Eso de la desobediencia civil

Ene 5, 2014

La desobediencia civil es un tipo de manifestación donde los ciudadanos, de manera pacífica, desobedecen las leyes impuestas por las autoridades para expresar alguna molestia o agravio relacionado directa o indirectamente con ellas. De esta forma busca ponerse en jaque a las autoridades sin realizar ningún tipo de violencia y sin afectar en la medida de lo posible, a terceras personas. Aunque en muchos casos puede implicar una sanción o coerción por parte de la autoridad, debido precisamente a que el individuo viola alguna ley o reglamentación.

Eso de la desobediencia civil

Calificada por Norberto Bobbio como un intermedio entre la resistencia activa y la obediencia pasiva, la desobediencia civil puede estar justificada en muchos casos, mientras que en otros no tanto. La súbita aparición de actos de desobediencia civil en México está directamente relacionada con el descontento ante el Gobierno Federal y también algunos locales, como el de la Ciudad de México. También está relacionado con la progresiva (aunque todavía lenta) desaparición de la sociedad paternal y vertical. En los casos mexicanos, estos actos están relacionados con nuevas leyes, reglamentos, o modificaciones a estos que han causado inconformidad, no sólo por la modificación en sí, sino por la forma en que se ha dado.

Un ejemplo es el #PosMeSalto del Distrito Federal, donde los usuarios del Metro decidieron saltarse los torniquetes en repudio a la alza del costo del transporte. Pero el problema también tuvo que ver con la forma en que las autoridades trataron de socializar el tema. El Gobierno de Miguel Mancera lanzó una encuesta donde se afirmaba que más del 50% de los usuarios estaban a favor del alza. Naturalmente muy pocos creyeron en la veracidad de la encuesta y esto se tomó como una forma de burlarse de los usuarios.

En Guadalajara se replicó sin mucho éxito esta manifestación en una estación del Tren Ligero, debido a que el Gobierno del Estado decidió aumentar la tarifa de los autobuses, a pesar del pésimo servicio que brindan. Pero si esta tiene una coincidencia con la del Distrito Federal, es que aún con cierta mediatización de la versión capitalina, no lograron generar la suficiente masa crítica como para poder poner en aprietos a las autoridades debido a que el impacto fue marginal.

En otros casos la desobediencia civil puede ser contraproducente, sobre todo cuando no se analiza el impacto que pueda tener sobre terceros. Las manifestaciones en contra del aumento del IVA (tanto en la frontera como a algunos productos considerados chatarra) son un ejemplo claro de esto. El individuo acude a una tienda, y decide no pagar el aumento del impuesto al momento de pagar el producto. El problema es que quien resulta perjudicado es el cajero quien verá descontado ese dinero de sus ingresos en el corte de caja, o el establecimiento mismo, que nada tuvo que ver con la decisión del Gobierno, y quien, de permitir que el usuario no pague dicho impuesto, podrá meterse en líos con Hacienda, o para que no suceda esto, tendrían que pagar el IVA que el cliente no pagó de su bolsillo.

A la hora de realizar este tipo de manifestaciones, es importante asegurarse que terceras personas ajenas al conflicto no se vean perjudicadas. Pero lo más importante es saber interpretar dichas manifestaciones que evidencian un legítimo descontento de la población para con sus gobernantes quienes esperarían que legislaran para mejorar la calidad de vida de sus gobernados. Se pueden hacer críticas sobre estas manifestaciones, de hecho es necesario, pero es mejor este tipo de manifestaciones, a que como comúnmente sucede, el individuo adopte una postura pasiva, o que éste actúe violentamente, lo cual termina deslegitimando su demanda.