Lozóygame no. El escándalo y el 2021

Jul 24, 2020

Lozoya cantó y destapó complicidades que involucran a casi todas las fuerzas opositoras. Pero ¿qué efectos puede tener este escándalo rumbo al 2021?

Lozóygame no. El escándalo y el 2021

Lozoya cantó. Y el Reforma nos mostró la letra de la canción.

El golpe mediático es indudable. Las declaraciones de Lozoya embarran a casi toda la hoy oposición partidista: la muestra como corrupta y ello le viene muy bien a la narrativa de López Obrador.

Si algo nos preguntábamos en el sexenio pasado, molestos e indignados, era por qué a diferencia de varios países de América Latina en México no caía nadie a causa del escándalo internacional de Odebrecht.

Con esto, López Obrador se va a contrastar con el «PRIAN» y la mafia del poder. Aunque evidentemente la detención de Emilio Lozoya obedece a intereses políticos y hasta electorales (como siempre suele ocurrir), lo cierto es que esto le va a venir bien a su imagen y tal vez gane algún que otro puntito en las encuestas, aunque más que nada servirá para reforzar a ese 50% de los mexicanos que sigue creyendo en él. Pero esto no es lo más importante, sino cómo es que este escándalo puede ayudar a inhibir el voto opositor desprestigiando a las alternativas opositoras.

A diferencia de los otros «quinazos» donde era un líder el detenido, éste va más allá. Es una suerte de ataque al «régimen que se fue» y al que hoy el oficialismo encasilla como «la oposición».

Más allá de lo que vaya a pasar con este caso (tendremos que ver si alguien pisa la cárcel) el mensaje que quieren comunicar es claro: «estamos combatiendo la corrupción de forma estructural» porque los estamos «exhibiendo a todos» (claro está, con la evidente excepción de su propio partido y afines a los que se les mide con una diferente vara).

Somos nosotros, o son ellos, los corruptos. Nos insistirán una y otra vez reforzando así su retórica polarizadora.

Incluso esto le puede servir al oficialismo para desacreditar al árbitro electoral de quien, con mucho trabajo y presión ciudadana, se logró conservar su autonomía esta semana, ya que se revelaría que Odebrecht financió la campaña electoral de Enrique Peña Nieto. Evidentemente ello no implica algún fraude en tanto no tiene nada que ver con el proceso de votación pero es posible que la 4T lo venda como tal: ahí está la prueba del «fraude del 2012»: el PRIAN siempre nos hace fraudes, ergo, el INE no sirve.

Nadie puede estar en contra de que esto haya sucedido (que se exhiba a los corruptos), pero hay que entender el contexto y por qué se hace. El golpe viene en un momento difícil para el gobierno de López Obrador severamente criticado por las decisiones económicas y sanitarias frente a la pandemia y quien en poco menos de un año tendrá que enfrentar el reto que supone las elecciones del 2021 y que son clave para la continuidad de su proyecto.

La verdad es que este caso puede ser un duro golpe para la oposición. Si panistas, priístas, perredistas y gente de todos los colores están embarrados ¿con qué cara van a persuadir al electorado para votar por ellos en 2021? Está claro que si los partidos mantienen esta mala reputación, algunos votantes van a preferir no salir de sus casas.

Es cierto que la seguridad y la economía son más importantes que la corrupción para la gente ya que tiene efectos inmediatos y más visibles en su cotidianidad. Es cierto que los índices de inseguridad siguen muy altos y la economía está muy comprometida no solo por la pandemia misma sino por las erráticas decisiones de este gobierno. Pero que la seguridad y la economía sean más importantes no implica que un tema como la corrupción no importe.

Es cierto también que no pocos saldrán a votar por quien sea para quitarle las cámaras a López Obrador. Según el Financiero en una encuesta de hace un mes, ellos representan poco menos de un tercio de la población:

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Si los que dicen que no votarán ni a favor ni en contra no salen a votar y si las preferencias se mantienen como hoy, quitarle la mayoría absoluta a la 4T no estaría garantizado y, en el peor de los casos para AMLO, conservaría la mayoría relativa.

Es ese 23% el que tendría menos razones para salir a votar al ver que la alternativa a la 4T ha sido partícipe de escándalos de corrupción.

Lo más llamativo es que, a pesar de los severos problemas económicos y sanitarios, la popularidad de AMLO en el contexto de la pandemia ha caído más bien poco. Podríamos pensar que la popularidad de AMLO se iba a desplomar, pero eso no está ocurriendo. Nótese cómo la popularidad de AMLO es prácticamente igual que en marzo, el mes en que el país entró a la pandemia.

Esto ocurre, con todo y que muchos empleos se han perdido, con todo y que cada día mueren cientos de personas a causa del Covid-19.

Sería interesante saber por qué la popularidad se ha mantenido constante, pero este supuesto combate a la corrupción puede ser un activo en favor de las narrativas que conciernen a la economía, ejemplo: hoy estamos mal, pero el gobierno está combatiendo a la corrupción, y si no hay corrupción, vamos a estar mejor. Justo uno de los pilares de la narrativa lopezobradorista.

Que el gobierno de AMLO genere adversidad en la mitad de la población no implica que por sí solo eso le vaya a hacer perder elecciones: 50% de aprobación sigue siendo considerable. Es importante que los indignados salgan a votar: los que están muy indignados votarán por lo que sea con tal de votar contra MORENA, pero los que tal vez no lo están tanto, los que no se han sentido muy afectados en su vida cotidiana (porque las crisis no impactan a todos de igual manera), tal vez no lo hagan si no existe un medio que consideren una alternativa real: un partido o líder político del cual perciban que todavía tiene algo de prestigio o decencia como para que «esa alternativa valga la pena».

Si no existe esa alternativa, muchos se van a quedar en sus casas y vamos a ver una participación relativamente baja y al oficialismo no le va a ir tan mal (a menos que la crisis se agudice severamente o que explote un escándalo).

Si los partidos quieren ser una alternativa real, tendrán que trabajar para serlo: ello implica de inicio remover de sus filas e investigar a aquellos que se han visto implicado en este escándalo (y difícilmente podría ser suficiente), así como hacer una renovación concienzuda a partir de una profunda autorreflexión que al día de hoy no han tenido; de lo contrario, el 2021 no tendrá buenas noticias para ellos.