los movimientos de izquierda radical o ultraderecha), algunos pueden derivar en actos violentos o inclusive terroristas. En cuanto la participación ciudadana deja de tener como fin principal un cambio positivo en el entorno o en la comunidad esta deja de serlo inclusive si dicho fin se mantiene en el discurso. En ocasiones, la frontera entre lo que es y lo que no es puede llegar a ser un tanto difusa por lo cual es importante que los ciudadanos que participen activamente trabajen también en su persona y se pregunten si están en condiciones de aportar cosas positivas, ya que de lo contrario su presencia puede llegar a deteriorar una causa o, peor aún, la misma causa puede nacer viciada si quienes la componen son personas que tienen muchas dificultades relacionadas con su propia estima o están completamente absorbidas por sus emociones negativas.

Con esto no estoy sugiriendo de ninguna forma que ningún individuo que tenga problemas personales no deba involucrarse, ya que ciertamente todos los seres humanos tenemos defectos y varias dificultades a través de nuestra vida; pero sí debería esperarse que dichos problemas no rebasen o incapaciten al individuo para poder aportar cosas positivas. Una persona que se desprecia y que está invadida por el odio y el resentimiento difícilmente tendrá la capacidad de apreciar a los demás y, por tanto, estará inhabilitado para poder ayudar a los demás o a su entorno. Una organización compuesta por personas que tienen la capacidad de aportar cosas buenas podrá desatar un círculo virtuoso en sus vidas ya que el sentimiento de pertenencia, la gratificación personal de ayudar o hacer algo así como el aprendizaje que se adquiere ayuda al individuo a mejorar como persona. Lo contrario ocurre cuando dicha organización está compuesta por personas nocivas que tienden al autodesprecio, quienes sean miembros posiblemente caigan en un círculo vicioso donde se desprecien más y aumente su desprecio y su resentimiento hacia sus semejantes.