House of Cards – Crítica

Jul 25, 2013

Calificación: 3.5 de 5

Lo admito, no soy muy «fan» de las series televisivas. He terminado de ver sólo alguna que otra, Prison Break, 24 (con todo su nacionalismo americano camuflado). Hubo una que me llamó la atención, exclusiva de Netflix (por favor, que alguien le diga a Netflix que su catálogo de películas es pobre). Esta serie llamada House of Cards, de la cual haré una crítica, con la que buscan competir con HBO, pero en versión streaming y con una serie publicada de golpe, donde no tendrás que esperar una semana para ver el nuevo capítulo (cosa que nunca hecho porque siempre las he visto en DVD, y eso de «esperar» para ver en que terminó se me hace más digno de enajenado telenovelero de Televisa).

House of Cards - Crítica

Dirigida por David Fincher (Seven, El Club de la Pelea, El Curioso Caso de Benjamin Button, La Red Social) y protagonizada por Kevin Spacey (Belleza Americana, Seven), esta serie se adentra en la política estadounidense y hace una crítica de ella. También nos muestra su relación con los medios de comunicación y otros agentes como los sindicatos. No es una serie muy profunda. Si quieren esperar un tratado de democracia liberal, o algunas reflexiones de Norberto Bobbio o Giovanni Sartori trasladadas a la pantalla chica, tal vez se puedan decepcionar un poco. La forma en que se aborda el tema puede parecer algo superficial, pero logra reflejar de cierta forma las malas prácticas en la política estadounidense. Al final una serie de televisión, es una obra de entretenimiento y no un documental o cine de arte.

Kevin Spacey demuestra por qué es un gran actor. Como protagonista, monopoliza la atención del espectador en su personaje Frank Underwood, un hombre ambicioso, pragmático, que hará por sea por obtener lo que quiere, y quiere venganza por no haber recibido la Secretaría de Estado del nuevo gobierno electo. Casado con Claire, una mujer fría y ambiciosa, y que además sostiene un romance con la periodista Zoe Barnes, que es representante de la relación entre los medios y el gobierno estadounidense. House of Cards es una serie buena, más no espectacular. Una adaptación de una serie inglesa homónima en los 90’s que se salva gracias a Kevin Spacey que lo hace muy bien.

Algo de agradecer en esta serie es el haber evitado en gran parte el sesgo ideológico que muchas veces llevan implícitas las obras políticas. Kevin Spacey es un congresista demócrata, pero la serie en realidad no hace una crítica al partido demócrata, sino a todo el sistema político. La postura ante diversos temas como la ecología o los sindicatos es ambivalente. De tal forma que esta película se centra en la crítica a la corrupción, la avaricia y la amoralidad dentro del sistema político estadounidense. Posiblemente lo hacen de una manera lo suficientemente fuerte para que un mexicano lo identifique con la política mexicana. La escena donde el sindicato de maestros lleva acarreados que no son maestros a las afueras de la cena de gala organizada por Frank Underwood, y quien termina coptando a la manifestación que se vende por platillos de comida, nos trae recuerdos recientes a los mexicanos.

Tal vez de lo que adolece esta serie es de falta de profundidad, y en general la serie me dejó con ganas de más. Como si en ciertos episodios faltara ese ingrediente para despertar emociones. La actuación de Kevin Spacey, como mencioné, es lo que logra salvar la serie. El recurso donde habla al espectador en primer plano es muy bueno (aunque al principio no me acostumbraba a él) pero en los siguientes capítulos usaron ese recurso de forma irregular.

La serie habla de lo que realmente adolece la política estadounidense (y en gran parte del mundo), pero en ocasiones parece que la forma en que se tocan esos puntos son un poco fantasiosos y queda la sensación de que hace falta un poco de más realismo. La forma en que Frank Underwood resuelve el problema de Russo, el candidato con problemas sentimentales, de alcohol y drogas, es un ejemplo de lo que comento. El único detalle con el personaje de Frank Underwood, no es su exagerado maquiavelismo (vaya que nosotros hemos tenido Presidentes más maquiavélicos que este personaje), sino que parece que sabe resolver todos los problemas de una manera fácil y simple, cuando la política es en realidad, más compleja.

En general, veo a esta serie recomendable de ver, como una serie de entretenimiento, donde se abordan temas polémicos que rodean a la política del vecino del norte. Pero esta serie podrá parecer frívola para aquellos que gustan de analizar la política. Como mencioné, es una serie buena, pero nada más.