¿Quién merece algo y quién no?
Ayer, muchos aficionados y opinadores (Failtelson) andaban indignados porque el Real Madrid (equipo al que no le voy) ganó haciendo solo dos tiros a gol mientras que el Liverpool hizo más de 10 y dominó casi todo el partido. ¡Qué injusto! ¡El Madrid ganó injustamente! ¡Liverpool mereció ganar!
Pero el Madrid fue justo y merecido campeón porque en el futbol quien gana es quien mete los goles y no quien remata más o tiene más posesión del balón. Esto último son recursos para ampliar las posibilidades de ganar, pero no dice nada sobre quién ganó.
Resulta que cuando los individuos queremos obtener algo tratamos de optimizar nuestras habilidades y capacidades, y empleamos un mayor esfuerzo para lograr tal o cual resultado. Así, se esperaría que quien haga un mayor esfuerzo y tenga un mayor desempeño, tenga mayores posibilidades de obtener el triunfo.
De alguna forma educamos a la gente para que haga un mayor esfuerzo porque ello genera mejores resultados tanto individuales como sociales. Reconocemos a quienes emplean un mayor esfuerzo y muestran mayor talento porque esperamos gente que obtenga «más cosas» en la sociedad y ésta se beneficie en su conjunto. Así, relacionamos los instrumentos (esfuerzo y desempeño) con los resultados.
De igual forma, las empresas (o equipos, o lo que sea) eligen a personas con un mayor desempeño o talento porque las probabilidades de obtener mejores resultados son más altas. No es un tema de merecimiento, sino de interés mutuo (si me esfuerzo tengo más probabilidades de tener éxito y si yo contrato a gente que se esfuerza, tengo más probabilidades de obtener tales resultados).
Pero de estas dinámicas, los individuos asumimos que quien merece la gloria es quien tuvo un mejor desempeño o talento, y eso es un error.
Quien merece algo es quien obtuvo el éxito en un entorno de reglas justas y punto. Lo demás es irrelevante.
Con reglas justas me refiero a que no se haga trampa y que dichas reglas no beneficien arbitrariamente a unos sobre otros (por influencias, prejuicios de género y un largo etc).
Si el otro se esforzó más o «dominó más» es irrelevante, a menos que el juego de reglas determine al triunfador con base a dicho desempeño (como a veces pasa en el box).
Si el compa que es menos talentoso que tú y tiene un mejor trabajo o gana más dinero empleando menos esfuerzo que tú, ello no es injusto. Si la suerte benefició a la otra persona y a ti no, ello tampoco es injusto.
Pensar en que mereces algo porque le echaste ganas genera una mentalidad mediocre, porque entonces esta arrogancia evita que te replantees la estrategia. Peor aún, que te prives de hacerlo cuando ya tienes muchos elementos (esfuerzo y talento) que hacen que la posibilidad de tu éxito sea más probable.
Dicho esto, si te esforzaste mucho, no te fue bien y nadie hizo trampa en el proceso, ello no es culpa de nadie. Lo único que toca es replantear tu estrategia.
Si te esforzaste mucho y te la partiste, está muy bien que te sientas contigo mismo, a pesar de que no lo hayas logrado, pero ello no implica que le puedas exigir al mundo que te dé lo que crees merecer.