Mexicanos fracasando en Río 2016

Ago 8, 2016

El fantasma de los ratones verdes y el mexicano perdedor sale a flote muy pronto. Es "hora de buscar culpables", para que al término de Río 2016, olvidemos el tema por completo.

Tal vez es pronto para hacer un juicio, van apenas 3 días de competencias de las dos semanas que dura la justa olímpica, y ya veo caras largas entre los comentócratas, aficionados, o mexicanos de a pie. El ambiente derrotista vuelve a invadir nuestros pensamientos justo cuando algo que suene a triunfo nos haría bien en nuestra psique colectiva dentro de un sociedad acostumbrada a escuchar malas noticias y a sentirse pisoteada (por políticos, grupos de interés, o por ellos mismos inclusive).

Mexicanos fracasando en Río 2016

La cuestión es si esperábamos algo mucho mejor que esto, ¿Por qué deberíamos de hacerlo?

Con excepción de algún que otro comentario desafortunado, creo que linchar a los deportistas por su fracaso (como ahora ocurre con Aída Román) es algo demasiado precipitado e irresponsable. Aida Román afirmó que a pesar de no ganar la medalla y quedar eliminada, se va contenta porque hizo su máximo esfuerzo, que donde entrenó no había viento y en Brasil sí había. Un comentario que para muchos suena mediocre y posiblemente sí lo sea, aunque aún con esa «mentalidad» ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres. Se vale fracasar.

Cuando no es temporada de Juegos Olímpicos, frecuentemente compartimos noticias sobre cómo es que tal atleta tuvo que ponerse a vender no sé cuantas cosas y tuvo que costearse el camión de tercera clase para poder viajar a una competición porque el gobierno o las instituciones le dieron la espalda; o que a tal atleta la castigaron porque no la dejaron usar su uniforme, lo que iba contra los intereses económicos de los dueños del deporte. Una y otra vez, vemos notas de como pisotean a los atletas quienes no tienen apoyo, y sobre cómo los jerarcas se enriquecen.

Con este sistema, en el mejor de los casos, nos alcanza para ganar 6 medallas (no más de 1 o 2 de oro), y en el peor, ganamos una de bronce (como cuando Islas Tonga nos superó en el medallero de Atlanta 1996). Seis medallas para un país de más de 100 millones es basura.

Si las cosas se hicieran bien en nuestro país, tendríamos más arqueros buenos como Aída Román, o bien, ella estaría todavía más preparada. Pero no sólo es culpa de los jerarcas y los del negocio, la verdad es que no nos interesan las competencias de alto rendimiento más que el futbol y ver a los gringos hacer deportes gringos. Si en el futbol exigimos poco y nos quejamos mucho, en los deportes olímpicos exigimos nada y nos quejamos muchisísimo.

Y como siempre pasa, mentaremos madres de la CONADE, de Peña Nieto y de todos los que están mínimamente involucrados. Pasará el furor de las olimpiadas, y no pasará absolutamente nada, olvidaremos todo el asunto por completo.

Cierto que la asombrosa competitividad de países como Estados Unidos o China se debe en parte a cuestiones geopolíticas, pero también son competitivos porque sus instituciones funcionan, porque trabajan lo suficientemente bien como para preparar atletas de alto rendimiento. Estos países han logrado una cultura del deporte muy impresionante, una cultura que nos hace demasiada falta en nuestro país.

Y nos hace falta cuando en la mayoría de las escuelas el deporte brilla por su ausencia. Varias de ellas con infraestructura adecuada. La educación física consta de dar vueltas a la cancha de la escuela y premiar al que tarde más en cansarse.

Por eso me pregunto si es que en estos 4 años que dividen a unos Juegos Olímpicos de otros nos preocupamos por ello. Y la respuesta es no.

Un ejemplo claro de cuando se opta por adoptar una mentalidad más proactiva es Jalisco. Este estado que se ha preocupado más por el deporte que las demás entidades cada año gana la olimpiada nacional, es líder contundente, por lo tanto es el estado que más competidores llevó a Río (21) y en Londres, 3 de las 7 medallas (más una cuarta, el oro de futbol donde algunos seleccionados eran jaliscienses) fueron de deportistas de esta entidad. Imaginemos que los demás estados hicieran el mismo esfuerzo que hace este estado. Si eso sucediera, que todavía sería un escenario lejano a lo óptimo, tendríamos algunos medallistas más. 10 en lugar de 6, o 5 en lugar de 2.

Un Estado corrupto y una sociedad con muy poco interés en que las cosas cambien nos tienen aquí, como un país olímpicamente irrelevante, donde las olimpiadas importan más por el dinero que se ingresarán a las arcas por el concepto de publicidad (como claro ejemplo está el mutis de Televisa y TV Azteca), y donde la indignación popular es una moda coyuntural propia de los eventos olímpicos y no una genuina preocupación por levantar el nivel del deporte en nuestro país.

No, no es un caso aislado, le escasez de éxitos olímpicos no es independiente de nuestra escasez de logros como nación, de la escasez de instituciones que funcionan, o de la de gente crítica (no criticona) que piensa que su país merece más y exige a sus instituciones.

Y a muchos les queda el saco.