Desmitifiquemos a Julian Assange de forma breve

Abr 12, 2019

Julian Assange se convirtió en un "héroe de Internet" a principios de la década. Poco a poco nos dimos cuenta que estaba lejos de serlo y de que su activismo tenía beneficiarios muy particulares.

Desmitifiquemos a Julian Assange de forma breve

El australiano Julian Assange se volvió famoso allá por inicio de la década por develar mucho secretos de la política occidental. Por medio de Wikileaks, nos enteramos de los trapitos al sol de muchos gobiernos y aprendimos que, ni en los países más desarrollados, eran de lo más confiables.

Hoy algunos siguen reconociendo su «acto heroico» (bueno, así insisten en llamarlo). Aunque muchos caímos en la trampa, después nos dimos cuenta que el activismo de Assange tenía su «jiribilla». Y es que si eran los gobiernos occidentales los que estaban siendo exhibidos, alguien tendría que beneficiarse, y naturalmente tendrían que ser los gobiernos que prácticamente no se vieron afectados por ello. Por ejemplo: Rusia, China.

Y por eso no es casualidad que los rusos hayan reaccionado de forma adversa ante la detención de Julian Assange afirmando que su detención atenta contra la dignidad humana.

No solo eso, el «activismo» de Julian Assange benefició claramente la campaña de Donald Trump. Además de hacer pronunciamientos en contra de Hillary Clinton, publicó mediante su plataforma de Wikileaks un archivo de correos privados suyos para perjudicarla. El activismo de Julian Assange evidentemente tenía beneficiarios.

Algunos argumentarán que la detención de Assange fue arbitraria, que hay intereses políticos, que Ecuador recibió, ese mismo día de la detención, un préstamo del Fondo Monetario Internacional. Puede que algunos de dichos argumentos sean válidos, pero esos merecen un trato aparte y su existencia no le regresan a Assange una «heroicidad» que nunca tuvo o que nunca mereció.

Julian Assange nunca fue un héroe. Alguna vez lo llegamos a pensar ingenuamente. Y si bien no hay razones para defender a los políticos que fueron exhibidos por medio de esta plataforma, lo cierto es que a estas alturas, además de poder concluir que regímenes como el de Rusia obtuvo un beneficio de ello, también se puede concluir que algo le deberán los movimientos populistas que han surgido en Europa producto de la crisis de representatividad a la que ayudó a generar Julian Assange, aunque sea un poco, al exponer información confidencial de los gobiernos occidentales.

La «opinocracia» de Internet, sobre todo en una época donde se hablaba de transparencia y datos abiertos, cayó rendida ante Assange. Vieron su activismo como un acto heroico donde, se creía, se empoderaba a los ciudadanos. Ya vimos que no, tan solo fuimos demasiado idealistas.

Y tal vez no se necesite más para desmitificar a esta figura, aunque estoy seguros que muchos se resistirán al desengaño.