Felipe, Felipillo, El Hijo Desobediente, Fecal. El presidente al parecer tiene muchos apodos y son fáciles de recordar, pero lo difícil de hacer es una evaluación de la primera mitad de la presidencia de Felipe Calderón.
Es difícil hacer una evaluación porque a Calderón le tocó gobernar en un momento difícil para nuestro país y para el mundo en general. Además sabemos que el presidente actualmente no tiene la misma cantidad de poder que tenían sus antecesores priístas de hacer y de deshacer lo que quisieran en el país. Ahora el presidente tiene que lidiar con poderes fácticos, con la oposición y otras entidades dentro del país para poder imponer su estilo de gobernar.
Si evaluaramos al presidente como el responsable de la situación actual del país, seguramente sería reprobado. El país sufre crisis de inseguridad, económicos (aunque los números dicen que comienza la recuperación) de liderazgo y de salud. Pero también es cierto que su antecesor Vicente Fox no atendió los problemas de seguridad, también es cierto que la crisis viene de fuera, y también muchas otras cosas que no se le pueden achacar directamente al presidente.
Pero es cierto que tampoco estamos ante un gran desempeño en la silla presidencial. El combate al narcotráfico está muy lejos de lograrse, y se están perdiendo muchas vidas en el transcurso, es cierto también que la calidad educativa ha descendido en el primer triénio de Felipe Calderón (con la complicidad de Elba Esther Gordillo), y no podemos negar que el desempeño del Presidente y del Secretario de Economía en el problema de la crisis económica mundial no ha sido muy buena, y que las reformas fiscales propuestas por el ejecutivo han castigado a quienes si pagan, y no han logrado hacer que paguen los que no lo hacen. De su mandato heredamos el malogrado IETU, y un aumento general a los impuestos.
También es cierto que Calderón no ha cumplido muchas de sus promesas. Había prometido generar empleos y lo único que ha habido son puertas cerradas, también prometió bajar los impuestos y estimular la competitividad cuando en realidad ha hecho lo contrario. Un emblema es la fotografía del cartel donde había prometido acabar con la tenencia, la cual es recordada a cada rato cuando Felipe anuncia impuestos nuevos.
Pero no podemos subestimar las cosas positivas que ha logrado en el país. Logró regresar el respeto a la investidura presidencial que con Vicente Fox había sido una broma, y también logró acabar con una empresa ineficiente como es Luz y Fuerza del Centro. También ha logrado mantener el orden en un país que es una olla de presión a punto de explotar, cuyas humaredas se llevaron a su amigo Juan Camilo Mouriño.
También ha causado polémica como con la reforma a Pemex, que fué interpretada de una forma diferente por los distintos sectores del país, y que al final no logró pasar como el quería. Y que decir de su legitimidad, la cual sigue siendo severamente cuestionada por más de un tercio de la población.
Lamentablemente el presidente se ha quedado solo, ha sido criticado por los empresarios por su reclamo a pagar sus contribuciones, ha sido severamente criticado ya no solo por sus opositores que cuestionan su legitimidad, sino por la clase media que tendrá que pagar más. Y es por eso que las calificaciones que obtiene Felipe Calderón actualmente no son positivas, y no solo lo reflejan los números, sino la estrepitosa derrota que tuvo su partido en las elecciones intermedias.
No creo que Calderón sea un mal presidente. Creo que hemos tenido que tolerar a varios mucho más ineptos que él en sexenios pasados. Pero si me atrevo a decir que su mandato ha quedado en la mediocridad, que ha sido gris. A veces suele ser demasiado decisivo, pero también suele ser demasiado titubeante en aquello donde se debe de ser decisivo. Y en estos 3 años tendrá que lidiar con una mayoría opositora en el congreso, para lo cual deberá tener un as bajo la manga, porque… the time is running out.