La sociedad civil y López Obrador

Mar 23, 2018

López Obrador no confía en la sociedad civil, lo aclaró en Milenio pero ya lo había dicho anteriormente. Fiel a su herencia priísta, aspira a tener mayor control a la hora de gobernar.

La sociedad civil y López Obrador

En Guadalajara habían desaparecido tres estudiantes. El CAAV (donde ellos estudian), estudiantes de varias universidades y parte de la sociedad tapatía comenzó a presionar ya que el gobierno parecía muy indiferente ante el caso. Tuvieron que pasar días para que el gobierno reaccionara y lo hizo porque la presión de la sociedad civil les subió el costo político de mantenerse indiferentes, hasta ese momento, el gobernador Aristóteles Sandoval dio una conferencia de prensa y se pusieron a chambear.

La sociedad civil ha logrado muchas cosas en nuestra ciudad y ha incidido de forma positiva. El gobierno de Jalisco (del PRI) estuvo organizando anualmente una glosa ciudadana en la cual presenta resultados y dialoga con los líderes de la sociedad civil, quienes emiten sus cuestionamientos y sus inquietudes. En Jalisco, gracias a la presión de la ciudadanía, se implementó la Vía Recreactiva (que ha sido posteriormente replicada en otras ciudades del país) donde todos los domingos la gente sale a hacer ejercicio o a convivir. Así mismo, los últimos gobiernos, gracias a la presión ciudadana, le han apostado a la movilidad e implementaron un sistema de ciclovías en la ciudad.

Esto pasa mientras que en Veracruz el gobernador Javier Duarte robó millones de pesos y asesinó a varios niños con cáncer al suministrarles un placebo en vez de medicamento. ¿Por qué la diferencia entre el PRI de Veracruz y el de Jalisco es abismal? Porque en Veracruz no existen contrapesos ciudadanos y en Jalisco sí los hay.

Ahora todo mundo habla de Pedro Kumamoto y los suyos. Wikipolítica, un movimiento político que ha comenzado a penetrar en el decadente sistema político para refomarlo y que, me atrevo a decir, es el único movimiento que tiene legitimidad en la mayoría de la sociedad, surgió de la sociedad civil organizada. Ah, y sin olvidar que las candidaturas independientes (con todo y que han sido manoseadas por el sistema) fueron producto de la presión de la sociedad civil.

Gracias a la organización de la sociedad civil se pudieron atender y ayudar a muchas de las víctimas del terremoto del 19 de septiembre e incluso se exhibió la corrupción de las autoridades. Hoy, hay personas vivas gracias a la sociedad civil que se organizó para rescatar a las personas atrapadas en los edificios colapsados. También, gracias a la sociedad civil, es que se habla de la necesidad de un fiscal independiente. Gracias a la sociedad civil es que los políticos se sienten orillados a presentar su declaración patrimonial. 

Fue a la presión de la sociedad civil que conocimos la mayoría de los escándalos de corrupción de este gobierno. La Estafa Maestra fue un ejercicio periodístico de la sociedad civil y medios digitales como Animal Político. Duarte no estaría preso si no fuera por la sociedad civil que fue quien hizo las investigaciones pertinentes. 

Hasta el mismo Teletón, que por cierto, no es de Televisa, ha logrado rehabilitar y dar una vida más digna a miles de niños. Tan cierto es, que Gerardo Fernández Noroña fue a uno de los CRIT y reconoció la labor que se hace ahí. 

Y eso que la nuestra es todavía una sociedad civil incipiente, una a la que todavía le hace falta crecer mucho. 

Cuando AMLO dice que le da desconfianza «eso que llaman sociedad civil», les está dando la espalda a todos esos mexicanos y mexicanas que han trabajado incansablemente en favor de la sociedad, que han marcado una diferencia. 

¿La sociedad civil es infalible? No ¿Puede llegar a ser cooptada? Sí. Y casos existen. Pero son la excepción y no la regla. Incluso es la propia sociedad civil y no los partidos de oposición los que han sido el contrapeso del gobierno actual.

