La historia entre México y Estados Unidos

Jul 26, 2009

La historia entre México y Estados Unidos siempre ha sido ríspida y complicada, una mezcla de amor y odio a tal grado que no se llega a divisar lo que en realidad es.

Las tensiones comenzaron con la pérdida de los territorios de Texas y California en el siglo XIX por lo cual se les recriminó, pero a la vez, sin su ayuda, los liberales hubieran tenido mas dificultades para vencer a los conservadores (lo cual a la vez trae otro «pero», porque de la mano de Benito Juárez, México estuvo a punto de ceder soberanía territorial en el itsmo mediante el tratado McLane – Ocampo, que al final no contó con la aprobación americana). También se han firmado tratados entre los dos países, se han ayudado en momentos trágicos, y a la vez se han utilizado en beneficio de sus propios intereses.

Siempre que hay alguna noticia en relación a la bilateralidad de México – Estados Unidos, siempre sale la duda, la teoría de la conspiración, el miedo a ser engañados (véase Petroleo). Si viene Obama, entonces hubo arreglo para «inventar la influenza», si se firma un tratado para combatir el narcotráfico, ¿cual soberanía vamos a perder a cambio?.

Nuestra percepción de los estadounidenses tiene dos caras. Porque por una parte mostramos cierto rechazo a lo americano, nos quejamos de sus abusos, criticamos el american way of life y su pérdida de valores; pero a la vez queremos ser como ellos, las mujeres se tiñen el pelo de rubio, y vemos las series de TV de aquel país. No quisieramos ser parte de su cultura, pero si tenemos muchas ganas de viajar a su país.

A los estadounidenses los envidiamos (no hay que hacernos pendejos), porque en casi todos nos ganan: 1.- Tienen mejor nivel de vida, 2.- Tienen mas rascacielos, 3.- Son mas disciplinados y emprendedores 4.- Son ganadores en todo lo que hacen 5.- Son mas reconocidos a nivel mundial, 6.- Tienen un mejor gobierno (bueno, al menos desde enero), 7.- Son capaces de imponer su cultura al mundo 8.- Pueden controlarnos  etc. En todo nos barren, (o bueno, en casi todo), y por eso cuando tenemos la oportunidad de destacarnos frente a ellos, el júbilo y el orgullo mexicano aparece.

Y es por eso que cuando vemos que en el futbol, el seleccionado nacional humilla a los Estados Unidos como acaba de ocurrir (aunado a la mejoría que mostró el equipo nacional después de las duras penas), no solo sale el orgullo deportivo, sino que el mexicano saca a relucir todos esos sentimientos en lo que Carl Jung llama, el inconsciente colectivo que el mexicano ha adquirido a través de su historia.

El ver al gigante vencido alimenta el orgullo del mexicano, inconscientemente le dice -¡Toma eso cabrón, por los territorios que nos robaste!  ¡Toma eso cabrón por no lograr haber sido como tú! ¡Toma eso, por la frontera, por tus tratados!.

Esos «cabrones» que cuando llegan a los aeropuertos nacionales, son mejor atendidos que los mismos connacionales, donde se muestra esa dualidad, de amor/odio, el amor se expresa de frente, el odio de espaldas, no se les insulta ni se les trata mal, simplemente se grita: Goooooooooooooooooooooool.

Esta especie de resentimiento no solo viene de nuestra historia, también fué promovida en alguna época, lo cual fortaleció esa idea en nuestro inconsciente.

Si, nos enseñaron a odiarlos. La adoctrinación revolucionaria en la educación no nos invitaba precisamente a amar a Estados Unidos. De hecho ese sentimiento de compañerismo entre los dos países no tiene mucho tiempo. Cuando el ex-presidente Eisenhower visitó nuestro país, el mandatario nacional Ruiz Cortines le sirvió «agua y bocadillos» al estadounidense en lugar del suntuoso banquete acostumbrado, como una forma de mostrar el «cariño de México por Estados Unidos». A Cortines todavía se le ocurre bromear mientras bebía suvaso de agua -Bueno, brindemos con aguas internacionales.