Viejo PRI, Nuevo PRI. ¡Son lo mismo hombre! no le busquen tres pies al gato.
Un conocido declarado libertario se mostró optimista con Peña Nieto. Decía que podía ser un gran reformador. Que si bien su inteligencia no daba para mucho, ahí estaría su gabinete para complementar esas carencias (algo como lo que quiso hacer AMLO). Yo me mostré escéptico, y le dije que el PRI va a hacer que este país avance, solo hasta el punto en que sus intereses no sean trastocados (recordar que esos intereses afectan el desarrollo del país). El me comentó que el PRI también hizo reformas que «México necesita» y le explique que esa «apertura» salió a medias porque todas estas reformas y privatizaciones se llevaron a cabo en un ambiente de mucha corrupción. Le dije que iba a pasar lo mismo con la reforma.
Lamentablemente acerté. La reforma así se aprobó. No se aprobaron las propuestas que tocaban a los grupos de poder del PRI (sindicatos y demás). De hecho lo que no se aprobó era lo mejor de la reforma laboral, esa parte que obligaba a transparentar a los sindicatos. De igual manera ahora podemos esperar una reforma energética de tal forma que no toque al sindicato de Pemex ni a Romero Deschamps. Si hubiera una reforma educativa (porque propuesta ni hay), no se tocaría posiblemente a Elba Esther Gordillo (a menos que vaya a ser el quinazo de Peña Nieto).
Algo que empodera al PRI es el autoritarismo y el clientelismo. Uno llega a sospechar por qué el TEPJF fue tan «contundente» en su fallo al afirmar que no existía la más mínima evidencia de compra de votos, con lo cual le darían cuerda al PRI para volver a hacer esas prácticas cuando quiera. Parte de la estructura del PRI se basa en el clientelismo (sin negar que los otros partidos lo usen pero los tricolores son los campeones) y su fuerza también se basa en la ignorancia de la gente, más que en el voto razonado. Entonces eso se vuelve un botín y naturalmente no van a querer que se los quiten. Tan poderoso es su botín que es más rentable conservarlo aún estando en la oposición que pensar en renovarse.
Ningún político desearía tener el propósito de hacer que el país le vaya mal, ni creo que el PRI ni Peña Nieto desean que a México le vaya mal. El problema es que su fin principal debería ser que a México le vaya bien, y a veces parece ser que para aspirar a eso, primero tienen que saciar otros intereses y deseos; y estos intereses perjudican al país. De hecho, a Peña le conviene por obvias razones que al país le vaya bien, la situación estriba en que no les conviene tanto que les vaya bien si esto significa que tengan que sacrificar sus intereses. Así lo demostraron con la reforma laboral.
Me queda claro que uno de las cosas que «México necesita» es que todo ese aparato corporativo que dejó el PRI fuera desmantelado. El PAN no se atrevió a hacerlo, el PRD por sus errores internos, perdieron la oportunidad de hacerlo en estos 12 años. Con esto, el PRI llega a montarse en su moto a la cual no se le siente el peso de la edad. Si se hubiera hecho lo primero, no estaríamos preocupados por la llegada del PRI, porque eso hubiera significado una reconstrucción interna dentro del partido. Pero como nada cambió, seguramente seguirá usando esa «vieja motocicleta» para hacer piruetas en los pinos en estos seis años que vienen.
Por cierto, la imagen del presidencialismo hegemónico está de regreso. Solo basta con ver las imágenes que suben a las cuentas de las redes de Peña Nieto, es el mismo PRI cuyo presidente extendía los brazos, rodeado por sus cercanos bien vestidos, mostrando esa clara estructura vertical y autoritaria que tiene el PRI en sus genes.