Sé que te lo has dicho dentro de tu mente: que tú eres una persona más íntegra que los políticos que están en el poder.
Seguramente te dirás: yo casi no he cometido actos de corrupción, tal vez una mordida al tránsito por aquí, tal vez una factura comprada por acá, nada para escandalizarse.
Pero ¿estás seguro de que eres una persona más íntegra? Yo me lo pensaría dos veces.
¿Cómo sabes si eres una persona más íntegra si no has tenido frente a ti todas esas tentaciones que se les ofrece a los políticos para corromperlos, así como aquellas inherentes al ejercicio de la política?
¿En la vida te han ofrecido un moche por una obra? ¿Un moche que tal vez sea suficiente para pagarle la universidad a tu hija?
¿Has tenido la oportunidad frente a ti de «asegurar económicamente el resto de tu vida» utilizando de forma discrecional el dinero del erario público? Lo dudo muchísimo.
Básicamente, decir que eres más íntegro que un político porque nunca has robado lo que ellos han robado es como decir que eres una persona que nunca ha sido infiel porque nunca ha tenido novia.
La mayoría de las personas no se pueden sentir completamente seguras de que ellas serían muy diferentes si estuvieran en el poder básicamente porque no han estado ahí.
Bien tienen razón los que dicen que el poder no pervierte a las personas sino que las «amplifica» ya que el poder les da permiso de ser realmente como son ya que, a diferencia de nosotros los de a pie», ellos tienen menos restricciones para hacer lo que quieran. Y dicho esto, puedo esperar que aquel ciudadano común que da una «mordida necesaria» para agilizar el trámite o para que el tránsito no lo multe y le «ayude a ayudarle» sea aquel político que se pasa la ley por encima, roba o se enriquece.
Tal vez tengas razón al decir que muchos políticos son corruptos (mi intención no es de ninguna manera relativizar sus acciones), pero posiblemente no la tengas cuando sugieras que ellos son, en esencia, mucho más corruptos de espíritu que los ciudadanos de a pie.
Y tal vez así entenderás que un simple cambio de partido o de figura no va necesariamente a cambiar las cosas de fondo. Tal vez así entenderás que una cambio profundo requiere no solo de la rotación del poder políticos, sino también del papel del ciudadano en el quehacer público, político y social.
Al menos es una buena noticia, porque si lo piensas bien, tu capacidad de incidir es un poco mayor a la que te habías imaginado.