Señor López Obrador: preocupado por la pandemia y la economía de mi país he leído con atención su decálogo que propuso. Esperaba que por fin «agarrara la onda» pero no fue así. Por ello decidí escribirle a usted, señor presidente, un contradecálogo para que usted lo siga.
- Póngase a gobernar, ya estamos hasta la madre de predicadores. Ya tenemos suficientes sacerdotes, ministros de Pare de Sufrir y youtuberos de la «actitud positiva». Queremos un Presidente que tome medidas para paliar la epidemia y la crisis económica que le acompaña, no uno que hace decálogos demagógicos emulando los mandamientos para apelar a la religiosidad de los sectores populares en los que usted quiere crear una clientela.
- El filósofo Karl Popper decía que los políticos deberían limitarse a combatir males y no andar promoviendo valores ni decirle a la gente cómo es que tiene que ser feliz, y tenía razón. Deje de estar dictando moral y deje de estar diciéndonos bajo qué valores tenemos que regir nuestras vidas.
- Por favor, no desobedezca las instrucciones de sus propios especialistas a quienes contradice una y otra vez. Su actitud solo confunde a la población, lo cual explica que muchas personas no hayan hecho cuarentena y, a su vez, explica por qué falta tanto para que la epidemia se controle.
- Por favor, apoye a pequeñas y medianas empresas para evitar más despidos, apoye también a las personas que trabajan en el sector informal (con políticas bien diseñadas y sin propósitos clientelares) para atenuar el impacto económico de la pandemia. Las pequeñas y medianas empresas poco tienen que ver con ese «capitalismo de cuates» como el de los grandes empresarios con quienes usted se reúne en Palacio Nacional y a quienes les da proyectos sin licitar.
- Por favor, cancele todos sus megaproyectos por inviables y reasigne el presupuesto al combate a la pandemia. Dos Bocas es inviable y ya se lo han dicho expertos, Santa Lucía ni hablar, y el Tren Maya es un atentado contra la ecología.
- Deje de generar incertidumbre. Si bien es cierto que la crisis económica es producto, en gran medida, de la pandemia, también es cierto que sus políticas erráticas y sus mensajes han generado una fuerte incertidumbre en la inversión privada lo cual ha profundizado más el impacto de la crisis.
- Deje de polarizar al país. Necesitamos un presidente que sea líder de todos los mexicanos, pobres, ricos, de clase media. Necesitamos a un presidente que una a la sociedad para lograr sortear esta pandemia, no uno que estigmatice y etiquete a aquellos que guardan escepticismo hacia su gobierno.
- Atienda los problemas de violencia intrafamiliar que se han incrementado con la pandemia que afecta a mujeres así como a infantes y que usted ha ignorado (y hasta ha inventado otros datos) porque le guarda resentimiento a los colectivos feministas que le han demandado actuar contra ese problema.
- No sea egoísta. Nos dice en su decálogo que no seamos egoístas con el prójimo. Si usted está decidido a predicar moral, entonces de menos sea congruente: comparta información verídica, no confunda.
- Tire su decálogo a la basura: es completamente inútil y demagógico. Es un insulto para los mexicanos que quieren que usted proponga medidas para sortear este problema y que se sienten abandonados a su suerte.
Muchos mexicanos esperamos que lo siga cabalmente, señor Presidente.