All we watch is Tele Ga Ga

Sep 6, 2012

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All we watch is Tele Ga Ga

Arguyen, los que tratan de defender a Televisa, que los medios de comunicación tienen derecho a tener una línea política. Es cierto, nada más que hay una pequeña diferencia entre ser afín a un partido político o candidato, a trabajar para este, lo que representa, y tener intereses metidos de por medio. No es que sea malo escuchar voces como las de Carlos Marín, Loret de Mola, Ricardo Alemán. La diferencia estriba en que un periodista puede hablar por convicción, o más bien lo hacen porque les pagan para hablar de cierta forma (al menos así es en el caso de los primeros dos). Cierto que no se termina de asimilar que un estado que aspira a ser democrático (no puedo usar la palabra democracia para describir a México), necesita tener voces diferentes. No lo entienden ni el PRI, ni las televisoras, y en cierta medida ni el #YoSoy132 que argumentan que los medios deben de ser «totalmente objetivos» cuando el ser humano es naturalmente un animal político, como diría Aristóteles. Cuando más bien a lo que se debe aspirar es a tener diferentes medios con diferentes líneas para que así, el televidente pueda comparar y sacar sus propias conclusiones.

Me sigue llamando la atención el grado de enajenación de un sector de la población (minoritario pero suficiente para determinar una elección) ante un político. Sí, ante un político. Ciertamente Obama fue presentado como una celebridad pero al final del día, la gente votaba por el por asuntos políticos, querían el cambio, el «yes we can». En México, con el presidente electo, ni eso sucede. Generalmente para que un artista cause tanto furor ante el público, o debe tener demasiado talento, debe tener una personalidad demasiado imponente (como si se tratara de un Freddie Mercury), o debe de ser producto de una campaña mediática, donde las personas receptoras tienen el insuficiente criterio como para enfanatizarse. Peña Nieto ni tiene demasiado talento, ni es Freddie Mercury, entonces entra dentro de la tercera opción. Personas me han comentado que la gente no es pendeja (literalmente, con esas palabras), y saben las decisiones que toman. Pues, diré, diré. Que cuando la gente no tiene el suficiente criterio o preparación, puede ser fácilmente manipulada tan solo por el hecho de estar frente a una pantalla.

Lo que más me preocupa, es que si ven a estas jovencitas. Muchas de ellas seguramente tienen al alcance otros medios de comunicación (Internet, TV de paga). Las herramientas las tienen a la mano, pero no saben como usarlas. Esto me lleva a pensar que no solo se necesita más pluralidad en los medios de información, sino algo más. Y aquí creo que entra la educación, tanto de parte de las instituciones, como de los padres. Una persona menos educada es más propensa a ser enajenada. Una persona con menos educación seguramente se involucrará menos en la política, porque lo verá como algo más complicado (a menos, que ocurra lo que ocurrió con la campaña del copetón). Porque para entender la política, entender lo que necesita el país, se necesita preparación. Una persona sin educación tratando de analizar la política, es como una persona abriendo un libro alemán, cuya lengua desconoce. Una persona no preparada no sabe a ciencia cierta la distinción entre términos «derecha», «izquierda», y menos si le hablas de términos como «socialdemocracia» «neoliberalismo» «libertarismo», y demás términos políticos.

Un taxista, tratando de analizar la política del país con muy limitadas capacidades para hacerlo, me comentaba que los partidos se deberían de unir y no deberían tener diferencias. En mi cabeza dije, este tipo está en el error. La única coincidencia a la que estarían obligados los partidos es a buscar el mejoramiento del país (lo malo es que esa coincidencia no la tiene la partidocracia, y si tienen coincidencias en cosas que tienen que ver con el poder). De ahí en más podrían (y deberían) haber las suficientes diferencias. Y es claro, que este argumento lo hace una persona que no conoce las diversas corrientes de la política, necesarias en un estado, dado que no existe una verdad absoluta. La tele no les dice que existen esas diferencias (apenas mencionan los términos), les dicen que se deben alinear al presidente electo, minimizarán sus errores y agrandecerán sus aciertos. Incluso la evaluación del trabajo de los políticos, estará influenciada en gran medida, por el influjo de los medios.

Claro que los medios influyen sobre la gente. Existen personas que incluso repiten los patrones de las telenovelas en su vida diaria. Negar que exista algún tipo de manipulación, es negar la historia de la humanidad. Cierto que Televisa no determina las acciones de todos los ciudadanos, ni el voto de ni siquiera de la mitad de ellos. Pero no se necesita ni siquiera la mitad, ni un tercio, para poder determinar una elección. Con que lo haga sobre, un 5% o un 10%, con eso es suficiente. Y muchos me traerán a colación este diario de izquierda que llega a veces (muchas veces) al dogmatismo, La Jornada. Pero la lógica es sencilla. La gente va por La Jornada. Televisa va hacia la gente. La gente lee y cree lo que dice La Jornada porque ha elegido creerles. Con Televisa es lo opuesto, ellos llegan a la gente y les dicen que pensar. La Jornada no existiría si no hubiera gente que los busque. Televisa solo necesita «ciudadanos» con un televisor y lo demás llega por añadidura.

All we watch is Tele Ga Ga. La televisión se alimenta de la ignorancia de la gente. La gente tiene parte, por supuesto de la responsabilidad, porque ante un espíritu mediocre, hace que sea más rentable el modelo de negocio de las televisoras. Es un círculo vicioso donde la gente pide programación chatarra, y las televisoras dan contenido todavía más chatarra metiendo a las personas en un círculo vicioso de la ignorancia. All we watch is Tele Ga Ga. Ante la pereza de buscar información en otros lados (falta de preparación intelectual y pereza mental) termina viendo «lo de siempre». La gente no está preparada para analizar la política, y como no lo está, se cansa, pero termina expuesto ante lo primero que ve, y eso es Televisa.