El COVID-19, la enfermedad que primero es de los ricos y luego de los pobres

Mar 30, 2020

El COVID-19 nos va a afectar a todos, pero no nos va a afectar de la misma forma. En lo general, quienes tienen más recursos sufrirán menos las consecuencias que los que menos tienen.

El COVID-19, la enfermedad que primero es de los ricos y luego de los pobres

La gente acomodada importó el Covid 19 a México por una sola razón, ellos tienen mayores facilidades para salir del país. Esto aplica para cualquier país que no haya alcanzado el suficiente desarrollo como para que la mayoría de sus habitantes puedan viajar en avión.

Los primeros casos que aparecen entonces son personas de clase acomodada. Los primeros fallecimientos, por lo general, también.

Pero la gente acomodada convive con personas que pertenecen a las clases populares o que son pobres: las señoras del aseo, el de las tortillas, el peón de una fábrica, el zapatero, el jardinero y demás.

Así, llega un momento en que parece no haber distinciones sociales: todos se enferman.

Pero luego la gente acomodada se topará con que tiene más facilidades para hacer frente a la pandemia. Una vez que el contagio comunitario ha comenzado, ellos pueden hacer algo más para evitar contagiarse: ellos se quedan en sus casas y pueden trabajar desde el hogar. Si necesitaran salir, pueden usar el carro para trasladarse, lo cual representa un riesgo menor que si tuvieran que trasladarse en camión, lo cual se vuelve un foco de infecciones.

Entonces la distribución comenzará a cambiar paulatinamente. Si bien es cierto prácticamente todos vamos a portar el COVID19 en algún momento, es más probable que la curva «sea más plana» dentro de las clases más acomodadas, además de que tienen acceso a hospitales privados. En el caso de la gente más pobre, la curva será más pronunciada por lo anteriormente mencionado.

A eso hay que agregarle que los servicios de salud que reciben son pésimos. Si bien la misma clase acomodada sufrirá de «saturación de hospitales», los menos privilegiados lo sufrirán aún más. Tendrán todavía más problemas en ser atendidos y, por ende, la tasa de mortalidad ahí será más alta.

Así, una enfermedad importada por las clases medias y altas se volverá más que nada una enfermedad de los pobres, porque ahí habrá más casos, mayor tasa de mortalidad y peores condiciones para combatir el problema. Esto es recurrente en todas las pandemias a lo largo de la historia: la gente más pobre tenía más posibilidades de contraer la peste que la gente más rica e incluso Camus narraba en su novela que los acomodados trataban de evitar los barrios bajos y se prohibía el tránsito entre los distintos sectores.

Lo mismo sucedía con la tuberculosis y ya no digamos el cólera, donde las condiciones sanitarias lúgubres están fuertemente relacionadas con la incidencia de contagio (por lo general, por heces restantes en el agua) sin olvidar a la malaria que es otro caso ejemplar.

Nuevamente las diferencias socieconómicas incidirán sobre la forma en que la pandemia se manifiesta. El mismo fenómeno se puede percatar entre los distintos países. Primero «enfermaron» aquellos más desarrollados y que, por ende, tenían mayores conexiones aéreas. Hoy África tiene pocos casos, pero tal vez será cuestión de semanas para que el coronavirus se concentre dentro de los países más pobres del mundo y ahí residan las mayores afectaciones: la India, históricamente susceptible a las pandemias, posiblemente sufra mucho, y tal vez lo harán todavía más aquellos países cuyo sistema de salud sea muy pobre o casi inexistente.

En aquellos países más deprimidos, el COVID19 se encontrará con aliados como la malaria o el HIV que hará el problema todavía más grave. Sobre todo en aquellas ciudades atiborradas de personas como Lagos donde pensar en una cuarentena es casi imposible. Ahí es donde se va a sufrir más, aún más que los que viven en las periferias de las ciudades de México.

Por ello, los distintos sectores socioeconómicos viviremos el problema de forma distinta. Hasta el más rico tiene algunas posibilidades de riesgo, pero siempre serán menores a la de su contraparte de los barrios más deprimidos.