Lo importante no es competir, sino ganar

Abr 10, 2013

Recuerdo que en mi infancia estábamos jugando una tanda de penales contra otro equipo (yo era muy malo para el futbol, aclaro). Tenía yo el penal decisivo, pateo el balón, pega en el poste y sale. Yo con una de esas caras sonrientes pero a la vez nerviosas dije, ¡ah que bien, casi entró!. Parecía que esperaba aplausos, pero todos los de mi equipo se me quedaron viendo con cara de -en el vestidor te vamos a partir tu madre-. Mi pensamiento había sido mediocre: ¡Casi! ¡Ya merito! ¡estuvo cerca! Y esas miradas que quedaron en eso, me dieron una lección.

Lo importante no es competir, sino ganar

El famoso barón Pierre de Coubertin, fundador de los juegos olímpicos, dijo una frase sumamente tonta: Lo importante no es ganar, sino competir. ¿Por qué tonta? Porque empezando es una frase contradictoria per sé. ¿Qué significa competir? La Real Academia de la Lengua Española nos dice lo siguiente: Competir significa «intr. Luchar, rivalizar entre sí varias personas por el logro de algún fin.» Es decir, uno compite para ganar. Entonces, esa frase que dice lo importante no es ganar, sino competir, se contradice por sí misma porque al decir que lo importante es competir, entonces lo importante es ganar. Si lo importante no es ganar, entonces tampoco sería importante competir. Es como si la frase dijera: -La riqueza económica no es importante, sino ganar dinero.

Independientemente de la contradicción de la frase, lo que propuso Pierre de Coubertin es una muestra de mediocridad, más propio de un delegado deportivo con sobrepeso de la CONADE que del fundador de los Juegos Olímpicos. Cuando uno va a una competencia, va a ganar. La meta siempre es ganar. Hay quienes no pueden aspirar a una medalla pero aspiran a llegar a las olimpiadas. Podrán decir que lo importante para ellos es «competir», pero en realidad, lograr esa meta es ganar, es un deportista que se impuso sobre los otros deportistas de su país, y el premio es participar en un evento superior. Y al llegar a ese evento el objetivo no es «competir» (en el sentido de Coubertin), sino superar a los atletas que pueda superar. Aunque sepa que será casi imposible ganar el primer lugar, sabe que se sentirá mejor con el quinto lugar que con el noveno.

Entonces, si le creo a Coubertin. Iré a mi trabajo y no me preocuparé por subir de puesto, por lograr un mejor ingreso; porque lo importante es «tener trabajo». ¿De qué sirve «tratar» si no se logra el objetivo? Todos los seres humanos tenemos una necesidad innata de ser mejores en algo, de redimirnos ante los demás. Puedo ser un pobre deportista, pero me sentiré bien si la gente me ve como una persona inteligente. Podré ser tonto, pero si soy el chico que atrae a las mujeres en la secundaria (o viceversa) me sentiré bien. Quienes no logran sentir que sobresalen en algo, generalmente se terminan sintiendo frustrados y creen que son personas con poca valía. Lo peor, es que los demás los pueden percibir así. No importa en que seas mejor. Puedes ser el mejor empresario, la persona más amable, la persona más apegada a su religión. Pero todos buscamos algo.

Sí, siempre habrá una persona mejor que uno. Pero el hecho de quedar entre los destacados nos llena de satisfacción. Por eso para unos el éxito de tener las mejores calificaciones en la escuela. Por eso funciona la milicia, porque los militares se esfuerzan para sobresalir y obtener un alto rango. Por eso el capitalismo funciona mejor que el comunismo (aunque dista mucho de ser perfecto, aclaro). Todos tratamos de ser mejores. Los humanos no buscamos ser «iguales», buscamos sobresalir, en lo que sea.

Por eso considero que la frase de Pierre de Coubertin es absurda. Gracias Vince Lombardi que llegó con su versión editada y más realista. Esa frase de -Lo más importante no es ganar, es lo único- que describe mejor la naturaleza humana.

Por eso el balón que estrellé en el poste no fue una victoria. El «lo intenté» no sirvió de nada, no se reflejó en el marcador, no significó una diferencia.