La oposición burbuja

Abr 5, 2021

La oposición se encuentra completamente desconectada de la realidad de las mayorías. Es más, ni siquiera entusiasman a las clases medias y altas que sólo le darán su voto para votar contra MORENA.

La oposición burbuja

Si el día de hoy fueran las elecciones, el oficialismo mantendría no solo la mayoría absoluta sino también la calificada. Los datos que presenta el agregador de encuestas de Oráculus (y que acertó en 2018) no nos dejarán mentir.

Seguramente la oposición se pregunta por qué esto está ocurriendo si López Obrador ha gobernado tan mal, si el PIB ha caído y si han manejado de forma tan terrible la pandemia. Están anonadados, sus indicadores, esos que solo ellos entienden y no saben comunicar a la gente, les pintan un retrato fatal, pero gran parte de la población está feliz, feliz con este gobierno.

Estoy segurísimo que en sus cabezas (y en sus conversaciones) argumentarán que el votante es irracional, que están bien tontos, que no saben de economía, que no tienen estudios. Debe haber una explicación.

Pero me suena más a que es esta actitud, la suya, la que explica por qué López Obrador es muy popular. La verdad es que gran parte de los opositores no parecen conocer otras realidades que las que viven ellos en su cotidianeidad. Pareciera que ven al mexicano «de abajo» como algo exótico, como si sus pocos vasos comunicantes con esos sectores fueran la señora del aseo o el jardinero.

Basta ver uno de los spots que la alianza «Va por México» lanzó. Muy «whitexican» como me decía un amigo mío:

Es que observen el fenotipo de las personas que aparecen ahí. Pareciera que estoy viendo una novela de Televisa donde todos los personajes son blancos y los «de abajo» son tan solo un poquito más morenos.

No es la primera vez que eso ocurre. Hace no mucho a esta alianza se le ocurrió utilizar una imagen de un campesino blanco de país desarrollado. Creyeron que bastaba comprar una imagen de un banco digital para poder representar a «las mayorías», como si con ello se fueran a sentir identificadas, cuando lo único que reflejan es una suerte de combinación de ignorancia y desprecio: en nuestro mundo, ustedes no son como ustedes.

La campaña de Ricardo Anaya va por el mismo talante. Creyó que era bueno acercarse (o invadir la privacidad) de los que menos tienen. Pero el candidato panista adolece del mismo problema: no los entiende, e incluso los critica como cuando el jefe del hogar quiere aleccionar a la señora del aseo. Los memes al respecto no se hicieron esperar. Su campaña ha sido muy comentada y opinada pero por las razones equivocadas.

Lo peor del caso es que hasta para las clases medias y altas de las cuales ellos vienen el performance se ve falso y acartonado. Si votan por ellos es solo porque desean votar contra MORENA.

Si de algo se puede preciar López Obrador es de conocer esas realidades y muy bien. Las utiliza electoralmente e incluso a veces llega a hacer comentarios lamentables sobre los pobres, pero conoce muy bien su idiosincrasia y sabe cómo abordarlos.

Es más, todas esas simpatías que AMLO perdió en el progresismo urbano y en los sectores académicos e intelectuales (que le habían dado su voto) los ganó con el México bronco. AMLO hasta se dio el lujo de prescindir de los primeros con el desprecio a las problemáticas a las mujeres y los ataques a la ciencia, a los cuales la oposición quiere ahora representar y se siente tan urgida de hacerlo que se le percibe falsa e interesada; y tanto en el amor como en la política, los urgidos no son nada atractivos.

El problema para la oposición es que el votante mediano, a ese que los modelos formales sugieren apelar, se parece más a aquella mayoría que desconoce y bastante menos a ellos mismos. Ellos son una minoría privilegiada, y el problema es que asumen que México es esa minoría: lo demás, los pobres, los del México bronco, son algo exótico o folclórico. Pero en democracia una persona es un voto.

Y justo por eso AMLO es popular: porque esos sectores se sienten representados por él, porque lo sienten como uno de los suyos mientras que los otros, los ahora opositores, son una entidad exógena que solo se aparece de vez en cuando en tiempos de elecciones y que viven una realidad muy distinta a la de ellos. Y sorprende que el PRI, el partido que históricamente ha tenido más contacto con los menos favorecidos, y que supieron establecer arreglos clientelares como los que ahora busca establecer el presidente López Obrador, también se encuentre atrapado en esa burbuja.

La realidad es que si no salen de esa burbuja en la que están atorados (y puede que ya sea tarde), el oficialismo va a mantener su mayoría calificada y terminarán condenados a seguir siendo meros espectadores del ejercicio político.