Las ONG’s no están compuestas por gente frustrada, señor Carlos Mota

Abr 8, 2017

Carlos Mota arremetió contra las organizaciones de la sociedad civil. Dice que han desviado su camino por ser críticos del gobierno. Carlos Mota se equivoca.

Las ONG's no están compuestos por gente frustrada, señor Carlos Mota

Dice Carlos Mota que quienes pertenecen a las organizaciones civiles están frustrados, que su anhelo era gobernar, y que ahora, tras cumplir 50 años de edad, no lo pudieron hacer. Su diagnóstico es que como no lograron llegar al poder, se volvieron críticos con el gobierno. Carlos Mota nos alerta: debemos tener cuidado con ese «espíritu revolucionario». 

Yo tengo poco menos de 10 años involucrado en organizaciones civiles. Estuve participando en dos de ellas y actualmente soy cofundador de una organización civil. Dentro del mundo de las ONG, he podido conocer a muchas otras organizaciones de la sociedad civil, he logrado conocer bastante bien a este sector así como su diversidad (de esto hablaré más adelante).

Dicho esto, lo que dice Carlos Mota es algo completamente irresponsable; no sólo porque parece tener un profundo desconocimiento de lo que son las organizaciones civiles, sino porque está demeritando el trabajo de un sector que ha venido creciendo y haciéndose un espacio como el tercer sector, el cual complementa al sector público y el sector privado. 

Carlos Mota lamenta que algunas ONG se hayan volcado en contra del gobierno. También cree que esas organizaciones desviaron su camino porque lo que deberían hacer es limitarse a hacer diagnósticos sobre las necesidades del país.

Pareciera que Carlos Mota cree que el trabajo de las ONG se limita a hacer investigaciones, que tomar postura ante un gobierno las desvirtúa en automático. Craso error. 

Aquí es cuando hablo de la diversidad. ¿Qué es una ONG? Es una organización que no es parte del gobierno, y que busca incidir en la vida pública. Con esta sola afirmación, podemos entender que una organización, al no ser parte del gobierno y al tratar de incidir en la vía pública, puede tomar una postura de oposición frente a dicho gobierno fungiendo como contrapeso. La misma definición le da permiso a determinada ONG de hacerlo. Pero eso no significa que una ONG deba estar opuesta al gobierno ni es condición necesaria, y aquí es cuando hablamos de la diversidad que existe entre las ONG.

Por ejemplo, en la ONG de la cual soy parte, no tomamos postura alguna frente al gobierno porque nuestra causa es fomentar una ciudadanía más participativa.  Nosotros buscamos generar cambios desde la ciudadanía, y nuestro flanco de lucha nos hace imperativo no tomar una postura en ese sentido (independientemente de la postura personal de cada uno de quienes la integramos). Igualmente existen algunas otras organizaciones que tienden puentes con el gobierno. Sin comprometerse políticamente con éste, tratan de abonar por medio de la investigación para que el propio gobierno pueda tomar mejores decisiones y hacer mejor su papel. 

Sin embargo hay otras ONG que por su naturaleza, fungen como checks-and-balances del gobierno, y ese es su papel. Unas incluso cabildean para pasar leyes que obliguen a los políticos a sujetarse a mecanismos de transparencia. 

Basta dar una repasada a las organizaciones más importantes del país, así como a todas las organizaciones que he tenido la oportunidad de conocer y de formar parte para comprender la diversidad de las organizaciones de la sociedad civil: desde las think tanks que fungen como unidades de pensamiento especializándose en diversos temas, hasta colectivos de jóvenes que defienden x o y causa. Las organizaciones civiles no tienen por qué estar exentas de inclinaciones ideológicas; y así como conocemos aquellas conservadoras que buscan defender un modelo de familia, también existen aquellas liberales que defienden los derechos de la mujer tales y como lo entienden, así como los de las minorías sexuales.

Así, hay organizaciones civiles que fungen como oposición ante el gobierno o la clase política para obligarlos a rendir cuentas, que me imagino que son los que le quitan al sueño a Carlos Mota. Muchas de estas organizaciones civiles están especializados en un tema, o incluso se conglomeran para formar parte de una causa, como ocurre con el IMCO, Transparencia Internacional y otros, quienes lanzaron la Ley 3 de 3 que obligaba a rendir cuentas a los políticos.

Existen otras como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad de Claudio X González que hacen investigación e intentan exhibir los casos de corrupción en los que están involucrados los políticos. Hay unos que tienen una inclinación un poco más conservadora y otras más de izquierda y progresista, lo cual no es malo, por el contrario. Así como en una democracia esperamos que todos los sectores y corrientes de pensamiento tengan representación, también lo mismo es deseable dentro de las ONG.

Eso que molesta tanto a Carlos Mota no es una desviación de las ONG. Por el contrario, asumiendo su diversidad, es parte de la naturaleza de algunas de ellas fungir como oposición. De la misma forma, podemos percatarnos de que en Estados Unidos existen organizaciones civiles que buscan ser un contrapeso frente a la presidencia de Donald Trump

Ciertamente, sería irresponsable decir que quienes somos parte de este diverso mundo de las organizaciones civiles somos perfectos. Es cierto que se han llegado a dar casos donde alguna organización civil o algún miembro de ella participa en un acto de corrupción o se pone al servicio de una facción política. También es cierto que las organizaciones civiles, sobre todo aquellas que hacen investigación, no deben dejar el lado el rigor académico y de investigación cuando se trata de hacer una denuncia al gobierno y a los políticos. El activismo debe de quedar supeditado al rigor y no al revés.

Pero es más irresponsable, como hace Carlos Mota, hablar de una degradación del sector de las organizaciones civiles de nuestro país por actos que son en su mayoría inherentes a ellos y que no representan desviación alguna. Peor aún es acusar falsamente que quienes conforman las organizaciones civiles son personas frustradas que quisieron entrar a la política y se conformaron con las ONG; porque a pesar de que tanto la política como las propias ONG inciden en la vida pública, son dos mundos muy diferentes, y en muchos casos los perfiles son muy distintos. Quienes son parte de las ONG suelen ser especialistas en un determinado tema mientras que el político es especialista (o debería serlo) en el arte de gobernar. 

No sé si se trate de una profunda ignorancia de Carlos Mota con respecto al tema, o si más bien que su comentario tenga algún sesgo por su evidente inclinación política con el régimen de Peña Nieto (porque aunque es natural que cualquier tipo de gobierno vea con recelos a varias de estas organizaciones, esto es más notorio tanto en el PRI como con la facción de López Obrador), pero no se vale descalificar, desde el desconocimiento, a un sector tan diverso, que a base de mucho esfuerzo ha tratado de hacerse de un espacio.

Es cierto que las ONG también deben de estar sujetos a la crítica y que sus actos pueden ponerse en cuestionamiento. Pero una cosa es esa, y otra cosa es irse contra todo un sector, haciendo generalizaciones (aunque diga que no las hace) con argumentos que están equivocados desde su premisa. 

Debo concluir diciendo que si queremos que México avance, es imperativa la existencia de una sociedad civil muy fuerte que funja como contrapeso, o que funja como especialista en temas donde el sector público muestra carencias. Si alguien piensa que el papel de las ONG ante el gobierno es chiflar y aplaudir, está muy equivocado.