Laudato si. El Papa Francisco y un lavado de cara

Jul 3, 2015

El Papa Francisco ha venido a lavar la cara de la Iglesia Católica, que precisamente estaba urgida de eso. El carisma del Sumo Pontífice ha atraído no sólo a los católicos tradicionales, ha llamado la atención de algunos líderes e intelectuales tendientes a la izquierda con su discurso, con su desapego a los bienes materiales sin llegar al discurso demagógico de la izquierda latinoamericana (en una pose un poco parecida a la del ex Presidente de Uruguay Pepe Mujica). El Papa cae bien, pero no cae tan bien a los más reaccionarios y tradicionalistas, y tampoco a la derecha económica.

Laudato si. El Papa Francisco contra la derecha económica

Generalmente se ha asociado al conservadurismo moral con el liberalismo económico. Es decir, se asume que los religiosos y conservadores son los mismos que pugnan por una economía de mercado (aunque no siempre es así). Pero en la encíclica «Laudato si» escrita por el Papa Francisco, y centrada en la ecología, las pedradas van contra el dogma del mercado, el mercado como pensamiento único, contra el consumismo voraz y la degradación del medio ambiente. Y la crítica la hace desde una postura moderada, ecuánime; emite críticas a aquellos empresarios que en su afán de ganar dinero no cuidan su entorno. Pero la gran diferencia con el populismo latinoamericano es que no niega a la iniciativa privada, la cree necesaria, pero dice que poseer bienes privados implica una responsabilidad para con la sociedad.

Las palabras han molestado demasiado dentro del Partido Republicano de los Estados Unidos, entre los indignados se encuentra Jeff Bush, pre candidato a la Presidencia de los Estados Unidos:

No me dejaré dictar la política económica por mis obispos, mis cardenales o mi Papa

Es cierto, el Papa Francisco es socialista (en el buen sentido de la palabra) y tiene inclinaciones más bien de izquierda: Argentino, jesuita, influenciado por San Francisco de Asís (de donde toma su nombre). No va a caer bien a aquellos quienes defienden a ultranza la economía de mercado. El Papa da por válido el calentamiento climático y pide un mayor respeto del hombre para con la naturaleza y los animales (para algunos, jugar con la integridad de un animal, es arte):

También es verdad que la indiferencia o la crueldad ante las demás criaturas de éste mundo siempre terminan trasladándose de algún modo al trato que damos a otros seres humanos… Todo ensañamiento con cualquier criatura es contrario a la dignidad humana.

Por momentos, al leer su encíclica, sentí que estaba leyendo un artículo de divulgación científica. Un Papa hablando de ciencia, validando las opiniones de los científicos y dando por bueno el calentamiento global, mientras otras religiones siguen hablando de creacionismo o que el mundo «fue creado» solo hace miles de años:

Sobre muchas cuestiones concretas la Iglesia no tiene por qué proponer una palabra definitiva y entiende que debe escuchar y promover el debate honesto entre los científicos, respetando la diversidad de opiniones.

El Papa Francisco parece haber entendido la realidad en que vivimos, no se nota tan desfasado como muchos prelados. Mientras algunos como Juan Sandoval Íñiguez ven a los homosexuales como una aberración, el Papa Francisco dice que no es quien para juzgarlos, invita a no discriminarlos y a integrarlos a la sociedad. Entiende que vivimos en un mundo inmerso en la tecnología, dentro de una sociedad consumista, pero donde también hay muchas personas que quieren innovar y quieren cambiar las cosas. Señala las contradicciones de algunos grupos o formas de pensamiento pero sin darse golpes de pecho.

El Papa Francisco tomó un riesgo al publicar esta encíclica, sobre todo por las críticas de los más reaccionarios y de los conservadores que defienden el mercado a ultranza. Ésta circular (recordar que una encíclica es una carta circular dirigida a todos los obispos y fieles católicos) refleja vientos de cambio a una Iglesia tan golpeada tanto por factores externos como por errores graves cometidos dentro de su institución.

Este texto es recomendable no sólo para los religiosos, sino también para los que no lo somos tanto e incluso para quienes se proclaman ateos. El Papa Francisco hizo un diagnóstico digno de tomarse en cuenta sobre el papel que tenemos en este mundo y sobre las circunstancias que nos rodean.