En defensa de las personas que sobresalen

Nov 22, 2020

Dicen que en México tenemos la costumbre de no dejar que la gente que sobresale lo haga. Más allá de envidias y celos, ello solo puede afectar negativamente a nuestra sociedad.

En defensa de las personas que sobresalen

En México hay un dicho que dice que solemos ser como cangrejos, que no nos gusta ver a los demás sobresalir y por consecuencia nos encargamos de «bajar» a quien busca destacar.

Si bien, no he visto algún estudio que muestre evidencia empírica de que nos destaquemos por ello, y si bien no creo que sea algo exclusivo de México, sí es algo que, a mi parecer, comúnmente sucede. Sí parece haber una fuerza gravitacional que trata de empujarte a la medianía.

Para el caso de este texto, tomaré el concepto sobresalir como algo muy general y que consiste en ser un outlier sobre algo dentro de una distribución dada. Es decir, mientras que la mayoría de la gente está relativamente cerca de la mediana, el outlier se ubica en el extremo positivo de esta.

Para explicarlo de esta forma tomemos como referencia esta gráfica que hice con base a los ratings que el juego FIFA 18 da a los jugadores de las ligas más importantes. Si bien los ratings no son exactos (hay mucha subjetividad a la hora de dar una calificación a los futbolistas), el rating trata de alguna manera corresponder con la realidad.

Cada punto gris es un futbolista, los que están dentro de la «caja» son los que están más cerca del promedio (los que están justo en la línea del medio son la mediana estadística) y los que se encuentran en las secciones punteadas en los extremos son los outliers. Evidentemente, los de la izquierda son los que «sobresalen» por ser malos y los de la derecha son los que sobresalen por ser buenos, entre esos puntos nos vamos a encontrar a Messi, a Cristiano Ronaldo, a Mbappe. Son 93 jugadores de los 17,592 jugadores que tiene la base de datos.

De igual forma podemos saber que los actores famosos de Hollywood son outliers con respecto a todos lo que se dedican a la actuación o que las bandas de rock que aparecen en los festivales lo son con respecto a todas las bandas de rock existentes (incluida la que tiene tu vecino). Sin embargo, hay que recalcar que los outliers lo son con respecto a su contexto. Por ejemplo, sabemos que los jugadores mexicanos de futbol profesional son outliers con respecto de todos los mexicanos que juegan futbol, pero difícilmente lo serán con respecto a todos los jugadores de todas las ligas del mundo (como lo ilustra esta gráfica) y tal vez solo uno o dos alcanzarán a tener ese privilegio.

Tomando como referencia esta contextualización, se puede decir que, con respecto de todos tus amigos, al que le va muy bien en los negocios es un outlier con respecto al conjunto de tus amigos, el que se destaca en todo tu grupo de amistades por ser el que es muy bueno para contar chistes también lo es, aunque no lo sea a nivel nacional.

Además hay que hacer otro señalamiento: el outlier lo es en algo, no en todo. Messi es un outlier como futbolista, pero no lo es hablando de política (aunque seguramente habrá algún ingenuo que le de gran relevancia a su opinión porque… Messi). Dicho esto, la proporción de las personas que son outliers en cualquier cosa con respecto a todo el conjunto es más grande que la proporción de personas que lo es con respecto a algo en específico. Entonces, si te pones a analizar a todos tus amigos y parientes, te encontrarás que varios destacan en algo y tal vez tú también lo hagas: uno es el mejor haciendo chistes, el otro es un gran atleta, y otro se destaca por saber mucho de filosofía.

Y justo es con los outliers con los que tenemos un problema, nuestra cultura no es muy amable con ellos.

¿Por qué? Porque nos confronta, porque la gente cree (y creo que esto es algo completamente erróneo) que si alguien destaca en lo que uno no lo hace siente que pierde valía como persona, y como ello le molesta y le afecta a su ego, entonces se sentirá «orillado» a evitar que esa persona sobresalga cuestionándola, poniéndole piedras en el camino e incluso poniendo su entredicho su honor.

¿Cuántas veces no hemos escuchado la frase «tiene éxito, seguro robó o seguro fue por palancas»? Es cierto que la suerte puede jugar cierto papel como lo muestra esta gráfica que toma la fecha de nacimiento de esos mismos jugadores profesionales de futbol. Vaya, si quieres ser futbolista profesional y naciste en febrero, tal vez tengas un poco de más suerte.

Pero aún así, la suerte nunca podrá explicarlo todo, ésta siempre tiene que conjuntarse con algún talento o capacidad del individuo. Creo que a la sociedad no nos es difícil detectar a quien ha llegado a la fama por favores pero no tiene mérito alguno.

Pero negando ese mérito o los talentos de la persona en cuestión y afirmando que todo es circunstancial, la gente sentirá que en realidad no sobresale, que hay una injusticia ahí, ¡problema solucionado! ¡Ya no me siento un mediocre o un inepto porque el otro solo tuvo suerte o privilegios! Es cierto, allá afuera hay gente que logra sobresalir de formas dudosas y antiéticas (políticos corruptos, empresarios que roban, personas que hicieron trampa), pero no nos hagamos, nos encanta agarrar de las piernas al que se eleva para que no se suelte de nuestro mundo de la medianía.

Esta cultura de no dejar sobresalir al que sobresale se vuelve muy nociva, porque la distinción entre los outliers y quienes no lo son no es un juego de suma cero. Los que se encuentran en la medianía (de hecho, todos nos encontramos en la medianía de casi todas las cosas) en realidad no salen perjudicados por la existencia de outliers (lo cual es, a su vez, inevitable), por el contrario.

No hay nada de malo que haya gente que destaque en algo y nosotros no, es lo más natural. Es terrible que creamos que se trata de una competencia y que nuestra valía deba ser dada en comparación con los demás.

Peor aún, no es extraño que una persona que sea un outlier en un ámbito, se frustre porque no lo es en el otro. Imaginemos una persona que es brillante en el mundo de la computación pero que no sea un casanova tratando de ligar con el género opuesto y sienta una abundante envidia al ver a su amigo o amiga que se caracteriza por sus dotes de ligue.

Pero la existencia de outliers es, a la larga, benéfica para todo el conjunto:

Por ejemplo, es posible que tu amigo brille en el mundo de los negocios y tú no tanto, pero es muy posible que él te enseñe algunas estrategias de negocio que hagan que te vaya mejor de lo que te iría o te eche la mano en caso de que entres en una crisis económica. El amigo que hace muy buenos chistes hace más amenas las reuniones, el amigo que sabe muchísimo de filosofía te podrá decir por qué libro debes comenzar si quieres adentrarte en el tema.

Los outliers (obviamente hablamos de aquellos que destacan en cosas virtuosas y no nocivas) abonan de alguna manera al progreso de la sociedad. Son ellos quienes, por sus características, logran romper con la monotonía y el mecanicismo que caracterizan a nuestras sociedades. Los outliers ejercen una suerte de fuerza gravitacional sobre el resto, son los que publican los libros que nos enamoran, son los que desarrollan los inventos que mejoran la calidad de nuestras vidas, son los que nos inspiran.

Y si prescindiéramos de ellos, condenaríamos a nuestra sociedad a la irrelevancia y de ahí a su colapso.