Los gobiernos de los países cuentan a sus ciudadanos su historia de tal forma que estos se puedan sentir orgullosos de sus raíces. Sucede en todos lados, pero en México es de notar ese maniqueísmo inherente donde se separa a los personajes en héroes y villanos, algo que inhibe la crítica y la reflexión de nuestra historia.
Después de una centuria, la pregunta sigue en el aire ¿Nos hizo justicia la Revolución Mexicana?. Un amigo mío me comentaba que a excepción de Carranza (por desgracia, dice), no veía a ninguno de los «héroes» con el mínimo perfil de estadista y le creo. Madero, el iniciador, fue el más moderado, el liberal, pero con una gran ineptitud. Zapata un hombre con una visión utópica. Los demás eran simplemente caudillos en cuyo torrente sanguíneo no fluía la democracia. La Revolución Mexicana nos sacó de una dictadura para meternos en otra, lo peor del caso es que la primera (la de Porfirio Díaz) era una dictadura que aceptaba su condición y en cierto momento afirmó que si bien, creía en la democracia, México no estaba preparada para ella: Puedo con toda sinceridad decir que el servicio no ha corrompido mis ideales políticos y que creo que la democracia es el único justo principio del gobierno, aun cuado llevarla al terreno de la práctica sea posible sólo en pueblos altamente desarrollados.
Cierto que con Porfirio Díaz existía suma represión y una desigualdad brutal. Pero también es cierto que en el sentido económico el país avanzaba por un muy buen camino y su futuro era prometedor como él afirmaba. La revolución no solo no logró traer de una forma eficaz una mayor igualdad y menos la libertad, sino que destruyó el progreso económico que se vivía con Porfirio Díaz. Es por eso que una transición más cautelosa en mi punto de vista, hubiera sido más benéfica para el país, una transición como la descrita por Gene Sharp en su libro «De la Dictadura a la Democracia». Cierto que con la Revolución los ciudadanos adquirieron más derechos, pero también es cierto que esto fue a cambio de una dependencia de la ciudadanía para con el gobierno. La Revolución Mexicana terminó reafirmando el traspaso de la cultura rígida y paternal de la Iglesia Católica, pero ahora dentro del Gobierno y el estado laico. Antes eran los Virreyes, La Virgen de Guadalupe. Luego fueron «los héroes que nos dieron patria».
Sigo insistiendo en la cuestión de la dictadura. La gestión de Porfirio Díaz era una que aceptaba su condición, pero la gestada después de la Revolución Mexicana, fue una simulación, la Dictadura Perfecta le llamó Mario Vargas Llosa. Y esa no solo tardó en ser removida por más de 7 décadas, sino que el aparato corporativo sobre la que se enquistó sigue vivo, a pesar de que ya existe una división de poderes por medio de los partidos políticos.
El gobierno de Porfirio Díaz discriminaba a los indígenas y a las clases pobres, corrían del Zócalo a aquellos que no tenían zapatos (que en esa época vaya que eran muchos). Ahora es una simulación, porque se dice que en México no hay racismo y discriminación cuando la hay a montones. Una transición gradual del régimen porfirista a uno nuevo donde fueran reduciéndose los niveles de desigualdad y gestando una apertura democrática sin lesionar el progreso económico nos hubiera situado en otro estadio. La Revolución sólo se encargó de tirar ese régimen para establecer otro. Posiblemente Madero, si hubiera sido menos inepto, hubiera podido aspirar a lograr eso. No los demás porque no tenían la convicción.
Pensar que a un siglo de distancia no podemos decir bien a bien cuales fueron los beneficios, hace que tengamos que dudar severamente de los resultados que trajo la Revolución Mexicana. Pero para hacer ese ejercicio es necesario bajar a los «héroes» de su pedestal heroico. El Gobierno sigue vendiéndolos como «lo mejor que le ha pasado al país y a quienes debemos admirar», pero si no pueden contemplar en la actualidad a un caudillo llamado López Obrador, quisiera ver la posición que tomarían quienes mandan el país y venden la historia heroica, frente a unos caudillos de armas tomar, capaz de destrozar, sí, ellos sí, la economía y la estabilidad (o lo que existe de estabilidad) de nuestro país. Posiblemente en el siglo XXII, los héroes que nos dieron patria sean el «Chapo» Guzmán, el Lazca, o los Beltrán Leyva.