Dicen que las palabras de López Obrador se malinterpretaron, que él dijo «eso que llaman sociedad civil e iniciativas independientes» como si se refiriera a caso muy específicos. Pero hay que volver al pasado para darse cuenta que no es la primera vez que hace este tipo de declaraciones. A Eduardo Buscaglia le dijo que no veía conveniente darle a los ciudadanos la posibilidad de ver los gastos del gobierno para combatir la corrupción porque eso le daría mucho poder a la ciudadanía. También desdeñó en su libro «La Salida» al IMCO y a quienes organizaron la Ley 3 de 3, y no olvidemos cuando en la marcha contra la inseguridad cuando era Jefe de Gobierno, señaló como pirrurris a los manifestantes. Lo mismo se puede decir de las «iniciativas independientes» (si es que se refiere a las candidaturas independientes por el hecho de que en las elecciones presidenciales se utilizaron por el mismo sistema) cuando desdeñó a Pedro Kumamoto porque, dice, no confiaba en los independientes. 

Podrán tener razón sus seguidores al decir que el gobierno actual ignora y desdeña a la sociedad civil, lo cual queda probado con los intentos de espionaje a varios miembros de organizaciones civiles. Seguramente, eso que dijo AMLO, Peña Nieto lo ha pensado una y otra vez dentro de su cabeza. Pero que el gobierno actual se comporte de una u otra forma no implica que AMLO no lo haga y no implica que no nos debamos preocupar ante un candidato, que va en primer lugar, que muy posiblemente gane la presidencia, y que da evidentes muestras de que su relación con la sociedad civil será muy ríspida. Habla, en su libro, de convocar a la ciudadanía, a académicos y a expertos para crear eso que llama «la constitución moral», pero a la vez dice desconfiar de ella. 

Tal parece ser que López Obrador es un hombre quien pretende tener el control de todo. Por eso es que él cree que basta con que él no sea corrupto para que los demás no lo sean; por eso cree que el presidente debe saber el número de homicidios: delegar responsabilidades no es su fuerte. Si bien, no creo ni sugiero que se vaya a convertir un dictador como unos dicen, sí tendremos en el poder a un hombre que no se sentirá muy cómodo con los contrapesos y que no será muy fiel a los principios democráticos. Posiblemente su concepción del poder tenga que ver más con su herencia priísta donde el gobierno debe llevar la batuta y el papel de la sociedad debe ser más bien limitada. 

López Obrador se equivoca ya que hay abundante literatura que muestra que los países menos corruptos son aquellos que tienen mayores contrapesos, ya sea dentro del propio poder político como dentro de su relación con la ciudadanía. López Obrador no cree en los contrapesos porque sospecha de ellos, cree que dentro de ellos hay necesariamente un interés oculto. Algunos de sus seguidores aseguran que la sociedad civil en México obedecen a intereses particulares o del sistema y por tanto la desdeñan. No creen en el poder transformador de la sociedad civil sino en la voluntad de una sola persona, como si esto bastara para terminar con todos los problemas que nuestro país tiene. 

Para muchos estas declaraciones pasan desapercibidas, pero para mí no; porque he trabajado en la última década de mi vida en organizaciones civiles y conozco la capacidad que tienen de incidir de forma positiva dentro de la sociedad, porque López Obrador representa un retroceso en la relación que los ciudadanos deben de tener con el gobierno, donde el gobernante sea un servidor público sujeto a cuentas y que genere las condiciones para que los individuos puedan desarrollar su proyecto de vida.

El problema de AMLO no es que sea de izquierda, se pueden implementar políticas de izquierdas redistributivas acorde a la realidad actual. El problema de López Obrador es que pretende regresar al pasado, a un pasado que ya no existe, y un pasado, que valga la pena decir, no es recordado de la mejor forma por la mayoría de los mexicanos. 

Como lo vengo diciendo, yo no creo que AMLO convierta a México en Venezuela. Pero eso no implica que no hayan riesgos. Y estas declaraciones, al menos a mí, me muestran que sí hay cosas un tanto preocupantes dentro de la candidatura del tabasqueño.