La «inclusión forzada» es un término muy subjetivo, porque lo «forzado» tiene que ver con el efecto que una obra fílmica causa en la mente del espectador.
Si yo estoy acostumbrado a ver en las películas a héroes del género masculino porque crecí en un entorno donde me enseñaron el hombre es el fuerte y la mujer la débil y me ponen a un personaje femenino, entonces lo sentiré como «forzado» o «poco natural» porque me han sacado de mi normalidad, pero si yo deseo ver a personajes femeninos como heroínas, entonces ello no me va a parecer forzado, sino natural.
En este sentido, promover la inclusión, cuyo fin en teoría es visibilizar a grupos de personas o minorías, hará que a algunas personas les parezca forzado, porque rompe con su normalidad y con lo que esperan de algún filme de acuerdo a sus paradigmas sociales y culturales. Ello tiene un efecto más notorio en los sectores más conservadores de la sociedad.
Es claro que las decisiones de algunos productores de fomentar la inclusión en las películas tienen un trasfondo político. Ello per sé no es bueno ni malo en tanto dicha ambición no afecte la creatividad que se requiere para hacer buenos filmes y contar buenas historias. Al final, el mercado es el que hablará y el que juzgará la calidad de las obras producidas en Hollywood.
Si la «inclusión forzada» hace que la gente ya no vaya al cine, entonces Hollywood dejará de promover la inclusión porque las utilidades van primero, pero ello no parece ser el caso. Cierto, puede haber casos de cintas que con el afán de promover la inclusión descuiden la trama (y ahí hasta los más abiertos digan que quisieron meter la inclusión con calzador), pero también hay muchos casos que, a partir de un paradigma de inclusión, logran crear grandes obras (Gambito de Dama) o series que tienen éxito como «Sex Education» o muchas otras donde la inclusión es abordada con gran parsimonia (ej, Cobra Kai).
Los que se rasgan las vestiduras por estas decisiones deberían saber que esto no es algo nuevo. La política nunca ha sido ajena a Hollywood: La cinta de Rocky vs el ruso nunca me pareció mala a pesar de la propaganda evidente. Hasta hace pocos años abundaban los filmes donde el Presidente de EEUU que salva al mundo. Incluso algunos súper héroes tienen o tuvieron un tufo propagandístico. E igual que con el tema de la inclusión, hay casos en que se descuidó la trama por motivos políticos u otros donde lograron hacer grandes joyas.
Y, pues, en una economía de mercado, si algo no te gusta, no lo consumes y punto.