Entre acusaciones de fraude dentro del propio PRI, Alejandro Moreno Cárdenas «Alito» se convirtió en el próximo dirigente del partido de forma muy contundente. Hay quienes ven en él a alguien que va a reformar el partido, otros dicen que representa el continuismo (del peñismo) y que solo podrá aspirar a ser un partido satélite bajo la falda de MORENA.
Pero ¿tiene futuro el PRI? Algunos creen que va a volver a resurgir porque logró regresar al poder después de la derrota año 2000, por su oficio y por el mero hecho de ser el partido más tradicional e importante de México.
La verdad, el PRI la tiene bastante más difícil de lo que los más entusiastas creen.
La razón de ser del PRI siempre han sido sus estructuras corporativas con las cuales movilizan a gente para ganar elecciones. El PRI se ha caracterizado no solo por tejer una red clientelar con sus bases, sino que también es el campeón en operarlas, cosa que ningún otro partido en México sabe hacer. Esto incluye también a sindicatos y demás organizaciones que históricamente han estado adheridas al partido.
Esta capacidad operativa explica mucho por qué resurgió después de las derrotas del 2000 y 2006 que dejaron al partido dividido. Al fin y al cabo, su «maquinita» estaba ahí lista para usarse. Pero también explica por qué se antoja difícil que vuelva a resurgir.
Pero de aquí se desprenden muchos problemas: así como las estructuras explican por qué el PRI resurgió, estas mismas explican por qué se antoja complicado que el PRI resurja de nuevo.
Resulta que las estructuras del PRI han estado envejeciendo. El PRI es el único partido que muestra una correlación directa entre mayor edad y mayor número de simpatizantes. Es principalmente la gente grande, y no tanto la gente joven, la que compone estas estructuras. Ello ya se notó en el 2012, donde para regresar al poder necesitaron echar mano no solo de ellas, sino de un candidato muy vendible y atractivo como lo era Enrique Peña Nieto.
Como esas estructuras ya no le van a alcanzar al PRI (lo cual quedó patente en las elecciones intermedias del 2015 y, sobre todo, en 2018), entonces tendrían que aspirar a crear estructuras corporativas dentro de los más jóvenes. Pero ello es mucho más difícil, ya que los jóvenes no necesariamente operan bajo el mismo paradigma bajo el cual operaban los más grandes. En tiempos anteriores (y lo cual se puede palpar en todas las democracias occidentales) la gente adquiría simpatía por un partido o movimiento y siempre, ocurriera lo que ocurriera, votaba por él. Los obreros votaban por los partidos socialistas o socialdemócratas, y le gente más pudiente por los partidos de derecha. Este efecto en México tenía un toque corporativista que no existía en Estados Unidos o Europa, pero el patrón de una u otra forma se repetía. Ahora la gente es mucho más pragmática y puede, sin problema alguno, votar por distintos partidos o llevar a cabo un voto diferenciado, lo cual es un gran problema para crear estructuras, ya que los jóvenes no se van a comprometer como lo hacían sus padres o sus abuelos.
Pero los problemas con las estructuras no terminan aquí. A diferencia del 2000, el acceso que tiene el PRI al presupuesto es muy limitado. La misma sabiduría priísta impresa en la frase «vivir fuera del presupuesto es vivir en el error» habla sobre el problema que esto implica.
A diferencia del 2000, donde el PAN hizo poco por crear sus bases clientelares y corporativas, el PRI observa frustrado como MORENA sí intentará, de alguna manera, crear redes clientelares a través de programas sociales e intentará (o más bien ya lo está haciendo) arrebatarle algunas de sus estructuras. Ellos tienen el presupuesto y, por lo tanto, tienen mucho más ofrecer el PRI que, de entre sus gobernadores, solo uno está al frente de un estado importante (Alfredo del Mazo en el Estado de México), y es posible que en 2021 el PRI pierda más gobernadores. Y si bien es muy difícil que MORENA logre crear un sistema de estructuras como las del PRI por lo anteriormente señalado y por su falta de expertise y organización, sí le basta como poner en jaque al PRI quien verá cómo parte de su clientela prefiere adoptar a MORENA porque tienen más que ofrecerles.
Y si ya no hay estructuras suficientes para ganar, entonces el PRI podría aspirar a hacer lo que hace cualquier partido: convencer a la gente de que vote por ellos, pero aquí la cosa se pone mucho más complicada.
Primero, porque la imagen del PRI está demasiado desgastada. Todos los casos de corrupción desde los cercanos al gobierno de Peña hasta los de los Duarte, los Borge y demás «pandilla» son muy recientes y no parece que vayan a olvidarse muy pronto. Lo peor es que estos casos no son excepcionales, sino que refuerzan el concepto que muchas personas ya tenían del PRI desde mucho antes.
Segundo, porque la Cuarta Transformación se ha robado casi todo el simbolismo que le daba esencia al PRI: el nacionalismo, la justicia social. La 4T ha creado una narrativa lo suficientemente sólida como para que el PRI pueda aspirar a construir una que le compita. Más bien es el PRI mismo el que ha fortalecido el discurso de López Obrador.
Tercero: Porque ideológicamente el PRI y MORENA son más bien similares e incluso la forma de aglutinar integrantes de todas las ideologías es asombrosamente parecida. Si la gente quiere echar a MORENA del poder, preferirán votar por algo que contraste con MORENA y no por una opción que les parezca más similar y se traslape en el compás ideológico.
Cuarto: Porque, en dado caso de que, como dicen los más pesimistas, el gobierno de AMLO derivara en una crisis económica o en un caos, la gente difícilmente verá como mejor alternativa a un partido como el PRI que también ha estado marcado históricamente por crisis económicas (Echeverría, López Portillo y Salinas se siguen viendo recientes) que a otro partido, como el PAN o alguna otra iniciativa liberal, que les evoque mayor orden y disciplina fiscal.
Quinto: Porque, dicho todo esto, el PRI está imposibilitado para crear una narrativa consistente y creíble, que sería indispensable para poder atraer voto útil a su favor.
Sexto: Porque la todavía incipiente oposición que está comenzando a crecer tiene poco que ver con el ethos del PRI. La oposición más patente es de derecha o es liberal, que muy poco se identifica con el corporativismo tricolor. Con el tiempo, esta oposición buscará alguna organización o partido para representarse políticamente y, evidentemente, ese no será el PRI.
El PRI se ha encontrado con una nueva realidad que no le favorece en nada, una en la cual tal vez ni siquiera tenga reservado un espacio. Las acusaciones de fraude en las elecciones internas, y detalles como el hecho de que la compañera de fórmula de Alito. Carolina Viggiano, es esposa de Rubén Moreira, solo le muestran a la gente que el PRI es el mismo de siempre.
Un resurgimiento del PRI se antoja excesivamente difícil, tiene todas las fichas en su contra.