Todos ven a López Obrador en Los Pinos

Feb 23, 2017

López Obrador tiene muchas posibilidades de llegar a Los Pinos. Todos lo ven como el siguiente presidente y por eso muchos grupos de interés se están alineando.

El poder tiene efectos gravitatorios, tiende a atraer lo que encuentre a su paso: personas, empresas, y a veces hasta ideologías. 

Si muchos actores se están alineando a un candidato, -es decir, están siendo atraídos hacia él-, es símbolo de que dicho candidato, como si se tratara de un astro que acumula masa, está acumulando poder. Y la razón por la que sucede esto es por las amplias posibilidades que tiene de ganar la presidencia en el 2018.

Yo no he escuchado, por ejemplo, de actores que se sumen a la campaña de Margarita Zavala y la respalden públicamente, tal vez algún futbolista por acá, algún opinador, pero no algún personaje o institución que tenga peso político o capacidad de influencia. Eso tampoco sucede con Osorio Chong, ni Miguel Mancera o Pedro Ferriz.

En cambio con López Obrador ya se han sumado el polémico empresario Alfonso Romo y el presidente de Fundación Azteca Esteban Moctezuma. Dicho sea de paso, es muy probable que TV Azteca termine decantándose -como lo hizo en 2006- por López Obrador. Si a estos actores sumamos a Carlos Slim, quien siempre ha apoyado a AMLO, veremos no solamente la paradoja de que grandes empresarios apoyan al izquierdista sino a personajes a quienes se les podría relacionar con la «mafia del poder».

El día de antier, Carmen Aristegui, a quien algunos -sobre todo las plumas que escriben a favor del gobierno actual como Alemán o Hiriart- acusan de ser la vocera de López Obrador y de trabajar por sus intereses, criticó duro al tabasqueño por las nuevas alianzas y lo llamó el «candidato del establishment«. Carmen, quien en su faceta de opositora al establishment -en eso coincidía con AMLO y era la razón por la que ella le daba voz a un López Obrador que tuvo por un momento que enfrentar la hostilidad de los medios mainstream- ahora considera que AMLO está adquiriendo compromisos con un sector de la «mafia del poder».

Algunos pueden ver en este cambio de postura una «moderación» del candidato. Algunos posiblemente se convenzan de que López no será ningún radical y no manejará la economía de forma irresponsable. Otros -tal vez los menos, dado que López Obrador al ser el único líder político que representa una oposición y preferirán engañarse y justificarlo- se sentirán traicionados por aliarse con quienes antes podrían considerarse enemigos. Otros simplemente nos quedamos en la incertidumbre al ver un acto de ambigüedad donde no sabemos a ciencia cierta como gobernará el tabasqueño si es que llega al poder.

Ambigua también es su postura donde por un lado habla de moderación y pide apoyar al presidente Peña Nieto, pero por el otro descalifica y es intolerante quien lo critica como lo hizo con Martín Moreno -aunque coincido con él en que Martín Moreno es un pésimo escritor-.

Ahora todo mundo habla de López Obrador, lo invitan a todos los foros -hasta en Televisa-, dan amplia cobertura a su visita a Estados Unidos donde dice, defenderá a los migrantes y hará lo que el gobierno de Peña Nieto no se atreve a hacer -como demandar a Trump ante la ONU-, y algunos ya hacen campaña en su contra. El trato que hacen los medios, los actores políticos y empresariales al tabasqueño es el que corresponde a un candidato que es visto como el natural sucesor de Peña Nieto en Los Pinos. 

Todos saben que el contexto -nacional e internacional- está beneficiando enormemente a López Obrador que tuvo la fortuna de ser candidato en tiempos de una clase política desacreditada y de la presencia de un presidente nacionalista en el país del norte, así como de la ola de voto antisistema crece en Occidente. 

De este modo, los actores se sienten orillados a tomar cualquiera de las siguientes dos decisiones: Alinearse a López Obrador entendiendo que es el sucesor natural y que es quien tendrá la mayor cantidad de poder político en el sexenio, o postrarse como fuerte opositor esperando que López Obrador se frustre solo -como ya ha sucedido- la candidatura.

Así están las cosas. Así se mueve el poder, López Obrador es un astro que crece de tamaño y empieza a atraer todo lo que ve a su paso. Si no surge desde la candidatura independiente un liderazgo que despierte pasiones y aproveche bien el descontento de la clase política y si López Obrador no termina cometiendo errores graves, será un hecho que el tabasqueño llegará a Los Pinos.