Reforma Telecom. No regresamos a 1968 pero tal vez a 1984

Jul 11, 2014

Quieran o no, los mundiales parecen ser efectivos para inhibir hasta cierto punto la postura de la oposición frente a un tema, no es que la gente «esté tonta» o esté «enajenada» como dicen los detractores. Tiene que ver más bien con que entre más temas ponga atención el individuo, menos capacidad tendrá de ponerle la misma atención que cuando los temas son pocos. Si a las Reformas, se le tiene que agregar el mundial, los asuntos familiares, el trabajo, entonces será más difícil prestarle la debida atención. Pongo un ejemplo, imaginen que su muro de Facebook va así:

Reforma Telecom. No regresamos a 1968 pero tal vez a 1984

Artículo sobre Reforma, selfie de una amiga, crítica sobre la reforma, foto una, foto dos.

Ahora imaginemos el mismo muro dentro del contexto actual, dentro de un Mundial, que al final del día es un espectáculo.

No era penal, Artículo sobre Reforma, Meme de Robben, selfie de una amiga, Pobres Brasileños crítica sobre la reforma, foto una, foto dos.

¿Qué pasa? La información tendrá más posibilidades de perderse a ojos de muchos. Si en un día normal, por un decir, 6 de cada 10 personas pudieron ponerle atención a dicha información, en este contexto lo harán 4, con lo cual será más difícil que se forme una masa crítica y esta información tenga impacto. Tal vez por eso se explique el ruido tan mediano de la sociedad ante una polémica Reforma de Telecomunicaciones, que sí, tiene algunos puntos positivos, pero tiene otros puntos preocupantes, porque cierto que se eliminaron algunos puntos relativos a la censura, pero otros ahí continúan.

No hay que ser injustos y hay que aceptar que hay elementos positivos en la Reforma de Telecomunicaciones, como la eliminación de la larga distancia nacional (tanto en teléfonos fijos como celulares), el must carry y must offer, que el saldo de prepago tendrá vigencia de un año y no de tres meses, poder consultar saldo gratuitamente y demás, es decir, que sobre todo en telefonía sí veremos mejoras. Carlos Slim ya está vendiendo parte de sus activos para no ser declarado preponderante (y se está saliendo con la suya), las cosas se están moviendo.

Pero hay dos cosas criticables en esta reforma, primero que no es que se esté combatiendo los monopolios, sino que más bien estamos viendo una reconfiguración del poder, Slim pierde, pero ganan los dueños del duopolio televisivo. En cuestión de televisión no habrán tantos avances como se pudieran haber dado, dado que el estado de las cosas permitirá a Televisa concentrar mercado en la televisión restringida. Sí, se abrirán dos canales de televisión abierta, pero vaya que la TV abierta no tiene un gran futuro.

La segunda tiene que ver con el autoritarismo y es que nuestros legisladores aprobaron leyes que darán más poder al gobierno sobre la sociedad. Varios de los puntos planteados inicialmente se fueron, pero no todos, y entonces hay que preocuparnos porque las empresas de telecomunicaciones serán obligadas a conservar los datos e información de los usuarios durante 24 meses. También las autoridades podrán localizar geográficamente cualquier dispositivo móvil. El estado también podrá bloquear señales de comunicación, es decir, en manifestaciones y concentraciones, tal como se ha hecho en países «tan desarrollados, democráticos y primer mundo» como Egipto, Siria y Venezuela.

Al final el gobierno quiere tener un mayor control sobre los ciudadanos. Y digo, no creo que un gobierno tan honesto que trata muy bien al honrado Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y trata como criminal al Doctor Mireles, vaya a utilizar todo esto para su beneficio.

Tal vez no se van a ensañar tanto como para regresar a un escenario como de 1968, pero esto tal vez sí parecerá más a 1984.

Y México no logra dar el paso. Hay muchos poderes e intereses enquistados que se ve muy difícil poder rebatirlos.