Tenemos que hablar sobre la libertad de expresión y la discriminación

Jul 2, 2020

¿Debe ser permitido o no discriminar? ¿Es que los progresistas están yendo lejos cuando hablamos de discriminación, o es que los conservadores se quieren quedar muy cortos?

Tenemos que hablar sobre la libertad de expresión y la discriminación

¿Qué tenemos que decir sobre la discriminación? Tomando los valores liberales como referencia, ¿debe ser permitido o no discriminar? ¿Es que los progresistas están yendo lejos cuando hablamos de discriminación, o los conservadores se quieren quedar muy cortos?

Algunas personas suelen decir que la libre decisión y la discriminación son sinónimos. Cuando tomamos una decisión elegimos una cosa sobre de otra, por lo tanto discriminamos una cosa en favor de la otra.

Pero para efectos de este texto habría que hacer una distinción y separar lo que es la libre decisión de las personas y lo que es un acto rampante de discriminación en su contexto negativo.

Por lo tanto usaré el término discriminación no en el sentido de elegir, sino de relegar, degradar o denigrar a otra persona.

Libertad de elección

La gente tiene el derecho a tomar decisiones libres y las autoridades no pueden hacer nada con respecto a ello siempre y cuando los individuos se sujeten al marco normativo y legal y no transgredan los derechos de los demás.

Cuando la gente toma decisiones, algunas personas se verán favorecidas sobre otras. Por ejemplo, si a la gente le atrae en la mayoría de los casos las personas delgadas las personas con sobrepeso se verán en desventaja y lo tendrán un poco más complicado a la hora de elegir pareja.

Pero la gente está en su derecho de decidir optar por una persona con tales atributos físicos o color de piel. Puedo decidir tener amigos católicos y no musulmanes porque con los primeros me entiendo mejor, etc. La persona es libre de decidir porque no está buscando perjudicar a las personas que no ha elegido ni ha atentado contra su dignidad.

Puede parecer injusto, pero no lo es. Los seres humanos no somos iguales, todos tenemos características únicas que nos pueden dejar en ventaja en ciertas circunstancias y en desventaja en otras. De aquí se sigue que tampoco tenemos el derecho de tener los mismos resultados (ej: ganar lo mismo o tener el mismo número de parejas a lo largo de la vida), más bien a lo que tenemos derecho es que no se nos discrimine y, valga la redundancia, a poseer los mismos derechos que los demás tienen. Podemos hablar de otros derechos como los que tienen que ver con la salud y la educación que deben ser para todos porque dichos derechos constituyen una base o punto de partida bajo el cual cada persona puede desarrollarse de acuerdo a sus talentos y necesidades propias.

Prejuicios

La gente tiene derecho a albergar prejuicios en su cabeza por el simple hecho de que nadie tiene el derecho a ejercer coerción sobre su conciencia.

Sabemos que todos en mayor o menor medida albergamos prejuicios y sabemos que lo ideal es que hagamos de forma sistemática exámenes de conciencia para cuestionar nuestros prejuicios, pero siendo ciudadanos mayores edad, nadie puede obligarnos de forma coercitiva a cambiar nuestros pensamientos.

Dicho esto, si una persona alberga prejuicios homofóbicos o racistas, tiene derecho a tenerlos y nadie le puede obligar por medio de coerción a pensar de tal o cual manera.

Sin embargo, a lo que esa persona no tiene derecho es a discriminar públicamente con base en su prejuicio. Una persona puede tener el prejuicio de que «los gays son degenerados» pero ello no implica que en lo público pueda discriminar a los gays, por ejemplo, relegándolos, discriminándolos o insultándolos. La persona prejuiciosa bien puede saber que no debe discriminar a los gays y, a pesar de sus prejuicios, puede decidir no hacerlo no considerando la orientación sexual a la hora de contratar empleados.

Es decir, la gente tiene el derecho a pensar lo que quiera pero no tiene derecho a hacer lo que quiera con aquello que piensa.

Discriminación

A diferencia de la libertad de elección, la discriminación no puede estar ética ni moralmente justificada. Si yo decido insultar o degradar a otra persona por su orientación sexual o por su etnia, ello es reprobable.

Sin embargo, la discriminación solo debe ser sancionada con coerción por el Estado cuando ella pone en peligro la integridad o los derechos fundamentales de la persona a la que se le discrimina.

Es decir, desde el punto de vista formal, una persona tiene derecho a decir frases machistas o chistes degradantes, tiene la libertad de expresión garantizada por el Estado de hacerlo, pero …

… ello no implica que la sociedad o un conjunto de personas estén obligados a tolerar ese tipo de frases. Las leyes formales lo pueden permitir, pero no necesariamente las normas o convenciones sociales o de un grupo determinado.

Dicho esto, una persona o un grupo de personas puede relegar o excluir a aquella persona por decir comentarios machistas ya que es parte de su libertad de elección. En este punto hay quienes dicen que se está vulnerando la libertad de expresión, pero ello no ocurre en tanto no implique que el Estado aplique medidas coercitivas, porque entonces la alternativa sería vulnerar la libertad de elección de las personas que deciden con quienes pueden convivir y asociarse. Si se me obligara a tolerar personas que sostienen discursos racistas o fascistas estarían vulnerando mis derechos.

El Estado no puede obligar a las empresas privadas a contratar gente de todas etnias o preferencias sexuales en tanto se apeguen a derecho y cumplan son sus obligaciones, pero si una sociedad dada determina que tal empresa discrimina a las mujeres o a los latinos, la sociedad tiene todo el derecho de protestar, indignarse, criticar o presionar a la empresa en cuestión ya que están utilizando su derecho a la manifestación y expresión.

Lo mismo pasa con la comedia de la que ahora algunos denuncian que la corrección política ya no les permite hacer ciertos tipos de comedia. El Estado no puede decir a los ciudadanos qué tipo de comedia pueden hacer; sin embargo, la gente tiene derecho a protestar por tal o cual tipo de comedia e incluso algún club puede decidir no contratar a comediantes cuyo contenido considere machista o discriminatorio. La sociedad tiene el derecho de establecer sus convenciones o normas sociales y ellas por sí mismas no implican un atentado en contra de la libertad de expresión.

Conclusión

El Estado no puede o no debería poder intervenir ni en la libertad de elección ni en la conciencia de las personas ni en la forma en que los ciudadanos se expresan a menos que ello ponga en riesgo la integridad de un tercero (alguien que invite a golpear a las mujeres por un decir). Las campañas contra la discriminación por parte del gobierno serán válidas en tanto no impliquen coerción directa del Estado (a menos, claro, que pongan en riesgo la integridad de terceros).

Pero la libertad de expresión no implica que la gente esté obligada a tolerar todo aquello que dices. La sociedad y los diversos grupos de la sociedad tienen el derecho de establecer sus normas y convenciones sociales bajo las cuales regularse, y de hecho necesitan de ellas para poder formarse y ser sostenibles.