La forma en que las personas actúan refleja necesariamente la realidad en la que se encuentran insertas. Sus actuaciones responden a construcciones de la realidad que han hecho a través de la experiencia.
Es decir, si esta persona actúa de tal o cual forma, ello explica de alguna forma la realidad de la cual forma parte. Y viendo ese penoso «Cielito Lindo» que se aventaron algunos artistas de la farándula, puedo tratar de explicarme un poco su realidad.
Es que ¿a quién se le ocurre montar un espectáculo de tan baja calidad para «animar a la gente» o «solidarizarse», si es que ello fue su verdadera intención?
El contenido del video ya es de por sí muy cliché: ¿qué cantamos? Ah sí, ¡el Cielito Lindo! Es lo que la gente canta cuando gana México en los mundiales. Luego, creemos que tenemos un gran poder de convocatoria porque somos estrellas de Televisa (o de TV Azteca). Esto va a pegar, esto le va a encantar a la gente. No importa que sea un video mal hecho hecho al aventón al que no le pusimos ningún esmero, que no está bien editado, donde nadie sabe cantar ni se esfuerza por hacerlo, donde unos cantan con enjundia y otros parecen que se están durmiendo lo cual arruina por completo la continuación del video: parece que van a llegar al punto álgido de la canción con esos insulsos gritos de ¡viva México! para que llegue otro de esos artistas a cantar el coro sin ganas, ni pasión. Es más, ni siquiera están coordinados con la pista. Es una experiencia visual y auditiva terrible.
Esto se trató de una iniciativa basada en el mínimo esfuerzo: no importa que quede parchado, la cosa es que salga. Y eso se notó y mucho, eso hizo al video todavía más patético, porque el mensaje que comunican a su audiencia (o la que creen que es su audiencia) es que están dispuestos a dar poco de sí.
Luego tienes a los artistas en sus casas presumiéndonos sus jardines, sus albercas, sus balcones con vista a la ciudad o a la playa (presumiblemente Miami) como para decirnos que ellos se la están pasando muy guay en una cuarentena todo de lujos, como para restregarle su privilegio a la gente en su cara.
Evidentemente, la desconexión de su «México» ya no con el México real, sino incluso con el México de las clases medias, es notable. Pareciera que tratan al público de forma condescendiente, como si fuéramos a pensar que ellos son importantes para nosotros porque pueden ser conocidos (en realidad yo solo ubico a Daniel Bisogno, Yuri y Rebeca de Alba), pero ello no quiere decir que sean admirados o sean referencias para una gran parte de la población que está cada vez más desconectada de los medios tradicionales que es donde ellos tienen exposición. Pareciera que creen que seguimos viviendo en esos años 80 siempreendominguistas donde los famosos eran construidos por aquellas televisoras en donde trabajan y eran casi la única referencia que la gente tenía.
Era evidente que cuando subieran el video a redes lo único que se iban a ganar son burlas. Era evidente que la impresión del público es que lo único que estos artistas querían era exposición y ni para hacer eso le echaron ganas.