La postura sobre las marchas ha polarizado a la opinión pública. Unos condenan los destrozos y otros reclaman que ello es producto del fuerte hartazgo de las mujeres quienes siguen siendo violentadas. ¿Pero por qué la postura está polarizada? ¿Es que unos son machistas y otros no? ¿Es que algunos están «ideologizados» y otros no? ¿Algunas personas son más sensibles que otras? En realidad esas preguntas no nos pueden dar una respuesta completa, ya que ésta es más compleja y tiene también que ver con la forma en que los individuos conformamos nuestras posturas políticas.
De acuerdo a Jonathan Haidt, nuestras posturas políticas son producto de muchas variables que van desde el temperamento (determinado genéticamente), la educación y la experiencia mediante las cuales construimos nuestra percepción del mundo. Estamos condenados a interpretar el mundo de manera subjetiva y cuando se habla de posturas políticas éstas no son la excepción. Ellas son más producto de la forma en que percibimos el mundo que de una deliberación meramente racional.
De la misma forma, esta división (entre quienes son más conservadores o son más liberales, tomando el espectro estadounidense que Haidt utiliza) parece ser inherente a nuestra especie. Es decir, es imposible encontrarte una sociedad donde todos sean absolutamente conservadores o liberales. Si bien es cierto que cuando definimos conservadurismo y liberalismo como posturas políticas tendemos a hacerlo de una forma relativa al contexto (es decir, un conservadurismo del siglo XXI no va a defender necesariamente las mismas cosas que uno del siglo XIX) el espíritu sí permanece y es inmutable, lo cual se entiende si comprendemos los valores fundacionales sobre los que están basados.
Es importante recalcar que las posturas políticas no determinan la calidad moral de quienes la profesan. Sería irresponsable decir que una persona es más buena que otra simplemente por su postura política.
Haidt dice que dentro de las posturas políticas hay 5 valores fundacionales: El cuidado a los demás (proteger a otros del sufrimiento), la justicia, la libertad contra la opresión, el orden, la autoridad y la santidad (que se refiere a sentir repulsión ante cosas que son vistas como desviaciones de lo normal) y toma como referencia el espectro político estadounidense entre demócratas (liberales – progresistas) y republicanos (conservadores) así como los libertarios para explicar el valor que las distintas posturas le dan a estos valores.
Los progresistas suelen apelar más a la justicia y al cuidado de los demás. Los libertarios son quienes, según Haidt, se preocupan menos por los demás, se preocupan más bien por la libertad y en una dosis menor por la justicia. Tanto los progresistas como los libertarios le toman poca importancia al orden, la autoridad y la santidad. Los conservadores le dan cierta importancia a todas las variables, aunque ni ellos ni los libertarios interpretan de la misma forma la justicia que los progresistas. Para estos últimos es justo, por ejemplo, que todos tengan seguro social y no haya mucha desigualdad, para los otros lo justo es que quien se esfuerce más gane más.
Con esto, podríamos entender mejor por qué las distintas posturas ante las marchas que vimos el día de ayer. Es importante recalcar que las posturas no son rígidas, se puede ser más o menos progresista, conservador moderado o conservador ortodoxo, y de la misma forma, no está de más señalar que también hay otros factores ajenos a las posturas políticas que pueden influir en la postura de un individuo hacia el tema de las marchas: por ejemplo, que una mujer haya vivido una violación o que una persona muy querida o cercana lo haya vivido, que seas afectado por los actos de vandalismo a que no lo seas, etc. De la misma forma hay quien pueda ser realmente insensible o albergue posturas machistas que no se explican por su postura política. Pero creo que el uso de los valores fundacionales sí nos puede dar un norte para entender de una u otra manera cómo es que las posturas políticas influyen sobremanera en la postura de eventos como la marcha de las feministas.
Si tomamos la marcha de ayer, la gente con una tendencia liberal-progresista es la que más levantará la voz a favor de las mujeres pero la que tal vez minimice más los actos de vandalismo o, en el caso más radical, los celebre. El progresista apuesta al cambio por medio de la trasgresión del status quo para satisfacer sus valores fundacionales de justicia y cuidado a los demás.
Los conservadores, en este sentido, sentirían desde las particularidades de su postura cierta preocupación e indignación por las mujeres violentadas, aunque lo harán desde el status quo y tomarán a éste como punto de referencia para hablar del problema. Por otra parte, ellos serían los más enojados y espantados por los actos vandálicos, y los que más exigirán castigar a los involucrados con todo el peso de la ley.
Los libertarios analizarían el caso casi exclusivamente desde la libertad (negativa). Cuestionarían las violaciones menos que los otros dos desde la perspectiva de la indignación o del deseo de auxiliar a las víctimas, y lo harán más bien desde la perspectiva de que las violaciones representan una coerción a la libertad de las mujeres. Se escandalizarían menos que los conservadores por los destrozos aunque igual, criticarían el hecho en función de la libertad y la propiedad. Por ejemplo, que vandalizar una camioneta es un atentado contra la libertad y propiedad de los dueños.
Es evidente que el tema es muy álgido, sin embargo, creo que estos ejercicios ayudan un poco a entender que somos individuos subjetivos y nos puede ayudar a tomar posturas un tanto más sensatas.