Por qué no se debería de olvidar el 2 de Octubre

Oct 1, 2014

-Ya deja de quejarte, a ti ni siquiera te tocó vivir eso, ni habías nacido. -Son cosas que ya pasaron, mejor ponte a trabajar. -¿Tu crees que a un gobierno que quiere «transformar a México» se le ocurriría hacer semejante barbaridad en un mundo tan globalizado como el de ahora?. -Eso de recordar el 2 de Octubre es de chairos frustrados, mi abuelo en lugar de sumarse con esos revoltosos se puso a estudiar.

Por qué no se debería de olvidar el 2 de Octubre

Lo que duele del 2 de Octubre no sólo tiene que ver con quienes murieron en semejante masacre, tiene que ver con el hecho de que los culpables nunca pagaron. Díaz Ordaz murió cómodamente unos años después de dejar la Presidencia. Luis Echeverría a pesar de que en algún momento (en tiempos de Fox) parecería que iba a tener algo parecido a un castigo, sigue pasando la última etapa de su vida en su hogar. Los ciudadanos no recibieron ninguna disculpa del gobierno ni de los medios que solaparon dicha masacre.

Es cierto que en México nunca se vivió tanta violencia como en otros países debido a que el gobierno tendía más bien a cooptar a los opositores. El 2 de Octubre podría parecer un juego de niños si comparamos con todo lo que ocurrió en el Chile de Pinochet o la Argentina de Videla. El problema es que es una herida que no se cierra, el problema es que todo ese resentimiento que existe incluso en las nuevas generaciones, ese que motiva a algunos individuos a manifestarse violentamente, tiene que ver con eso, con ese -el gobierno se salió con la suya-. El problema es que ya es muy tarde para hacer justicia y el partido en el Gobierno ni siquiera ha mostrado un repudio frontal ante aquello que hicieron sus antecesores.

Cualquier acto de represión, o cualquier acto percibido como represión por parte de manifestantes o activistas (aunque no lo sea) es siempre relacionado con el 2 de Octubre. La matanza de Tlatlaya es equiparada con el que ocurrió en Tlatelolco y se toma como referencia para dimensionar la masacre. Y esto es muestra de lo abierta que está la herida a casi 50 años.

La Matanza de Tlatelolco fue un parteaguas dicen, fue el momento en que el futuro de México se empezó a resquebrajar, fue el momento en que la oposición afloró, pero tardó en crecer (y que tardó mucho, al punto en que pasaron 32 años para que se viviera una alternancia política que en la actualidad está en riesgo), fue el momento en que los jóvenes comenzaron a tener más importancia, fue el momento en que la gente se dio cuenta por quienes estaban siendo gobernados, fue el momento en que se comenzó a criticar al gobierno a los 4 vientos, fue el momento en que todo se trató de solucionar con manifestaciones (que su ineficacia está probada en el 90% de los casos).

Pensar en un hecho similar sería complicado en tiempos actuales, pero si nos hemos percatado que los actos de represión han aumentado peligrosamente, la censura a periodistas, gente golpeada por ser incómoda al régimen (como el caso de Silao) y actos más dignos de un gobierno autoritario e intolerante que de uno democrático como el actual dice ser.

El 2 de Octubre fue la paradójica consecuencia de esa historia mítica y heróica que nos contaron en los libros de la SEP. Libros que no tocarán el tema de Tlatelolco, o bien, lo harán de una forma escueta.