La candidatura de Félix Salgado Macedonio ha generado una intensa discusión en redes sociales. Como sucede con estos temas donde hay temas polarizantes como lo es López Obrador o cualquier cosa que parezca «feminismo», se presenta una fragmentación entre aquellos que tratan de justificar a AMLO, otros que insisten en que tal «pacto» no existe y que hay que meter ese tema ahí en la carpeta de genéricos o quienes piden a AMLO que rompa el pacto.
Empiezo diciendo que el tal pacto sí existe, y en ambos sentidos: La decisión de mantener el apoyo a Félix implica una suerte de pacto y en nuestra sociedad sí es relativamente común que los violadores sean encubiertos por otras personas.
Es muy simple. Si Félix Salgado Macedonio tiene varias acusaciones de violación y tú lo candidateas sin que ello te preocupe, entonces estás, de alguna manera, encubriendo a dicho candidato: el encubrimiento implica necesariamente un pacto dado que «yo te cubro las espaldas ya que ello me beneficia a mí».
Si López Obrador sabe del negro historial en materia sexual y lo candidatea, está, cuando menos, relativizando el acto. No es como que AMLO esté frotándose las manos diciendo «vamos a violar más mujeres», pero el mensaje que da (y no es la primera vez) es que esos temas no tienen importancia para él: le importa más el poder que la integridad de las mujeres o los feminicidios. Igual ocurre con la corrupción: si AMLO nombra a un corrupto, ello implica la existencia de un pacto donde se está encubriendo la corrupción a cambio de algo.
Algunos afirman que a Félix no se le ha probado nada sobre el tema de la violaciones y por ello insisten en que se trata de «caprichos de feministas histéricas«, pero justo hacen el mismo escándalo cuando las acusaciones son sobre otros temas. La gente tiene todo el derecho a ejercer presión o a criticar a un candidato con acusaciones de violación.
Por otra parte, el delito de la violación sexual, por sus características (es un delito privado que generalmente es difícil de probar), requiere alguna forma de pacto ya que si no hay testimonios es muy difícil de probar. En muchos casos, los testigos lo encubren para que el violador no pague por lo que ha hecho, y es cierto que ello es una práctica muy común en los que muchos hombres encubren a otros, incluso existen mujeres que llegan a formar parte de ese pacto para proteger al amigo o familiar acusado. Lo que está haciendo AMLO no es muy distinto. Aunque él no es testigo de lo que Macedonio pudo hacer, de alguna forma sí lo está dejando de lado con fines políticos.
Lo que me pregunto es si deberíamos conformarnos con pedirle a AMLO que rompa el pacto. Dudo que un personaje como López Obrador, quien ya ha demostrado su displicencia con las problemáticas que viven la mujeres, «agarre la onda». ¿No sería mejor que los sectores progresistas que todavía no se desencantan con el gobierno o se benefician de él rompan el pacto con AMLO? ¿No sería más congruente renunciar al gobierno o partido de un Presidente a quien le importa un «pepino» esos temas? ¿No sería mejor imponerle un costo más alto a AMLO por esta displicencia que vaya más allá de decidir promover a un candidato?
Cierto es también que este asunto de Salgado Macedonio es algo más profundo que un mero pacto machista. Claro que debe molestar e indignar que una persona acusada de violación reciba la unción presidencial, pero también ello es expresión de un gobierno que está acostumbrado a incluir a gente innombrable, sin ningún resquicio de ética y moral, y esto va más allá del mero pacto machista: ya sean violadores, corruptos y demás.
Lograr que remuevan a Félix Salgado Macedonio por sus antecedentes de violación sería una buena noticia, pero no es suficiente y contentarnos con ello puede permitir que lo otro siga existiendo. Los ciudadanos debemos de ser tajantes y oponernos al nombramiento de cualquier figura innombrable que pueda representar un peligro para la sociedad.