Cuando ya nada puede malir sal

Oct 15, 2014

¿El mundo está cada vez peor? No lo sé, pero eso sí, el mundo tiene muchos problemas, y tal vez ahora lo que faltan son ideales y convicciones. No sé si ya hemos transitado por muchas formas de organización y de gobierno, ya hemos tratado de analizarnos (es decir, analizar al ser humano) bajo varias perspectivas filosóficas, antropológicas, psicológicas o biológicas, y llegamos a la conclusión de que somos los mismos, que la paz mundial es una utopía y que sólo se puede sostener brevemente, por lapsos muy temporales, debido al equilibrio causado por los conflictos de varias partes.

Cuando ya nada puede malir sal

No es que los seres humanos seamos malos, simplemente el conflicto pareciera ser parte de nosotros y parte de nuestra supervivencia. Las guerras, la conquista, la necesidad de dominar al otros. Sería impensable el día en que todas las naciones vivan en paz porque se han convencido de que esa forma pueden coexistir.

Ciertamente hemos aprendido a ser más civilizados, bueno, hasta cierto punto. Posiblemente ahora los seres humanos utilizamos métodos de dominación menos agresivos. Lo que antes se hacía en una guerra sangrienta, ahora se hace por medio de chantajes, de manipulación financiera y estrategias geopolíticas.

Es muy difícil responder a la primera pregunta, porque es muy difícil medir los resultados, porque la percepción puede resultar muy engañosa y puede estar atada a muchos factores. Por ejemplo,  la información que nos llega por las redes sociales (a la cual no teníamos acceso antes) puede crearnos una percepción diferente. Un decir, que en Facebook te enteres de más corruptelas de políticos y más escándalos, y entonces, pienses que las cosas están peor. Tal vez para mí, de acuerdo a mi forma de pensamiento, el mundo esté peor y tú lo veas al revés. Para un economista que trata de responder en términos de ingreso per cápita, podrá pensar que las cosas van mejor, pero para otro que mida en términos de desigualdad podrá pensar lo contrario. Igual para un sacerdote que piensa que los valores se están perdiendo, o para un homosexual que ve cada vez más refrendados sus derechos.

Independientemente de esto, sí creo que el mundo está pasando por un momento difícil, sobre todo por la falta de credibilidad que comienzan a tener las organizaciones que hacen que las cosas funcionen. Cada vez tenemos menos estadistas y cada vez más marionetas o figurines mediocres. La sociedad se siente cada vez menos representada por los partidos políticos de sus naciones, algunos incluso se abrazan ante corrientes extremas debido a la crisis que vive la democracia liberal. Tenemos a los rusos con su líder autoritario Vladimir Putin y si nos vamos más allá, a los terroristas islámicos que cada vez consiguen más adeptos.

México es un microreflejo de lo que pasa en el mundo, y en algunos sectores la crisis puede ser más insultante. Por un lado hay una fuerte falta de identidad, y quienes sí la tienen, la cimientan bajo mitos históricos. La distancia entre ciudadano y gobierno es abismal. Peor aún, somos capaces de regresar al pasado y dejar que ello pase. Podemos volver a la época diazordacista y echeverrista de la guerra sucia a pesar de que «los tiempos han cambiado», podemos volver a hacer las cosas como antes sabiendo que en tiempos pasados no funcionaron y nos hicieron sufrir mucho.

Posiblemente se trate de una transición. Posiblemente sea nuestra costumbre (al igual que la de Ortega y Gasset a principios del Siglo XX) de pensar que las cosas eran mejor antes. Pero sin duda parece haber una sociedad mundial con menos esperanza que antes. Posiblemente ante la falta de un enemigo visible (necesario según Umberto Eco) a cual combatir, tal como lo fue el fascismo o el comunismo (por eso es que luego a los americanos se les da mucho inventar enemigos para reforzar la identidad nacional).

Por eso para muchos pareciera que la sociedad global ha tocado fondo, cuando ya nada puede malir sal… salir mal, perdón.