En algún momento, dentro de las manifestaciones anti-AMLO hubo una escisión entre FRENA y los demás conglomerados (chalecos amarillos, Xiudadanos y demás). De hecho, cuando comenzaron las manifestaciones allá por inicios de 2019, FRENA no existía.
El «Frente Nacional Anti AMLO» comenzó a cobrar relevancia con las caravanas automovilísticas que se convocaron a inicios de la pandemia: mucha gente, preocupada por el gobierno de López Obrador, se empezó a sumar a esa organización. Las otras organizaciones decidieron ir por su lado, una de las razones era el rechazo a la figura de FRENA, Gilberto Lozano, por su talante autoritario y su organización vertical.
Pero ¿qué iba a pasar con el resto de las oposiciones? ¿Qué iba a pasar con las organizaciones patronales? ¿Qué iba a pasar con Chalecos Amarillos y demás organizaciones que habían quedado relativamente desarticuladas? Desde hace tiempo se les había visto reticentes a sumarse a FRENA y no vieron con mucho gusto la idea de buscar remover a AMLO del poder (por ser imposible de hacer y, por ende, inconstitucional). Sumarse a FRENA habría implicado someterse a los designios de Gilberto Lozano.
Entonces surgió Sí por México, una organización creada por Claudio X González, Gustavo de Hoyos y otros líderes empresariales que básicamente buscan ser una oposición sin «los defectos de FRENA» a la cual se le ve muy a la derecha del espectro político y se le acusa de tener un carácter demagógico, nacionalista y populista.
Todos esos conglomerados (Chalecos Amarillos y demás), que se habían vistos rebasados por FRENA y habían quedado desarticulados se aliaron con Sí por México.
Después de la creación de ésta nueva organización AMLO se apresuró a decir que Sí por México y FRENA eran lo mismo y hasta se esmeró en tejer paralelismos con la campaña de Pinochet en el referendum que el dictador chileno convocó y perdió.
A los de FRENA, por su parte, les molestó que surgiera una oposición diferente a la que representaban ellos y que quisieran desligarse de ellos. Inmediatamente buscaron desacreditar ese movimiento tratando de promover la idea de que Sí por México fue inventado por AMLO, lo cual es a todas luces falso ya que ahí están líderes que en todo momento han sido opositores a AMLO.
Sí por México y FRENA se parecen más bien poco. Sí por México, a diferencia de FRENA (que es un movimiento meramente reactivo y con algo contenido demagógico), pretende ser un movimiento propositivo e institucionalista, para ello han invitado a organizaciones de todas las ideologías (ahí están sumados desde el Frente Nacional por la Familia como algún colectivo LGBT) para conformar un frente amplio.
Sí por México se presenta como una oposición ideológicamente bastante más moderada que FRENA sin caudillos ni líderes demagógicos. Gilberto Lozano no se quiso sumar porque de hacerlo, según me han comentado personas que ha tratado con él, su liderazgo se habría visto eclipsado. El líder y caudillo de FRENA es él, acá ya no habría tomado ese rol.
Por eso la urgencia de Gilberto Lozano y los suyos de desprestigiar a este movimiento, porque la única oposición que puede existir son ellos. ¿Les suena? Suena conocido ese discurso, ¿verdad?
Algunas organizaciones ultraconservadoras se unieron a la causa de FRENA y se dedicaron a hacer a desprestigiar a Sí por México diciendo que ahí hay masones, comunistas y «aborteros». Ello también deja patente la orientación político-ideológica de FRENA muy a la derecha (aunque Gilberto Lozano niegue que tengan alguna ideología).
La pregunta con Sí por México es si un movimiento que no busca apelar a las vísceras y al miedo será capaz de atraer gente como para convertirse en la oposición más visible. El discurso simple, demagógico y basado en el miedo de Gilberto Lozano ha convocado a un número de personas nada despreciable. El discurso populista de Lozano ha calado en aquellos sectores preocupados por el actual gobierno. Este apelar a las emociones más profundas puede ser más atractivo que un movimiento formado por sectores empresariales e intelectuales que comentan que apostarán a la propuesta y al bien del país (evidentemente, de acuerdo a su concepción de lo que debería de ser) más que ser un movimiento meramente reactivo y catártico.
¿Podrá llamar la atención del electorado una organización como Sí por México vinculada a sectores de poder (en su mayoría empresariales) frente a un FRENA que, por más radical que sea, puede presentarse como una organización más orgánica? Si de algo seguramente puede adolcer Sí por México es de frescura: varios son, al final, los mismos rostros.
Lo cierto es que Sí por México podrá servir como receptáculo para que aquellos que son opositores a AMLO pero se oponen a liderazgos como Gilberto Lozano, puedan aspirar a ser una suerte de contención a este régimen.