No solo es el esfuerzo y el talento…

Mar 27, 2021

¿El éxito es directamente proporcional a la suma de la chinga y el talento, como dice Elías Ayub? O es simple cuestión de suerte y privilegio. La respuesta es muy compleja y tiene muchas aristas.

¿El éxito es directamente proporcional a la suma de la chinga y el talento, como dice Elías Ayub? O es simple cuestión de suerte y privilegio. La respuesta es muy compleja y tiene muchas aristas.

¿El éxito es directamente proporcional a la suma de la chinga y el talento, como dice Elías Ayub?

Primero, ya nos encontramos con un problema con el mismo concepto de éxito. ¿Qué es éxito? Toda la cultura del coach del éxito y la mentalidad del tiburón se ha esmerado por definir y objetivizar al éxito por nosotros para vender cursos y seminarios.

Pero tener éxito es simplemente el hecho de buscar algo y obtenerlo, cualquier cosa que sea, ya sea hacer crecer un negocio, comerse 3 hamburguesas en 10 minutos o sembrar una plantita y que crezca. Todo lo demás es subjetivo, el éxito depende de nuestras aspiraciones personales. Si la cultura del coaching quiere definir el éxito como una cosa, entonces va implícito el hecho de que buscan imponernos qué aspiraciones debemos de tener.

Segundo, habiendo definido al éxito como «el hecho de aspirar a algo (cualquier cosa que sea) y obtenerlo», podemos encontrar que el esfuerzo y «la chinga» son condiciones necesarias para ello pero no suficientes: los factores exógenos, el contexto, el timing y hasta la aleatoriedad juegan un papel importantísimo.

Elías Ayub dice lo que dice sin pena porque (y posiblemente así lo crea sinceramente) tiene la percepción que llegó a ser lo que es solo con base en la chinga y el esfuerzo. Seguramente se ha esforzado mucho en su vida y le chingó, pero también es cierto que muchos factores exógenos, como su posición socioeconómica o ser yerno de Slim, jugaron a su favor. Si no se hubiera encontrado en ese contexto, su realidad habría sido completamente diferente: tal vez habría sido gerente de sucursal de Telcel en vez de ser el director.

Luego ocurre que la gente «exitosa» como Elías Ayub habla y escribe sobre cómo con la chinga y el esfuerzo lograron ser lo que son, pero esto crea un sesgo. Quienes tienen «éxito» tienen mayor exposición, escriben libros, son famosos, pero los que le chingaron y no lo lograron no los tienen. Entonces la gente solo escucha a «una parte» de la historia pensando que es «toda» y cree que basta con chingarle, pero no escuchó a la otra que permaneció en la oscuridad.

La realidad es que vivimos en un mundo tan complejo donde los seres humanos no tenemos el control absoluto de todo. Muchas cosas se nos escapan y están fuera de nuestras manos. Si yo aplico a una beca, el hecho de que quien se encargue de evaluar las aplicaciones haya amanecido de buen o mal humor puede terminar no dándome la beca, por ejemplo. Y evidentemente, en un país como México donde la movilidad social es escasa (si hablamos de «éxito económico»), esos factores exógenos no se le alinean a muchos.

La meritocracia perfecta en ese sentido es una utopía, porque el orden social en países como el nuestro no está determinado por el mérito, el cual apenas tiene una influencia difusa y parcial. Es más, incluso, aunque tuviéramos una sociedad completamente equitativa en este sentido, la suerte seguiría jugando un papel muy importante. Quienes logren estar en el lugar y el momento indicado (incluso sin saberlo) tendrán ese empujón que tal vez otros no habrían tenido.

Sí, queda clarísimo que si queremos lograr algo de forma virtuosa, la chinga, el trabajo duro y el talento son necesarios, pero también importa el contexto y muchas circunstancias que no podemos controlar. Y esto es importante comprenderlo porque mucha gente suele autoflagelarse cuando se esfuerza y no logra algo.

Todo esto muestra tres cosas: 1) que sí, la escasa movilidad social en México es un problema, que no toda la gente que fracasa lo hizo porque no le echó ganas o no tuviera el talento, 2) que sí, que al final, la chinga y el talento no dejan de ser importantes, lo cual me lleva al tercer punto: 3) que entonces la perseverancia se vuelve un factor muy importante. Perseverar es algo así como lo que en probabilidad significa arrojar varias veces el dado para que salga el número deseado: después de varios intentos puede tener el contexto un poco más alineado. Aunque ni siquiera el que persevera puede tener garantizado el éxito, sí que tiene más posibilidades que quienes se rinden después de fracasar.

Al final quienes dicen que el esfuerzo es importante para salir adelante tienen algo de razón, pero también hay algo de razón en aquellos que hablan de problemas estructurales que explican por qué mucha gente no puede salir adelante.