Y no se acabó el mundo… ¿Contentos señores?

Dic 21, 2012

Pues ya es 21 de diciembre, ese día fatídico, y yo estoy aquí completito. A no ser que ni nos hayamos dado cuenta de nuestra muerte y estemos en un mundo paralelo donde todo es exactamente igual lamento decirte señor supersticioso que el mundo no se acabó.

Y no se acabó el mundo... ¿Contentos señores?

No entiendo, como en pleno siglo XXI, exista gente que tenga acceso a vías de información, que tiene cierto nivel de educación, siga creyendo en teorías supersticiosas como el hecho de que el mundo se va a acabar. Es cuestión de usar el sentido común, empezando porque los mayas nunca predijeron explícitamente que se iba a acabar el mundo y hablaban más bien de un cambio de era. Si esa fecha fuera real, naturalmente el comportamiento de la sociedad humana hubiera cambiado drásticamente al llegar esta fecha fatídica. Imaginen que sea cierto lo que afirman algunos, que quienes saben que se va a acabar el mundo son hombres de poder y que tienen información privilegiada, dinero, inversiones. Me pregunto como es que el comportamiento de las bolsas de valores más importantes del mundo no reflejaron comportamientos raros y sumamente erráticos producto del hecho de que los inversionistas naturalmente se van a comportar de una manera totalmente diferente si el mundo ya se va a acabar. ¡Es un absurdo!.

Desde hace tiempo nos contaron que en 2012 se acababa el mundo. Igual en el 2000, o en otras fechas. Charlatanes inventan teorías disparatadas y usan términos «científicos» para que los ingenuos les den valor a sus palabras. A veces ni eso se necesita, y posiblemente sí, hasta creyeron que Chabelo sería el último hombre en la tierra. Gente que se unió a una secta, que vendió sus casas, que afirmó haber visto ovnis en el cielo (y conozco de cerca gente que «vio» eso), o se asustaron con una imagen que subieron a Internet.

Ovnis, fantasmas, apariciones, espíritus, y demás cosas que la gente afirma que existe, o afirman que los han visto, posiblemente una alucinación, o convencerse tanto de que estas cosas existen, que terminan «viendo» cosas irreales. Todo tiene su explicación científica, la realidad es más aburrida de lo que esperan. Es más emocionante hablar de fantasmas o espíritus, que del comportamiento neuronal del cerebro que termina explicando lo primero. Es más emocionante hablar del fin del mundo, de invasiones alienígenas, que de un análisis de la cultura social arcaica que ha hecho que muchos sigan creyendo en esas cosas.

Hoy debería ser el día internacional del uso de la razón, cuando descubrimos el verdadero valor de las supersticiones, cuando el tiempo las puso en su lugar. Donde la lógica y la ciencia una vez más triunfaron sobre la especulación y la fantasía innecesaria. Donde los únicos satisfechos fueron quienes lucraron con el fin del mundo.