AMLO y el futuro de la izquierda

Sep 9, 2012

AMLO nunca dejará de aspirar a ser Presidente hasta el último día de su vida. Su deseo es legítimo pero a veces parece volverse insano. Ahora ni siquiera tuvimos que esperar tres años para saber su intención, solo pasaron dos meses después de las elecciones para que anunciara (aunque sea de forma tácita) que va por el 2018. Su deseo de poder lo orilló a cometer errores graves en el 2006 y ese mismo deseo lo ha orillado a mostrarse como más mesurado.

AMLO y el futuro de la izquierda

Resulta que López Obrador decide abandonar al «Movimiento Progresista» integrado por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano, para formar un nuevo partido usando las bases de Morena. No sé como se llamará ese nuevo partido, pero si sé que cumple los requisitos para formarlo. El IFE dice que para formar un partido se deben de tener al menos tres mil miembros en al menos 20 entidades, y la cifra no debe de ser menor al 0.26% del padrón electoral. Es decir, no necesita más de 100 mil integrantes. Morena reúne todo esto, por lo cual, el tabasqueño podrá formar su nuevo partido y así desligarse del Movimiento Progresista.

En el mitin de López Obrador, podemos ver a un personaje más mesurado que en el 2006, ahora no habrá bloqueos, manifestaciones, y tratarán de buscar ser una oposición más cívica de lo que fue en el 2006. Parece que a AMLO le quedó un poco de eso de la república amorosa. Sus acciones, al menos las que ha dado a conocer, no afectarán a terceros. López Obrador habla de crear tribunales populares electorales en los estados y hacer un boicot en contra de las televisoras. También buscará transmitir sus ideas mediante cartas y volanteos.

La decisión de López Obrador A Priori al menos a mi parecer, fracturará más las izquierdas. El PRD perderá mucho capital ante su partida, y a la vez López Obrador no contará con todas las estructuras del Movimiento Progresista. Para quienes pensamos en que Marcelo Ebrard podría ser una buena opción para el 2018, esto podría representar un obstáculo. Creíamos que iba a suceder pero no tan pronto. y es que parece que López Obrador no va a descansar hasta verse en la silla presidencial. Creo que ha encontrado un área de oportunidad (si pensamos que en el 2018 el Movimiento Progresista no lo postulará). López Obrador redujo sus negativos, y parece buscar seguirlos reduciendo al tratar de no generar una imagen de radical. También el descontento actual de la gente con el sistema político le da puntos.

A pesar de lo que puede perder al ya no estar con el PRD. El hecho de que los asuntos por lo que se le critica todavía (bloque en Reforma, Juanito) quedarán ya más atrás, algo que pasó hace más de 10 años, le harían pensar en atraer votantes de centro como hasta cierto grado logró obtener en las pasadas elecciones. Tan solo tendría que aspirar a que el PRI no haga un muy buen gobierno y el descontento siga. El problema será el PRD y es donde puede venir la fractura. Si el PRD postula a Marcelo Ebrard y AMLO termina siendo candidato de su partido (porque el partido será de él y nadie más), estaremos en un dilema. Veo difícil que el PAN pueda ser un serio contendiente en el 2018, pero esa fractura podría ser aprovechada por el PRI.

Lo ideal para apuntalar a la izquierda hubiera sido que López Obrador permaneciera en el Movimiento Progresista dejando contender a las nuevas generaciones, pero sabemos que eso es algo imposible de pensar. La fractura iba a venir sí o sí. No sabemos como esto afecte al PRD. Ebrard y compañía tendrán que mostrar más liderazgo. Tienen la ventaja de que ya no serán relacionados con López Obrador, y en caso de que el tabasqueño tome una decisión polémica como lo hizo varias veces en el sexenio pasado, esta ya no afectará al PRD.

Esta separación de López Obrador tal vez sea estratégica, pero posiblemente se deba a diferencias con las otras tribus de su partido. Si bien ninguna de las dos partes estuvo de acuerdo con el fallo de la TEPJF, López Obrador optó por desconocer a Peña Nieto, mientras que en el PRD decidieron acatarlo de todas formas y optar por la vía de la institucionalidad. Es entendible la postura de ambas partes, ya que los nuevos gobernadores del PRD se verían perjudicados si trabajan desconociendo completamente al PRI.

El tiempo nos dirá que efecto tiene esta polémica decisión de López Obrador. Pero en lo particular creo que no es sano tener a tantos partidos de izquierda (serán cuatro) donde los partidos se canibalizan entre sí. A la vez es la oportunidad para que el PRD aspire a ser una izquierda «moderna» de la mano de Ebrard o Mancera. Pero a la vez dentro del gobierno de Peña Nieto, ambas posiciones serán necesarias, más porque una no tiene que ver nada con la otra.