Cuando el arte se convierte en una puta de los dineros

Feb 24, 2008

Carlos Cuauhtemoc SanchezCarlos Cuauhtemoc Sánchez, el artista, filósofo y pensador mas importante del siglo XXI
Para que un productos sea lanzado al mercado (vamos a poner de ejemplo el famoso iPod) se realizan varias actividades para determinar como se va a realizar un producto. En el mundo moderno ya no se improvisa y se sacan productos para «ver si funcionan». Ahora toda elaboración de un producto requiere un proceso.

Para determinar como se va a diseñar un iPod y que valores agregados va a tener, se realizan estudios de mercado para determinar las preferencias del consumidor, se hace un análisis psicológico, cultural, social etc.. de este. Si bien el producto final no es totalmente determinado por estos estudios (la creatividad tiene una porción), al hacer una propuesta si se vuelven a hacer estudios para analizar la posible aceptación. No solo eso, el producto y las versiones de este están determinados en base a un serio análisis psicológico de los procesos de toma de decisión de venta del consumidor, sus necesidades etc…

Para un producto este tipo de procesos viene bien, porque se le da al consumidor el producto que quiere, y cree necesitar; no necesariamente lo que de verdad necesita, porque en estos análisis es mas importante lo subjetivo que lo objetivo, la percepción sobre la realidad.

Lo que el «american way of life» no entiende, es que el buen arte no se puede dar bajo este proceso. Y de verdad que en gran parte, la cultura americana, deja del lado la expresión humana por las oportunidades de negocio. El arte (si se le puede seguir llamando así) se convierte en una prostituta, con un buen cuerpo y semblante, pero un gran vacío en el interior.

Este «arte» instantaneo, tanto como el arte valioso, generan cierto tipo de sensaciones y sentimientos en el ser humano. Pero a diferencia del arte valioso (donde esas emociones se generan porque el autor tiene el propósito de expresar algo y compartirlo), el arte instantaneo provoca este tipo de sentimientos con el objetivo de presentar un producto atractivo para que el cliente lo compre. Se hacen estudios para analizar el perfil del consumidor, como en el primer caso, y se «fabrican» las bandas de pop o rock en base a los resultados de estos estudios. Se busca un nombre sencillo de pronunciar, para que sea posicionable (RBD por ejemplo), y se busca generar una identidad con el target. Por ejemplo, para los adolescentes incomprendidos, que se quieren rebelar contra el sistema, se crea un grupo con integrantes tatuados, peinados «emo», temas de 3 acordes, pero eso sí, con una distorsión salida de un «mesa boggie» (para quien no sepa, esta empresa fabrica los amplificadores con la distorsión mas pesada que hay en el mercado) y con la sexta cuerda afinada en Re, para que la música sea mas pesada y agresiva.

Se utilizan tendencias e ideologías que fueron genuinas en un inicio, pero que fueron absorbidas por el capitalismo estadounidense, que paradójicamente estas criticaron. Ahí salen los grupitos punk y nu-metal, hechos a la medida del cliente. Y no solo eso, incluso ven un grán negocio, en vender camisas del «che» guevara (paradójico).

En los libros la cuestión es parecida en el caso de la pseudoliteratura americana. Se buscan crear textos emocionantes, pero que no tienen ningún trasfondo; tienen el objetivo de jugar con las emociones y ofrecer sensaciones agradables, pero el texto no tiene ninguna raíz valiosa. Un ejemplo claro son los libros de auto-tortura de Carlos Cuauhtemoc Sánchez; uno los leé y cree que ya ha aprendido todo lo necesario para mejorar como persona, pero el lector cierra el libro, y se da cuenta que no tiene nada, o cree tenerlo.

Bien es cierto que a los autores del buen arte a traves de la historia no se les ha reconocido sus méritos en su momento (caso de Van Gogh o el filósosofo Arthur Schopenhauer), es a veces incomprensible que pseudoartistas sin ningún talento, y con un grán aparato mediático, tengan mas reconocimiento y admiración, que los que de verdad aportan algo a la sociedad.

Pero eso es el arte visto desde la ideología americana. Nada mas una forma de hacer negocios. No es lo mismo «hacer el amor», que «coger con una puta», y los modelos americanos nos dicen que es la segunda frase.