Ganaron quienes tenían que ganar, perdieron quienes tenían que perder. Un evento como tal no es un juego de suma cero, pero algunos trataron de esmerarse en que lo fuera: esos mismos fueron quienes perdieron y nadie más.
Los ganadores
Las mujeres: Puede parecer una obviedad decir que las mujeres ganaron, pero lo hicieron porque lo que pasó hoy fue histórico. Habrá que ver los números, pero estoy seguro que ésta fue una de las marchas más grandes de la historia moderna de México. Ganaron porque están logrando visibilizar aquello que quieren visibilizar y necesitan visibilizar. Su triunfo, que apenas representa un paso de muchos que tendrán que darse, es irrebatible.
Los hombres: Ganaron los hombres, por más paradójico que parezca. Ganaron porque con todo esto que está pasando, más personas están tomando conciencia de lo que está ocurriendo, más hombres están reflexionando sobre el tema e incluso ello podría ayudarles a mejorar sus relaciones.
México y la democracia: México ganó también y la razón es obvia. Un país más equitativo, donde haya una cultura de equidad de género, siempre será un mejor país. Un país donde la gente salga a protestar por lo que es suyo, donde use su derecho a la participación mexicana, es un mejor país. Es cierto que hubo algunos conatos de violencia que afectaron a dos mujeres y una reportera así como algunos vandalismos, pero representan una minoría muy pírrica dentro de una mayoría abismal pacífica, esta fue una marcha histórica y que posiblemente será muy recordada.
Las personas que tenían diferencias pero se sumaron: Muchas personas que tal vez no concuerdan con todos los postulados feministas o que están en desacuerdo con los sectores más radicales se sumaron porque a pesar de las diferencias (válidas) las unió una causa en común. Por ejemplo, muchas amigas que están en contra del aborto se sumaron porque sabían que era necesario hacerlo, y porque el aborto no estaba en el centro de la discusión. Ellas ganaron también porque se escuchó lo que querían que se escuchara.
Los perdedores
Andrés Manuel López Obrador: Curioso que sea a un Presidente que hizo de la marcha su forma de vida a quien le tocara una de las marchas más grandes de la historia moderna de México. Si bien no fue una marcha explícita contra AMLO, sino contra el machismo y los feminicidios, la displicencia de su gobierno conservador fue clave para que se gestara esta marcha de enormes proporciones. AMLO se escondió, fue uno de los principales perdedores.
Los reaccionarios: Perdieron también los sectores reaccionarios más rancios como los encabezados por Juan Sandoval y sus voceros con una versión arcaica de lo que debe de ser la sociedad que, en lugar de sumarse y simplemente apartarse de temas donde no hay consenso como el aborto (que nunca fue centro de la marcha, tanto que fue el morado y no el «temido color verde» el que predominó) decidieron orquestar una fallida y petulante campaña para desprestigiar la marcha por medio de voceros como Brenda del Río y Agustín Laje y no lo lograron. Hasta obispos católicos más sensatos y sensibles decidieron sumarse y no cayeron en la paranoia irracional.
El PAN y México Libre: Perdió también la derecha que se la quiso dar de «feminista» como el PAN y México Libre quienes afortunadamente no lograron capitalizar nada y solo quedaron en evidencia como partidos que que lo único que buscan es votos sin importar la doctrina.
Todas las personas que se opusieron a la marcha: No hablo de quienes guardaban escepticismo, sino quienes en general se burlaron de la marcha y buscaron cualquier pretexto para descalificarla durante todas estas semanas. No lograron el efecto que querían, lo que pasó hoy fue un evento histórico.
El machismo: Seguramente esta marcha será un parteaguas para ir creando una cultura con una mayor equidad de género. Como dije atrás, muchas personas están dialogando sobre el tema y se está reconociendo que hay un problema en nuestra sociedad la cual todavía es muy machista. Hoy el machismo recibió una estocada.