¿Por qué el político demagogo es más atractivo que el especialista?

Jul 23, 2020

Los especialistas presumen ser racionales, sensatos y hasta con apego al método científico. ¿Entonces por qué muchas veces pierden frente al discurso demagogo y facilón?

¿Por qué el político demagogo es más atractivo que el especialista?

Es cierto que la presión ciudadana fue clave para que el oficialismo no lograra cooptar al INE. Sin embargo, yo me esperaba que fuera más gente la que se sumara. Apenas apareció uno que otro trending topic en Twitter e incluso temas más frívolos e irrelevantes tenían más exposición.

¿Por qué algo tan trascendental como la autonomía del árbitro electoral parece no generar tanto ruido, ni siquiera en esas personas que nos juran que este gobierno nos va a convertir en una nueva Cuba? Me puse a reflexionar sobre ello.

Muchas decisiones de gran relevancia para la vida pública suenan por sí mismas aburridas y tediosas: «Fortalecer el mercado interno», «defender la autonomía del INE, claro está», «incentivos para evitar recesión económica» y un largo etcétera. Todo esto termina afectando la vida cotidiana de las personas, pero suena tan ajeno.

A la gente común que no tiene un gran interés en la política, que no es «académica», esos términos no le dicen mucho, le parecen cosas abstractas y, aunque tenga alguna idea de lo que puede significar, no los ve más allá de meros tecnicismos abstractos y rebuscados.

Es cierto que la cultura política en México es pobre, pero es lo que hay, es para lo que da nuestra sociedad, cultura y sistema educativo el día de hoy. Es cierto también que la mayoría de la gente no está especializada en política o en economía, para eso están los politólogos y los economistas que deberían saber «bajar» su conocimiento a la gente, quitarle todos esos tecnicismos y rebuscamientos para que la gente entienda qué está en juego.

Por eso los discursos de «nos van a llevar al comunismo y te van a quitar tu casa» o la verborrea de AMLO movilizan a más gente, convocan a más mítines o caravanas, porque tienen un componente fuertemente emocional que los primeros conceptos no tienen, con todo y que estos son conceptos vacíos y, en el mejor de los casos, muy imprecisos. Por eso es que muchos especialistas se sorprenden de que muchas personas opten por discursos demagógicos sin sustento en vez de lo que ellos llaman «la sensatez» o «lo racional».

Pero en parte es culpa de ellos, porque parecen asumir que hay que comunicarse con la gente con términos académicos y rebuscados que solo ellos entienden. Algunos, ante su desesperación, arremeten contra la «soberanía popular» y hasta se andan imaginando gobiernos platónicos donde solo participen en lo público los sabios porque «el pueblo es ignorante». Pero no entienden de qué va.

Por poner un ejemplo: defender la autonomía del INE es muy importante, pero creen que la gente automáticamente va a captar su importancia como lo hacen ellos. El especialista, muy familiarizado con ello, intuye: «Sin INE autónomo no hay elecciones libres, sin elecciones libres no hay democracia, y sin democracia no hay representatividad ni libertad sino dictadura» pero no se molesta en comunicarlo porque asume que la gente lo sabe. A una persona común, el mero término «autonomía» le parecerá ajeno o técnico.

Decirle a esa persona que «vamos a defender la autonomía del INE» causa bastante menos impacto que decirle «defendamos al INE porque si no, los corruptos se van a robar las elecciones y ya no habrá democracia» o «ya no vamos a poder sacar a X partido del poder». No es lo mismo decir, «Se prevé que la decisión del gobierno reduzca 4.0 puntos del PIB» a decir que «La decisión del gobierno va a causar más desempleo y pobreza». Se apela a las emociones pero no es demagogia porque no se está diciendo nada que sea falso. La información que se está entregando es correcta. A lo largo de la historia hemos podido ver muchos discursos que apelan a lo más profundo de la emoción pero son sinceros y no demagógicos. Un claro ejemplo que se me viene la mente es el famoso discurso «I have a dream» de Martin Luther King.

Por eso es necesario que los especialistas y los académicos sepan conectar con la gente, que sepan comunicar lo que saben de tal forma que la gente entienda qué implicaciones tienen esos fenómenos (que tanto gustan de interpretar con números o con fundamentos teóricos de alto calado) para sus vidas diarias, ¿cómo es que a un padre o madre de familia le puede afectar tal decisión?

Los especialistas tienen que ayudar a politizar a la gente de tal forma que lo haga de forma autónoma (y no dependa del líder, como ocurre con liderazgos demagógicos), despertarle la curiosidad, que investigue un poco más y que tenga el conocimiento a la mano para tomar mejores decisiones.