Salvador Allende, el otro 9/11

Sep 11, 2012

Por fin, esta fecha dejan de tener ya tanto peso los atentados en Nueva York. Poco a poco pasó a ser de un aniversario luctuoso a propaganda nacionalista. Y creo que mejor sería recordar el derrocamiento de Salvador Allende en el mismo día del mismo mes hace 39 años.

Salvador Allende, el otro 9/11

Caray, me impresiona como este personaje se ha convertido en un mito contemporaneo. No niego sus buenas intenciones, pero es que Chile fue literalmente un «desmadre» cuando él gobernó. Bajo su mandato se vivió una de las peores crisis de la historia, y también en su gobierno la inflación llegó al 606% (la más alta de la historia). Simplemente el país se le fue de las manos.

Su suicidio lo convirtió en un mito. Se convirtió en un mito por la forma en la cual se llevaron a cabo las cosas. Se dio un tiro con el fusil AK-47 que le regaló Fidel Castro. Detrás de este atentado estuvo Estados Unidos que por medio de la CIA trató de acabar con el gobierno de Allende. Después del derrocamiento, Chile sufrió un régimen militar de 17 años comandado por Augusto Pinochet y patrocinado por, Estados Unidos, el país apóstol de la democracia.

La historia fue muy condescendiente con Salvador Allende y le perdonó la mala gestión al frente del país. Sobre todo con el contraste de un genocida como Augusto Pinochet que no fue perdonado por la historia, pero si fue perdonado por las instancias internacionales. Nunca pisó la cárcel, Margaret Tatcher lo recibió en el Reino Unido con gran admiración y con los brazos abiertos.

A la larga, los chilenos asimilaron el peso de la dictadura pinochetista, y debido a esto lograron salir adelante para posicionarse como una de las economías más importantes de Latinoamérica. Posiblemente el sufrir la dictadura, el tener que estar bajo un régimen autoritario y militarista, los forjó para que aprendieran a ser libres. En el pasado los chilenos no sabían ser libres. Y no se trata de sumarle méritos a Pinochet, el cual debió ser sentenciado por los tribunales internacionales por cargos de crímenes de lesa humanidad.

Las «instituciones» internacionales fueron más agraciadas con Pinochet, pero la historia lo fue con Allende. Sin Pinochet no existiría el mito llamado Salvador Allende. Y sin Allende, Pinochet no hubiera escrito su historia. Los chicago boys que usaron a Chile como conejillos de indias para experimentar con una teoría neoliberal que sería puesta en práctica en otros países, quedaron agradecidos con Pinochet. Milton Friedman seguramente lo estuvo también, aunque él lo negó.