Elon Musk vs Robert Kiyosaki. Las dos caras del capitalismo

Nov 11, 2016

Los dos son capitalistas, pero su filosofía es diferente. Uno colabora con el progreso de la sociedad, el otro solamente piensa en el dinero.

Del capitalismo siempre se ha hablado y escrito. Algunos lo señalan como el culpable del ascenso de Trump al poder -afirmación que considero parcial y algo tramposa-. Cuando hablamos de capitalismo, deberíamos de hablar de «capitalismos». Es decir, se sobreentiende que el capitalista tiene dinero, pero otra cosa es lo que hace con él. Y dependiendo de lo que haga con él, es que el capitalista contribuye o no a la sociedad.

Hoy voy a hablar de esas dos formas de capitalismo, y para eso me permití traer a colación a dos «gurús», figuras que son admiradas por distintos tipos de personas con perfiles diferentes, pero que buscan, muy a su manera, el éxito.

Elon Musk vs Robert Kiyosaki. Las dos caras del capitalismo

El primer perfil es el del capitalista acaparador. El fin primero y último de este capitalista es acaparar dinero. El dinero es un fin, el dinero le proporciona status, autoestima y autorrealización. Este capitalismo acapaparador es el que representa Robert Kiyosaki, cuyo libro, «Padre Rico, Padre Pobre» invita a la gente a cambiar su relación con el dinero para ponerlo literalmente al centro de su vida.

El segundo perfil es el del capitalista emprendedor. El fin último de este capitalista no es acaparar dinero. Lo acapara porque lo necesita como medio para un fin posterior. El dinero no lo autorrealiza, sino un proyecto de un espíritu más elevado. El capitalista emprendedor es un soñador, desea hacer algo importante en este mundo y pone su capital en ello.

El capitalista emprendedor sueña con crear su empresa, sueña con ejecutar su proyecto o inventar algo. Elon Musk es el claro ejemplo. Después de haber cofundado Paypal, lanzó su marca de automóviles eléctricos -y ahora autónomos- Tesla, y también su empresa espacial SpaceX, cuyo propósito ulterior es llevar al hombre a marte y colonizar ese planeta.

El capitalista acaparador como Robert Kiyosaki ningunea a quienes no toman el camino trazado por el dinero. Dice Kiyosaki que la escuela no es importante, que solamente forma empleados como su «Padre Pobre». Elon Musk, por su parte, busca a esos estudiantes para enrolarlos a alguno de sus proyectos, él busca a los mejores y los involucra de tiempo completo. Posiblemente esos empleados no se vuelvan millonarios, pero seguramente trabajar en uno de esos cohetes o automóviles Tesla rompedores le da sentido a sus vidas. Eso no importa para el capitalista acaparador.

La desigualdad mundial se explica más por los capitalistas acaparadores que por los capitalistas emprendedores. La necesidad de los últimos para emprender los obliga a generar empleos que se pagarán con los dividendos de la riqueza que generan. Los acaparadores no están tan interesados en generarlos, a ellos les gusta especular y acaparar la riqueza que generaron otros.

Una de las tantas razones por las cuales un demagogo fascista como Donald Trump se convirtió en Presidente de Estados Unidos es por el estancamiento de la clase media, fenómeno provocado no solo por la tercerización de empleos o la tecnología, sino por el acaparamiento de capital en manos de unos pocos. Curiosamente, Robert Kiyosaki, el gurú del acaparamiento, no sólo es amigo de Donald Trump, magnate acaparador y especulador por excelencia, sino que se dio el lujo de escribir un libro con él.

https://www.youtube.com/watch?v=FcdOXZoAVmM

Pero los seguidores de Robert Kiyosaki no son especuladores que se volvieron ricos por medio de sus consejos. Su filosofía ha sido más bien adaptada por empresas multinivel y piramidales para «motivar» a los empleados -que eso son al final, por más lo nieguen y los llamen emprendedores- y centrar su energía en la mera generación de dinero para que la empresa logre obtener más ingresos.

Los gurús del acaparamiento como Robert Kiyosaki sólo hablan de eso, de dinero. Su vida está completamente centrada en el dinero y en los placeres que éstos les da.  Su contribución a la sociedad se limita a teatros filantrópicos que son fáciles de mantener porque pueden ser deducibles de impuestos. A los capitalistas acaparadores les gusta presumir su riqueza, quieren que los reconozcan por ser ricos.

Los emprendedores, por su parte, no solamente suelen ser de un espíritu más alto -el suficiente como para que Elon Musk ambicione llevar a nuestra especie a Marte-, sino que suelen ser más cultos y dominan temas que van más allá de sus actividades profesionales. Ahí está Bill Gates quien se puede dar el lujo de sugerir una lista de libros cada cierto tiempo (varios de ellos, muy buenos).

Suelen involucrarse (muchas veces de corazón) en otras actividades, y generalmente su filantropía va más allá del arte de deducir impuestos. Ellos no presumen su riqueza sino lo que hacen, no utilizan sus posesiones como una extensión de su ser. Mientras el acaparador presume su Ferrari en revistas de sociales, el emprendedor simplemente lo compra porque es aficionado a los Ferraris.

Silicon Valley, la meca de los capitalistas emprendedores, ha visto nacer una industria que ha cambiado la forma en que los seres humanos consumimos y nos comunicamos. Su filosofía es capaz de crear hubs en otras latitudes que se benefician del talento humano y generan riqueza. La filosofía del acaparador no crea riqueza ni emprendedores, sino seguidores.

Y mientras varios de los fans de Kiyosaki encuentran en las empresas multinivel el sueño imposible de ser millonarios, los de Musk se encierran en el sótano para crear un nuevo proyecto, o crean comunidades de emprendimiento. Los primeros tendrán menos suerte en acaparar que la que tendrán los segundos en emprender.

Entonces el Padre Rico creó muchos Padres Pobres porque no se decidió a ser un Padre Emprendedor.

Y no, ni Musk ni Jobs ni Bill Gates hablan de Kiyosaki.

Y si viste alguna imagen o una frase de Jobs admirando a Kiyosaki, es una apócrifa utilizada por las empresas piramidales para engañar a sus reclutados.