El mundo del Don Nadie.

Jun 7, 2010

-Lo recuerdo, era un hombre de no más de 25 años. Había llegado solo al bar donde estábamos platicando unos amigos y yo sobre cierto tipo de aventuras. El venía en un estado relativamente inconveniente, tenía un mal aspecto (desde su vestir, hasta su postura), cargaba una mochila mal cuidada, y lo primero que hizo fué vernos a la cara como esperando que le sacáramos plática, pero la actitud de rechazo de mis amigos no se hizo esperar, y es que esta persona no inspiraba confianza alguna. Me empecé a hacer preguntas en mi cabeza, ¿que tendrá en la cabeza ese tipo que va de bar en bar a alcoholizarse sin compañía de ninguna otra persona?, porque ni siquiera iba a platicar con el bar-tender, sino que había pedido una mesa para el solo, no esperaba a nadie, iba a tener «su peda» consigo mismo. Iba a recorrer los lugares que solemos recorrer con los amigos, pero solo. Y es cierto, hay personas que a veces les gusta estar solas, pero este tipo no parecía querer estar solo, más bien no era una persona querida. Por alguna razón todo mundo lo rechazaba a primera vista.

Los sociólogos deberían hacer una escala alternativa a la escala social de ricos y pobres. Dentro de cada clase social están los que destacan, los que logran ser alguien, y los que no logran hacer nada y terminan siendo nadie. Generalmente los que destacan son admirados y se caracterizan por sentirse realizados con ellos mismos (no me atrevo a decir que todos son felices porque hay gente que es tan melancólica que hasta el éxito los hace sufrir), pueden estar rodeados de muchos amigos o más bien tener no tantos (hasta un cierto grado de actitud antisocial tolerable) y ser más selectivos, pero se caracterizan por tener lo que quieren. Este tipo de personas que están en la punta de la pirámide social, pueden ser millonarios o pueden vivir en colonias marginales, pero dentro de su clase logran destacar y terminan siendo admirados o reconocidos por la sociedad, muchas veces sin que lo hayan buscado.

Pero está el otro tipo de personas que se encuentran hasta la base de la pirámide social, y son aquellos que terminan siendo un don nadie en sus vidas. Pocos los conocen, y los que los conocen no tienen buenas referencias de ellos. Suelen ser personas desequilibradas emocionalmente, timoratas, con una muy baja autoestima, y tienen ese algo, esa vibra que hace rehuír a las demás personas, simplemente porque no es cómodo estar con ellos. Solo se acercan a ellos los que tienen una gran fuerza de voluntad para ayudar a ese tipo de personas, ayuda que muchas veces es infructuosa. Se caracterizan por no tener éxito social, no tener suerte fracasar en la búsqueda de una pareja sentimental, no tener suerte en su vida profesional, lo que hace que su vida no tenga ninguna relevancia y terminen siendo nada, al grado de que no logran hacer el suficiente ruido para opacar el sonido de la brisa.

¿Por qué los don nadie, lo son?. Habrán muchas teorías, vendrán psicólogos y especialistas a decirme que no recibieron el suficiente amor de sus padres o que, por el contrario, fueron sobreprotegidos. Pero yo más bien creo que el ser un don nadie es cuestión de actitud. Los valientes triunfan en la vida y los cobardes fracasan, los valientes se atreven a enfrentar sus miedos y los cobardes viven, valga la redundancia, acobardados por todos los impulsos que reciben del exterior. Al ser cobardes no creen en ellos y por ende tienen una autoestima baja, no se quieren y creen que no valen. Eso se refleja en la actitud, la expresión corporal lo dice todo, caminan erguidos, no te ven a los ojos cuando hablan, cuando saludan no aprietan la mano y además, esta está sudada. Y refiero a la actitud, porque yo conozco muchas personas que tuvieron infancias difíciles y ahora son personas exitosas. Y si bien creo que el pasado de una persona puede afectar en el presente, no hay nada más que influya que la actitud de la persona hacia la vida.

Ser un don nadie es estar muerto en vida, porque precisamente venimos a este mundo a «vivir», y el don nadie no se atreve a vivir. Y lo peor de todo es que cuando muera nadie se acordará de él. ¿Entonces como no puede estar muerto en vida si los demás no recuerdan lo que hizo?. Y es que el que logra ser alguien «hace», logra trascender, ya sea por su éxito profesional, por ser un buen padre de familia o por su sentido del humor. El que es alguien dejará huella en su vida, con su propio estilo, podrá tener pocos o muchos amigos, pero cuando se vaya todos se acordarán de él, del don nadie, nadie se acordará.

Ser un don nadie es estar en la condición más baja de la vida, porque se está para ver un espectador de ella en lugar de formar parte. El mundo del don nadie es un mundo silencioso porque nadie lo ve, es una plaga silenciosa que invade al mundo, pero nadie se da cuenta porque no hacen ruido. Tal vez por eso nadie hace nada por acabar con esa plaga, porque no representa una amenaza para los demás, es una plaga tan timorata y cobarde que prefiere resguardarse en la oscuridad. ¿Y tu, acaso eres un don nadie?.