#SíAlaCiclovía, o el día en que los ciudadanos hicieron historia

Jul 10, 2017

Los ciudadanos lograron que no se quitara una ciclovía, pero detrás de ese triunfo hay una gran historia, años de esfuerzo de la sociedad civil.

#SíAlaCiclovía, o el día en que los ciudadanos hicieron historia

Fuente: cuenta de Facebook de GDL en Bici.

Hoy muchos tapatíos estamos de fiesta, no es para menos.

Lograr mantener una ciclovía que se construyó en una avenida que no es de las arterias más importantes de la ciudad (aunque por su ubicación y por los inmuebles que se encuentran en ella la hacían indispensable) puede sonar a poco, pero el simbolismo y el significado que hay detrás de ese logro lo hace algo muy grande:

Primero, porque al votar por su permanencia han sentado las bases de lo que será la postura de la ciudadanía ante los asuntos de movilidad urbana; es decir, una agenda progresista en materia de movilidad será más rentable pensando en una elección que otra más arcaica y que apueste al auto. Segundo, porque se trata de un triunfo ciudadano, producto del trabajo que varios colectivos y organizaciones han venido haciendo durante varios años en materia de movilidad.

Guadalajara, gracias a estas organizaciones de la sociedad civil (OSC), se ha convertido en una de las ciudades pioneras en materia de movilidad. La presión de dichas organizaciones ha hecho que se instalen sistemas públicos de bicicletas (MiBici), que se instalen ciclovías, que se construyan rampas en las banquetas para personas con alguna discapacidad, que se lleven a cabo vías de recreación los fines de semana para fomentar la convivencia y el deporte (Vía Recreactiva). Varias de estas organizaciones han adquirido un conocimiento sobre la materia tal que han logrado incidir en el gobierno para que se logren cambios sustantivos. Naturalmente esta tarea no ha sido fácil y ha enfrentado a muchas resistencias.

Es natural que estas resistencias existan cuando se trata de cambiar paradigmas de un modelo de movilidad orientado al automóvil a otro orientado al transporte público y al transporte no motorizado como han venido haciendo los países desarrollados. Causa resistencias porque construir una ciclovía implica que los automovilistas ya no podrán estacionar su coche en la banqueta que ahora está confinada para la ciclovía. Eso implicará para ellos que tarden más tiempo en buscar un cajón de estacionamiento, o peor aún para quienes viven sobre una calle donde se ha construido una y ya no sepan donde estacionar el automóvil que ya no cabe en la cochera. 

Pero las políticas públicas deben estar orientadas a beneficiar a la mayoría, a la sociedad a su conjunto, a veces en detrimento de los intereses de una minoría que durante décadas se había acostumbrado a dejar el coche en la banqueta o estacionarse en doble fila (minoría que, a la larga, y al haber asimilado dicho cambio de paradigma, también será beneficiada). Las tendencias en movilidad no son modas, son necesidades, y responden a la inviabilidad del modelo del automóvil por el impacto negativo que tiene en la calidad de vida. Debemos recordar que el trazo de las calles no fue pensado para albergar tal cantidad de automóviles. Como afirma Edward Glaeser, las calles de Nueva York se trazaron antes de la fabricación en serie del mítico Ford T, cuando los coches eran exclusivos para una selecta minoría y cuando la gran mayoría de las personas se movía por medio de transporte público. Muchas ciudades han decidido desincentivar el uso del automóvil para fomentar una sociedad con menos estrés, menos contaminación y para crear más espacios de convivencia. 

Ellos tuvieron un papel crucial

Fue un error someter a consulta la decisión de construir una ciclovía por el simple hecho de que al intentar cambiar un paradigma se deben romper resistencias (no llamarlas a votar). Es un error porque gran parte de los ciudadanos, sobre todos aquellos acostumbrados vivir en un modelo autocéntrico, no tienen conocimientos en movilidad y no entienden cómo este cambio de paradigma los terminará beneficiando (beneficio que naturalmente no es palpable en unos pocos días). El logro de la ciudadanía, aquella que tenía conocimiento en la materia, que impulsó el voto por el SÍ para la permanencia de la ciclovía en la avenida Blvd General Marcelino Barragán, es muestra de que la mejor forma en que las y los ciudadanos pueden incidir en una democracia es por medio de organizaciones y agrupaciones, que tienen el conocimiento para promover una agenda que será benéfica para la comunidad.

Fueron las organizaciones, ante la posibilidad de que dicha consulta «tumbara» la ciclovía, quienes promovieron el voto a favor de ésta; fueron ellos quienes informaron a la gente y la persuadieron para salir a votar. Dichas organizaciones no sólo han logrado impulsar una agenda dentro del gobierno, sino dentro del imaginario colectivo, convenciendo a los habitantes de la ciudad de la utilidad del transporte no motorizado. 

Las consultas, los referendums y los plebiscitos son atractivos dado que len da voz a cualquier ciudadano. Pero en muchos de los casos dichos instrumentos son promovidos para legitimar a un gobierno o para aprobar agendas que se sabe de antemano serán votadas de determinada forma. Incluso muchos líderes carismáticos autoritarios los promueven constantemente para legitimarse y dar la apariencia de ser un gobierno democrático. Peor aún, en la mayoría de los casos, los ciudadanos no están preparados para ejercer el voto sobre un determinado tema. Por eso es que, dentro de la democracia representativa, los ciudadanos elegimos a nuestros gobernantes para que tomen decisiones en nuestro nombre, asumiendo que ellos están preparados e informados (lo cual no siempre sucede) para tomar decisiones en su área de competencia. Por medio de las OSC y de los colectivos, el ciudadano puede incidir de mejor forma, porque éstos tienen el conocimiento necesario (en muchos casos más que el propio gobierno) para poder incidir. 

Este logro de la ciudadanía es el claro ejemplo de que se pueden lograr cambios sustanciales cuando hay voluntad y ganas, cuando se logra romper ese otro paradigma dentro del cual nos enseñaron que el gobierno tomaba las decisiones y los ciudadanos nos quedábamos callados para pasar a uno que requiere que el ciudadano se involucre en los asuntos públicos para que los cambios sucedan. Lo que pasó hoy es una muestra de ello, las cosas van a empezar a cambiar en el momento en que nosotros decidamos involucrarnos y abandonemos la apatía y el conformismo. Nada del progreso en materia de movilidad, ni las ciclovías, ni los servicios de bicicletas, ni las rampas, ni las dependencias que comienzan a remover los puentes peatonales que confinan al peatón a tomar un rol secundario donde el auto es el rey, nada de eso habría ocurrido si no fuera por la presión ciudadana, de esas mujeres y de esos hombres que decidieron dar un paso más.